El reto de la España vaciada

Del “voy a estudiar a la gran ciudad" a la despoblación rural hay tan solo un paso

España no solo sufre la fuga de talento por la competitividad del mercado europeo, también se está dando este problema en los entornos rurales, donde los jóvenes huyen pensando que no tienen salidas laborales

Del “voy a estudiar a la gran ciudad” de los jóvenes a la despoblación rural
Del “voy a estudiar a la gran ciudad” de los jóvenes a la despoblación rural
JUNTA DE ANDALUCÍA

Hay patrones de la España actual que no han cambiado aunque pasen los años. Si en el siglo XIX, cuando comenzó la industrialización del país, se dio el primer éxodo rural hacia las ciudades, la dinámica demográfica actual sigue registrando esta misma tendencia. El problema que se planteó hace ya años, ahora se acentúa por la fuga de talento en aquellas zonas cada vez más al borde de convertirse en “vaciadas”.

Entre 1975 y 2021 la población española aumentó un 38% (de 34 a 47 millones de habitantes), pero 17 provincias perdieron población. De acuerdo con los datos del INE, el 80% de la población española se concentra en núcleos urbanos de más de 10.000 habitantes. Un 40,1% reside en sólo 63 ciudades, mientras que hay 3.400 municipios en riesgo extremo de despoblación, una disparidad severa según informa Bayer, multinacional dedicada a productos del bienestar.

Muy pocos de los jóvenes que abandonan sus pueblos para estudiar en las universidades vuelven a casa. El no retorno de los jóvenes, que creen que no existen oportunidades laborales, ha dejado una profunda falta de personal cualificado en las empresas que operan en estas zonas según la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La demanda del mercado laboral de las zonas rurales ha crecido exponencialmente contrastando con las provincias que concentran la actividad económica. Este fenómeno migratorio no solo se está produciendo de zonas rurales a urbanas, sino que también se está dando entre urbes. El 90% del total de las pérdidas de población de las ciudades españolas es causa del cambio de residencia de personas entre 18 y 39 años a ciudades de mayor tamaño. El patrón de migraciones de la población más joven hacia áreas urbanas se explica por tres razones: la búsqueda de una mejor oportunidad laboral, mayor oferta de ocio y más comodidades.

Vivir en la ciudad: ¿una mejora para el bienestar?

Desde la perspectiva de la producción, las ciudades tienen una importante ventaja sobre el entorno rural . Según el informe anual de 2020 realizado por el Banco de España, las ciudades cuentan con un mercado de mayor tamaño que facilita el acceso a una variedad más amplia de proveedores y trabajadores, además, la existencia del transporte público impulsa la eficiencia en términos medioambientales y  económicos. Asimismo, cuanto mayor el tamaño del mercado, mayor es la satisfacción entre empleadores y empleados, o entre proveedores y clientes, según explica el estudio. En último lugar, el amplio mercado de las ciudades promueve el desarrollo y la adopción de nuevas tecnologías que aumentan la proyección internacional de las empresas.

Entre Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante, Málaga y Sevilla se concentran más de la mitad de las 3,3 millones de empresas que operan en España. Sin embargo, la tasa de ocupados de estas provincias muestra la descompensación entre la oferta y demanda de trabajadores cualificados. En los centros urbanos la tasa de paro juvenil asciende al 31,5%, 17,5 puntos porcentuales por encima de la que se observa en entornos rurales.

Seguridad Social informó a través de la Muestra Continua de Vidas Laborales que del total de los trabajadores que comenzaron a trabajar en una gran ciudad entre 2005 y 2018, el 51% se encontraba en situación de desempleo en su lugar de origen, el 10% tenía un contrato laboral en vigor pero pertenecía a un grupo de cotización más bajo, y el 16% cotizaba en la misma categoría profesional, pero con un salario menor. De este modo, tres de cada cuatro migraciones a ciudades de mayor tamaño lograron una mejora en las condiciones laborales.

