La economía española se desplomó en el último tramo del año y acabó empeorando las previsiones del consenso de los analistas que finalmente habían convenido que el PIB caería en torno a un 1,3% en el conjunto de 2012.
El avance del PIB publicado por el INE revela que el deterioro habría sido algo peor. La economía española habría retrocedido un 1,37% en 2012, lo que sería peor que las últimas estimaciones de los analistas (-1,3%), pero mejor que la previsión realizada por el Gobierno en su cuadro macro allá por marzo del año pasado (-1,5%).
El caso es que España se vino abajo en el último trimestre del año, registrando un descenso del 0,7%, un ritmo más propio de la recesión dura de 2009 que de la caída suave pero constante que España viene experimentando desde mediados de 2011. De hecho, es el peor dato de esta segunda recesión.
¿Qué ha ocurrido para que se produzca este desplome? El INE se limita a apuntar que "se produce fundamentalmente como consecuencia de una aportación más negativa de la demanda nacional, que es compensada parcialmente por una aportación positiva de la demanda externa".
¿Qué ha podido influir para que se haya producido ese comportamiento particularmente negativo de la demanda nacional? Dos factores aparecen como las explicaciones más evidentes. La fuerte contracción del consumo de los hogares que el mismo INE puso de manifiesto ayer durante la campaña navideña, que podría haberse visto agravado por la supresión de la paga navideña de los funcionarios.
Por otra parte, la posible paralización del gasto público en la recta final del año como consecuencia de la obligación de cumplir los objetivos de déficit. El bloqueo de ese gasto puede haber acercado el objetivo del 6,3% pactado con Bruselas, pero habría tenido efectos negativos sobre la economía.
Los datos avanzados por el INE difieren en una décima de las estimaciones del Banco de España, que en su último boletín económico, publicado la semana pasada, había previsto un descenso del 0,6% en el cuarto trimestre, una caída interanual del 1,7%, y un retroceso del 1,3% en 2012.
El Gobierno también había indicado en las últimas semanas que esperaba que la disminución del PIB mejorara las previsiones oficiales y se situara en el -1,3% en 2012.
Con la cifra del cuarto trimestre, la economía española acumula seis trimestres de crecimiento negativo, mientras que, en tasa interanual, el PIB suma cinco trimestres de retrocesos.
Debilitamiento de la demanda
Los datos del INE son aún provisionales y se conocerán a nivel desagregado el próximo 28 de febrero. De momento, el Banco de España, en su último boletín, confirmaba que la economía española había agudizado su contracción durante el cuarto trimestre de 2012 a causa del "debilitamiento notable" de la demanda.
Así, la autoridad monetaria señalaba que en la última parte del año 2012 se intensificó el retroceso del consumo de los hogares, en un contexto en el que diversos factores de carácter transitorio, como el efecto del adelanto de las compras previo a la subida del IVA o la supresión de la paga extra de diciembre de los funcionarios, se sumaron a la debilidad del mercado de trabajo.
Como consecuencia de todo ello, el Banco de España estima que la demanda nacional registró un retroceso en el conjunto de 2012 del 3,9%, superior a la del año precedente, y a la que contribuyeron todos sus componentes, tanto de consumo como de inversión.
Concretamente, calcula que el consumo privado cayó en torno al 2%, lastrado por el impacto que han tenido sobre las familias las medidas de ajuste fiscal y por el incremento de precios de los bienes que éstas consumen.
Por el contrario, la institución que gobierna Luis María Linde cree que la demanda exterior neta atenuó, un año más, el impacto de la contracción del gasto interno sobre la actividad, con una aportación positiva de 2,6 puntos porcentuales en el promedio del ejercicio, apoyada tanto en el avance de las exportaciones como en el descenso de las importaciones.
Por el lado de la oferta, el Banco de España afirmaba en su boletín que todas las ramas productivas empeoraron sus registros respecto a 2011, con descensos del valor añadido en la industria, en los servicios de no mercado y, sobre todo, en la construcción, y un crecimiento prácticamente nulo en los servicios de mercado.
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