El resurgir industrial de Europa

La dependencia de las fábricas chinas amenaza los planes renovables de la UE

​Europa busca la autonomía energética, pero para conseguirla necesita que sigan llegando los paneles solares que sólo fabrica China. El año pasado destinó casi 10.000 millones a su importación. 

Paneles solares en una fábrica de Estrella Damm. DAMM (Foto de ARCHIVO) 07/4/2022
La dependencia de las fábricas chinas amenaza los planes renovables de la UE
DAMM

Europa avanza hacia su independencia energética tras romper sus relaciones comerciales de petróleo y gas con Rusia, su hasta ahora socio preferente, y ver las orejas al lobo, al tener que afrontar su primer invierno sin importar hidrocarburos desde Moscú. Pero si algo han dejado claro estos meses de medidas improvisadas y discusiones es que este camino será de todo menos sencillo. El plan REpowerEU con el que Bruselas pretende alcanzar la autonomía y electrificar las economías europeas basa casi toda su fuerza en el desarrollo de las renovables, algo que a día de hoy no puede hacer por sus propios medios, poniendo en duda este giro proteccionista.

Los últimos datos de la balanza comercial de estas tecnologías verdes ponen en duda la capacidad del viejo continente de alcanzar por sí solo esta autonomía estratégica, para la cual deberá contar con terceros países que a día de hoy. En el año 2021, la UE importó productos de energías 'verdes' por valor de 13.800 millones de euros, el doble que sus exportaciones, que se quedaron en 5.700 millones. 

De todos los productos importados hay uno que destaca sobre el resto: los paneles solares. En total, el sector fotovoltaico europeo invirtió 9.800 millones de euros en traer paneles desde otras economías, principalmente la china, de donde proceden el 89% del total. Esta cifra es la mayor desde 2012, y muestra cómo las necesidades de producción han acelerado la transición ecológica. Es previsible que siga creciendo en 2022, debido a la ola de proyectos y nuevas instalaciones que vive Europa fruto de su nuevo paradigma energético, y se alargará durante los próximos años. 

Mientras esto sucede, el gigante asiático hace gala de su liderazgo en capacidad instalada con paneles fotovoltaicos aprovechando que es el mayor productor de módulos fotovoltaicos de silicio cristalino. El resto de la tarta se la reparten otros países asiáticos como Taiwán, Malasia, Japón o Estados Unidos. 

Es precisamente la potencia norteamericana el principal destino de los paneles solares que se fabrican en Europa con un 23% de las exportaciones, aunque en términos globales, todo lo fabricado en suelo europeo no llega al 10% de lo importado para instalar sus plantas. Singapur (19%), Reino Unido (9%) y Suiza (9%) también son otros de los socios comerciales.  

La falta de industria europea es una de las críticas habituales del sector fotovoltaico. José Donoso, director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) resume en que "nadie o casi nadie fabrica en Europa", y las pocas que lo hacen, como la alemana SolarPower, son producciones pequeñas en comparación con lo que mueve China

Este proceso de desindustrialización se ha dado durante la última década, donde los fabricantes asiáticos inundaron el mercado a base de ofrecer precios por debajo del coste de producción, algo que obligó a Bruselas a establecer aranceles temporales a estos productos, dando lugar a un conato de guerra comercial con el gigante asiático que no fue a más. No fueron suficientes para garantizar la supervivencia de los pocos fabricantes europeos que todavía quedaban. 

El giro renovable con el que las instituciones europeas pretenden electrificar su economía ha sido aplaudido por el Consejo Europeo de Fabricación Solar (ESMC), que aboga por que el continente cuente con un ecosistema competitivo. Para conseguirlo, ha reclamado mejorar el objetivo de fabricación de la cadena de valor fotovoltaica, fijado en 30 gigavatios (GW) para 2025, y elevarlo hasta los 80 GW en 2030. Esto se alcanzaría con un plan de financiación especial de 20.000 millones de euros que acelere y reduzca el riesgo de las inversiones, además de agilizar el despliegue de los paneles y las plantas industriales o desarrollar acuerdos locales de compra efectiva.

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