Nuevo choque en la coalición

Díaz marca distancias con Sánchez en plena disputa por el aumento del SMI

La vicepresidenta se desmarca de las reuniones del presidente del Gobierno con fondos de inversión en EEUU e insiste en la necesidad de subir el salario mínimo, mientras los sindicatos redoblan la presión.

PEDRO SÁNCHEZ YOLANDA DÍAZ NADIA CALVIÑO
Díaz marca distancias con Sánchez en plena disputa por el aumento del SMI
Agencia EFE

Yolanda Díaz marca distancias con Pedro Sánchez. Este jueves, mientras el presidente del Gobierno continuaba su gira por Estados Unidos para captar inversiones, la vicepresidenta segunda hacía algunos apuntes en público sobre la primera parada del 'tour' de Sánchez con fondos como Blackstone o Blackrock y no precisamente para manifestar su respaldo a estas reuniones. Al contrario, la ministra de Trabajo aseguraba que los gobernantes, especialmente los progresistas, están para mejorar la vida de la gente y no la rentabilidad de los fondos de inversión. Un claro mensaje de la líder de Unidas Podemos en la coalición al que subyace la batalla abierta por la subida del salario mínimo interprofesional (SMI), uno de los grandes choques recientes entre los socios del PSOE y UP.

El discurso de Díaz no es casual. En Unidas Podemos no han gustado los encuentros de Sánchez con los fondos (entre ellos, Blackrock, la mayor gestora de inversiones del mundo con participación en buena parte del Ibex, y Blackstone, uno de los grandes propietarios de vivienda en España) principalmente por dos motivos. El primero es que a la facción morada del Gobierno no le agrada que los inversores le hayan advertido al presidente de que la reforma laboral no debe caminar por la senda que ha definido el Ministerio de Trabajo y de que no es el momento para una reforma fiscal; y el segundo es que, aun entendiendo que Sánchez tiene que hacer su papel y reunirse con inversores, temen que estos negocios puedan restarle valentía a la hora de acometer la reforma laboral y la intervención de los alquileres en la Ley de Vivienda que se está negociando en el seno del Ejecutivo.

Con este telón de fondo dentro de su partido, la vicepresidenta Díaz se ha posicionado en público de manera cristalina: "Los fondos de inversión tienen el objetivo de ganar dinero, pero los gobernantes tenemos que defender a nuestro pueblo (...) Tenemos un objetivo central, y más en un Gobierno progresista, que es distribuir la renta", afirmaba este jueves. A preguntas de los periodistas sobre las reuniones de Sánchez con inversores, la vicepresidenta aseguraba que "lo único interesante" de esos encuentros sería conversar con ellos sobre los impuestos que deben pagar los fondos, porque "necesitamos recursos de los que más tienen para tener servicios públicos de calidad". Y sentenciaba avisando de que Unidas Podemos está en el Gobierno para mejorar la vida de la gente y evitar la pérdida de derechos de los trabajadores, no para mejorar la rentabilidad de los fondos.

A las declaraciones de Díaz subyace otro choque dentro del Gobierno respecto al que la vicepresidenta también se posicionó este jueves con claridad: "La igualdad se sustancia en la subida del SMI, porque esa subida ha sido un hito fundamental para combatir la desigualdad entre las personas trabajadoras. La subida del SMI impacta en la eliminación de la pobreza laboral y de las brechas que nos afectan hoy día a las mujeres". Con estas palabras, la ministra de Trabajo dejaba claro una vez más que no ha desistido en su batalla por lograr arrancar este mismo año un incremento del salario mínimo que permita ir avanzando hacia el objetivo de situar esta referencia en el 60% del salario medio al final de la legislatura.

El SMI empezó el año congelado por la negativa de la CEOE a apoyar una subida que eleve la vulnerabilidad del tejido empresarial en plena crisis, una postura compartida por la vicepresidenta económica Nadia Calviño, que ha reiterado en no pocas ocasiones que el salario mínimo no se subirá hasta que el mercado laboral afiance su recuperación. Rebasado ya el ecuador del ejercicio, Díaz se resignó a batallar por un incremento que pudiera entrar en vigor en el mes de agosto, para compensar al colectivo de millón y medio de trabajadores en la recta final del año por la escalada de los precios. Pero el calendario apremia y a estas alturas todavía no se ha reabierto el proceso de consultas con los agentes sociales. El asunto se sigue negociando en el seno del Gobierno y las posturas permanecen alejadas en este punto.

Presión sindical

Entre tanto, los sindicatos redoblan la presión. Este mismo jueves CCOO y UGT pedían al presidente del Gobierno una reunión "con la más brevedad y rapidez posible" a fin de poder concretar un calendario de subidas del SMI hasta 2023. Las centrales sindicales quieren que ese encuentro se produzca antes de las vacaciones, es decir, en los próximos días, de manera casi inmediata. Para CCOO y UGT es un tema "capital" que el Ejecutivo cumpla su compromiso de alcanzar el 60% del salario medio y para ello quieren que se empiece a subir ya este año porque, a su juicio, "las circunstancias económicas hacen aún más necesaria la subida", más en un contexto de mejora de las previsiones macro por parte de los principales organismos.

Los sindicatos han amenazado incluso con endurecer su postura en los asuntos abiertos en las distintas mesas de diálogo social, en asuntos tan delicados como la reforma laboral o la de las pensiones, si no se sube el salario mínimo ya en 2021. La semana pasada volvieron a movilizarse en una veintena de ciudades de todo el país para exigir a Pedro Sánchez que ponga fin a las discrepancias internas en el seno del Ejecutivo y abra un proceso de negociación con los agentes sociales. Fuentes gubernamentales consultadas por La Información se limitan a indicar que "se sigue negociando", aunque no descartan que se pueda comunicar una decisión en lo que queda de mes. Cabría la posibilidad de que la subida del SMI entrara en vigor ya en agosto o en el mes de septiembre, tras el parón vacacional.

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