En cambio, en cuanto se ahonda en las cifras, se constata que aunque el salario de un trabajador cualificado en Madrid sería un 33,2% mayor que el de un trabajador cualificado equivalente en Cáceres, los beneficios no se reflejan en una mejora de condiciones de vida. Sirva como ejemplo el precio de alquiler medio que, según el índice de alquiler de vivienda del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, en Madrid era de 13,2 €/m2 en 2018 frente a 5,0 €/m2 en Cáceres. Es decir, aunque la movilidad a una gran ciudad supone una mejora salarial, en la ciudad todo es más caro. 

El fenómeno del teletrabajo

Este resultado es especialmente interesante en un contexto post pandemia, que ha acelerado de forma súbita la implantación del teletrabajo. En concreto, el teletrabajo podría reducir los costes de desplazamiento entre las ciudades y las zonas rurales, en la medida en que no sea necesaria la presencia del trabajador en su puesto habitual de forma continuada. De esta forma, los municipios rurales podrían atraer a una parte de los trabajadores de las ciudades e iniciar así un proceso de crecimiento rural endógeno a medida que los nuevos habitantes demanden la provisión de determinados servicios.

Así, si se quiere revertir la despoblación de los pueblos españoles y recuperar la fuente de talento que los jóvenes se han llevado consigo a la ciudad hace falta una importante inversión en la digitalización y la transición energética. La inversión para dotar de cobertura de redes de banda ancha de nueva generación a municipios rurales podría aumentar su competitividad y atraer de nuevo a los habitantes que se vieron obligados a abandonar estos entornos. Además las zonas rurales podrían beneficiarse no solo del acceso de sus ciudadanos a servicios digitales y al teletrabajo, sino también del comercio electrónico como canal de venta.

También son de gran relevancia los proyectos relacionados con el desarrollo de energías alternativas, que representan una oportunidad para el mundo rural y para las ciudades más pequeñas. Estas iniciativas podrían florecer en localizaciones con baja densidad poblacional y ofrecer un nuevo futuro laboral para sus habitantes. Según información del Ministerio de Transición Ambiental y Retos Demográficos, el 77% del total de la electricidad nacional proveniente de energía renovable corresponde a fábricas ubicadas en áreas urbano-rurales.

Iniciativas para atraer talento

Hace años que los más de 2.800 Grupos de Acción local repartidos por toda Europa intentan cambiar la perspectiva de los jóvenes e incentivan su vuelta a casa, donde las empresas con vacantes les esperan con los brazos abiertos. Además el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del 2018 estableció un programa de inversiones y reformas para el trienio 2021-2023 para luchar contra la despoblación que cuenta con un presupuesto de 70.000 millones de euros, la mitad del volumen total de recursos que le corresponden a España del Fondo de reconstrucción económica, Next Generation EU.

Otra iniciativa es la del proyecto Odisseu, que ha propiciado el encuentro entre jóvenes y empresas rurales a través de prácticas remuneradas. En Cataluña se han beneficiado 391 empresas rurales y más de 400 estudiantes de grado y máster, entre 2016 y 2022. Además se han generado 50 contratos de trabajo estables.

"Aislados no se puede"

También colabora la asociación “Rumbo rural”, cuyo campo de actuación se centra en la Mancomunidad de Municipios Alto Tajo en la provincia de Guadalajara. Aunque el objetivo principal de la asociación es el desarrollo de la zona a través de la unificación de los pueblos ya que según ha comentado a este medio Kike Collada presidente de la asociación, “aislados no se puede” actuar. Según Collada, el reclamo de los jóvenes talentos que tengan un vínculo con esta zona, ya sea por historial familiar o porque en algún momento residieron allí también forma parte de la agenda. El trabajo de Rumbo Rural pasa por proyectos culturales, hasta proyectos más técnicos que buscan atraer los fondos de la UE para el desarrollo de este entorno rural. 

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