En medio del desierto de Arabia, Aramco aumenta sin cesar su producción

En medio de las dunas del inmenso desierto de Arabia, el gigante saudí Aramco aumenta incansable la producción de su campo petrolífero y de gas de Shaybah, pese a las duras condiciones de vida de este inhóspito ambiente.

"No hay mucha gente que viva aquí", advierte en un inglés con acento americano el comandante del avión de Aramco, poco antes de aterrizar en una zona de Rub al Jali (Cuarto Vacío, en español).

Aunque visto desde el aire, Rub al Jali ofrezca una imagen similar a la del planeta Marte, se trata del centro donde se desarrolla la estrategia del reino saudí para diversificar su economía y hacerla menos dependiente del petróleo.

"Por supuesto, la ubicación de Shaybah supone un desafío", pero eso no ha impedido que este lugar desértico se desarrolle desde su lanzamiento hace dos décadas "en medio de ninguna parte", resume Fayçal Shihabuddin, ingeniero saudí de 28 años, y uno de los 1.500 empleados que trabajan en Shaybah.

Pese al hundimiento de los precios del crudo, la producción petrolífera en este sitio sigue aumentando, al igual que en el resto de emplazamientos de Aramco, pieza clave del ambicioso programa de diversificación de la economía saudí llamado "Visión 2030".

El gobierno pretende vender al sector privado hasta el 5% de Aramco llevando la compañía a Bolsa y transformándola en un "conglomerado industrial mundial".

En los confines de la frontera con los Emiratos Árabes Unidos y a cientos de kilómetros de la sede de Aramco, en Dhahran (este), Shaybah trata de adaptarse a la transformación.

Al final de su jornada laboral, los obreros, dotados de cascos y mono de trabajo, dejan la fábrica de licuefacción de gas natural, un sitio formado por tuberías, pilas de materiales y tanques. Abierta el año pasado, la fábrica produce propano y butano, alimentando las unidades de petroquímica, uno de los sectores que Aramco trata de desarrollar para superar la simple explotación del crudo.

La firma ambiciona triplicar para 2020 su capacidad de tratamiento de gas en comparación con su nivel de principios de siglo.

"Nuestro programa gasista se desarrolla de una manera significativa", aseguró el presidente de Aramco, Amin al Nasser, a la prensa desde Dhahran.

Según la firma, el gas reduce la parte del petróleo en la producción de electricidad al reino y sirve al desarrollo de otras industrias para la diversificación de la economía.

En las dunas de Shaybah,se extrae igualmente de un campo de 600 km2.

"En dos semanas, alcanzaremos el millón" de barriles por día, frente a los 750.000 barriles actuales, prevé Anwar al Hejazi, responsable de la producción.

Shaybah es uno de los múltiples sitios de extracción del reino saudí, que produce más de 10 millones de barriles diarios. Su subsuelo contiene las segundas reservas mundiales de crudo (261.100 millones de barriles) y reservas de 294 billones de pies cúbicos de gas natural.

La perforación de centenares de pozos en Shaybah es controlado a distancia por operadores que reciben datos por satélite a partir de sondas tentaculares que exploran rocas subterráneas.

En un centro que equivale a la mitad de largo de un estadio de fútbol, todos los datos sobre los hidrocarburos del reino son controlados a través de pantallas gigantes.

El trabajo es tan sensible y vital que las cámaras están prohibidas, explica Abdalá al Mansur, director del centro de planificación de carga de petróleo.

El centro forma parte de una serie de modernos edificios construidos alrededor de una plaza peatonal que incluye un centro de investigaciones y otro de formación de ingenieros.

Para los trabajadores basados en Shaybah, como Abdalá al Aiderus, Dhahran, dotado con parques e incluso un cine, ofrece un refugio semanal.

Vivir en Shaybah "recuerda bastante a la vida de estudiantes" solteros, subraya Abdalá, joven consejero de 31 años y uno de los 66.000 saudíes empleados por la compañía.

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