El desalojo amenaza al hotel Bauen, símbolo de la autogestión argentina

Nerea González

Buenos Aires, 18 abr.- El hotel Bauen, en pleno corazón de Buenos Aires, dejó de ser "sólo un hotel" hace algo más de una década para convertirse en símbolo de las empresas argentinas recuperadas por sus trabajadores, pero su futuro pende hoy de un hilo por una orden de desalojo que vence en menos de dos semanas.

Construido para la celebración del Mundial de Fútbol de 1978 -bajo la titularidad del magnate Marcelo Iurcovich y gracias a los fondos cedidos por la dictadura militar (1976-1983)-, el Hotel Bauen fue una de las 2.000 empresas que se declararon en quiebra durante la crisis económica de 2001.

Sin embargo, su historia no terminó ahí: en 2003 se convirtió en buque insignia de las empresas que renacieron de sus cenizas por iniciativa de sus trabajadores, que optaron por la autogestión a través de la formación de cooperativas en lugar de irse a la calle.

"El Bauen y las 400 empresas recuperadas que hay en todo el país, que son 25.000 puestos de trabajo directo, hablan de un grueso de la economía que trabaja duro, que trabaja con sacrificio", explicó a Efe Marcelo Ruarte, primer presidente de la cooperativa del Hotel Bauen y actual responsable de prensa.

Desde hace un mes, el modo de vida de estos trabajadores vuelve a estar en peligro debido a la reactivación de una orden judicial de desalojo para devolver las instalaciones a Mercoteles, la empresa que figura como dueña, que había permanecido en suspenso desde 2007 y cuyo plazo expirará en menos de dos semanas.

Según Ruarte, este hotel, más allá de ser una fuente de trabajo, simboliza "una alternativa de cómo gestionar una empresa, con una filosofía distinta" a lo puramente mercantil.

"La justicia no evoluciona tan rápido como los procesos que crea el trabajador", apuntó Ruarte, quien busca intervención política que legitime ante la Justicia la gestión empresarial que ha realizado la cooperativa desde el 2003, antes de que expire el plazo de desalojo a finales de este mes.

"La sociedad entiende que no somos ocupas, somos trabajadores. Pero lo debe entender la justicia, la política...", agregó.

Para Ruarte, miembro de la plantilla del hotel casi desde su inauguración, "el Bauen es patrimonio del Estado y tiene que volver al Estado".

"El Bauen tiene un trasfondo siniestro porque se hizo con plata del Estado, de la época de la dictadura, que nunca se devolvió. Hace 37 años que existe ese litigio", sostuvo Ruarte.

Los cooperativistas defienden que el Estado argentino puede y debe posicionarse en su calidad de acreedor principal, ejecutando por fin los créditos otorgados para la construcción del establecimiento en 1978.

"En la medida en que la cooperativa esté en el Bauen va a garantizar que el Estado se quede con estos patrimonios y no que la justicia devuelva a estos señores (los dueños) este hotel, porque si vuelve a las manos de ellos lo van a vender y nosotros nos habremos quedado en la calle", subrayó Ruarte.

Los trabajadores esperan que su gestión comercial y cultural a cargo del hotel durante estos años, con más de dos millones y medio de dólares invertidos y más de un centenar de puestos de trabajo creados, sirvan para recibir el aval del Estado.

"Cada espacio del Bauen no tiene la mirada del patrón que piensa que con cada centímetro cuadrado debe crear dinero", destacó Ruarte.

El exdirector de la cooperativa destacó que no quieren "salir a pelear con nadie", solo "seguir trabajando", pero reconoció que tienen un "papel difícil" porque son solo un "granito de arena" frente a la justicia y el poder económico, aunque la lucha "merece la pena".

Si no media la intervención estatal, los trabajadores, a quienes les fue reconocido el derecho de permanecer en el hotel pero no de formar una empresa, serán desalojados antes de que termine el mes.