"Hace dos meses inauguramos la planta de hidrógeno verde de Lloseta (en las Islas Baleares). Este proyecto permitió reconvertir una antigua cementera abandonada en un auténtico nodo industrial para la generación de energía verde. Nuestro plan es seguir con este ejemplo". Estas palabras fueron pronunciadas por el presidente Sánchez en un acto en el que no quiso desaprovechar la oportunidad de hacer énfasis en la importancia del hidrógeno verde para España. Aunque los fondos europeos tienen como objetivo la transformación de las economías de los países de la Unión, estos llevan implícito un componente 'verde' en dicho desarrollo, lo que ha empujado a los diversos miembros a competir de forma acelerada por proyectos con los que seducir a Europa y poder erigirse como potencias de energía renovable.
Desde el Ejecutivo son conscientes de la importancia de liderar la transición ecológica en Europa. No quieren perder la ventaja que tienen sobre otros país miembros de la Unión en materia de energías renovables. Así, esta semana, la ministra de Transición Ecológica quiso adelantarse al resto de socios europeos y envió a Bruselas una carta para pedirle a la Comisión Europea que priorizara el hidrógeno verde desde España, porque, según sostiene, en nuestro país se puede producir de forma competitiva. "España cuenta con un ambicioso plan para que el hidrógeno verde sea clave para alcanzar la neutralidad climática y un sistema eléctrico 100% renovable no más tarde de 2050 y ser líder en esta tecnología en Europa".
No obstante, al acecho tienen a otro competidor, que parece que ha tomado la delantera por impulsar este gas limpio: la Italia de Mario Draghi. El expresidente del Banco Central, que desde que aterrizó en el Palacio Chigi ha trasladado una estabilidad inusual a la caótica política italiana, tiene entre sus objetivos impulsar desde su país este hidrocarburo. Hace poco más de un mes, en su visita a Argelia, aseguró que "Italia está dispuesta a desarrollar energías renovables e hidrógeno verde. Queremos acelerar la transición energética y crear oportunidades de desarrollo y empleo". Una declaración de intenciones del presidente italiano para lanzar a su país como candidato a liderar esta energía verde en la UE.
Italia tiene en esta pugna dos bazas a su favor frente a España. En primer lugar, su presidente Draghi sigue siendo una figura muy respetada en los despachos de Bruselas por su papel trascendental en la crisis de 2008. Por otro lado, el país vecino se ha convertido en el socio prioritario de Argelia, que es hoy una de las grandes garantías que tiene Europa para recibir gas, después de quedarse huérfano de un aliado fiable en el suministro de este hidrocarburo por el actual conflicto que mantiene con Rusia.
Esta misma semana, y un día antes de que la ministra Ribera mandara su misiva, el embajador argelino en Roma concedió una entrevista a un medio italiano para afirmar que su país se iba a convertir en un 'hub' de hidrógeno verde; y apuntó a Italia como el principal beneficiado. De esta forma, el país del norte de África, que no olvida el giro diplomático hacia Marruecos que ha perpetrado el presidente Sánchez, busca jugar su rol en la política energética europea y manda un mensaje de presión a la UE en favor de Italia.
Pero estas dos ventajas que tiene el país transalpino, no suponen ninguna batalla perdida para el Ejecutivo. España ha demostrado que tiene influencia en Europa tras conseguir -junto con Portugal- una medida histórica en la UE: la creación de una isla energética, que permite solo a estos dos países topar el precio del gas a 40 euros durante los próximos doce meses para aliviar el recibo de la luz. Una medida que también pidió la patronal italiana Confindustria, pero que Draghi no pudo materializar. Además, nuestro país cuenta con el Midcat, un gasoducto que bombearía gas argelino desde Cataluña al resto de Europa, y que Bruselas quiere reactivar.
Pese a la apuesta decida por el hidrógeno verde de España e Italia, entre los expertos existen discrepancias sobre su futura utilidad. Así, Jorge Sanz, una de las voces más autorizadas en el sector, asegura a este periódico que este hidrocarburo tendrá un recorrido limitado. "Para producirlo necesitas electricidad renovable y su producción, almacenamiento y transporte conlleva muchas pérdidas de energía porque hay que utilizar temperaturas muy bajas. El hidrógeno será una solución de nicho para consumos no electrificables, como las industrias de alta temperatura". Una opinión que contrasta con la de César Álvarez, director de la división de hidrógeno de EnerHi, que considera que su apuesta convertirá a España en "una potencia netamente exportadora de energía".
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