Deducciones fiscales: qué son y cómo afectan a la declaración de la renta

A partir del próximo 1 de abril comienza la Campaña de la Renta 2019 y todos los contribuyentes con residencia habitual en España deberán presentar su declaración. A la hora de realizar este trámite es importante saber cómo funciona el Impuesto para la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que es un impuesto que grava los ingresos de una persona concreta de acuerdo a su naturaleza y sus circunstancias personales y familiares. 

En este tributo, personal y directo, no solo se incluyen los ingresos anuales, sino que también se tienen en cuenta deducciones que reducen la cuota íntegra que supone el resultado de aplicar el impuesto a la base liquidable. Es decir, las deducciones fiscales permiten a los contribuyentes reducir el importe total que deberán abonar, en este caso, por el IRPF. 

Las deducciones que se pueden considerar al realizar la declaración son muy variadas, de manera que adecuan la gravación final del tributo a la situación personal de cada contribuyente. Por ejemplo, se incluyen las deducciones por inversión en vivienda habitual (siempre que se haya comprado antes de 2013), por alquiler de la vivienda habitual o por donativos, entre otras. 

Mira también

¿Cuándo hay que hacer la Declaración de la Renta? Las fechas clave sobre el IRPF

Ahora bien, ¿cómo afectan las deducciones a la declaración de la renta? Como hemos indicado reducirán el importe que finalmente abonará cada contribuyente, pero la minoración se produce sobre la cuota íntegra, no sobre la base liquidable. Al hacer la declaración de la renta el contribuyente presenta todos sus ingresos sujetos a gravamen, lo que se denomina la base imponible, y sobre la que se aplican las reducciones correspondientes para obtener la base liquidable.

A ese importe se le reducen los mínimos correspondientes en cada caso, mínimo del contribuyente, por ascendientes o por descendientes, entre otros, y al resultado final se le aplica el gravamen. Entonces se obtiene la cuota íntegra. Ahí es cuando se aplican las deducciones, generales o autonómicas y siempre sobre la cuota íntegra, tras lo que dará como resultado la cuota líquida. 

Para ver en la práctica estas diferencias, a continuación analizamos un ejemplo básico. Suponemos un contribuyente con unos ingresos anuales de 30.000 euros, base imponible. A ese importe se le aplican las reducciones correspondientes según cada situación y se obtiene la base liquidable. A continuación se aplica los mínimos y el gravamen. Y después las deducciones que correspondan al contribuyente. 

Al realizar paso por paso la declaración hay que tener en cuenta qué importes son deducciones y cuáles exenciones fiscales. La diferencia radica en qué importe mironan. En el caso de las exenciones se reducen de la base imponible, mientras que las deducciones, como hemos visto, se minoran de la cuota íntegra. Igualmente, ambos conceptos se diferencian de las exenciones fiscales que hacen referencia a conceptos que no tributan ante el impuesto. Es decir, en ningún caso se debe declarar ese importe.