"Dueño chino, empleado español": un día en Usera, la 'Chinatown' de España

  • Este distrito de Madrid alberga a la comunidad asiática más numerosa de nuestro país. La convivencia entre nativos y foráneos genera 'nuevas reglas' en el mercado laboral y social.

    Librerías, restaurantes, inmobiliarias y peluquerías, entre otros comercios, sumados a los almacenes de Cobo Calleja, mueven mil millones de euros al año a nivel nacional.   

'Chinatown' en Madrid... dueño asiático, empleado español
'Chinatown' en Madrid... dueño asiático, empleado español
Diego Caldentey

El taller mecánico no llama la atención a simple vista. De medianas dimensiones, parece uno más de los tantos que abundan en cualquier barrio. Dos empleados jóvenes se mueven frenéticamente de un lado a otro, con repuestos de bujías y pistones en sus manos. Un tercero, de mediana edad, asoma su cabeza detrás del capó de un coche. Son madrileños y todavía se 'pican' entre ellos con el fútbol, pocos días después de la eliminación del Atleti en Champions.

De pronto, cuando ven salir del foso a su jefe, dejan las risotadas de lado. Se hace el silencio y retoman sus labores. Quien aparece es un ciudadano chino. Se llama Dahe Ruan y no solo es su 'capataz'... es el dueño del negocio. "Todavía terminar esto", ordena el hombre a uno de sus mecánicos en un español atravesado, mientras señala un coche.

La imagen tiene lugar el viernes a media mañana en el barrio de Usera de Madrid. Debido a la increíble concentración de asiáticos que viven en estas calles (ya son más de 7.000 y es la mayor proporción en densidad de toda España, según la Asociación de Comerciantes Chinos en el país) el distrito se ha convertido en los últimos años en la 'Chinatown' española.

Aquí, el frenético desembarco de ciudadanos de ese país ha modificado las 'leyes naturales' del comercio y de la vida laboral y vecinal. Librerías, restaurantes, despachos de abogados, oficinas de gestores, agencias de viajes, consultoras inmobiliarias, tiendas de cosmética y hasta algún que otro club de alterne, entre tantos otros establecimientos, tienen sus carteles y letreros estampados en chino mandarín.

La mayoría de sus propietarios poseen ojos rasgados, pero muchísimos de sus empleados son de Vallecas, Extremadura o Albacete... La crisis económica y el boom de la inmigración asiática han invertido en esta zona situada a las afueras de la capital los roles 'tradicionales' del nativo y el foráneo en materia de relaciones laborales. Y ellos, entre todos, componen un singular mosaico urbano."Yo digo: ellos tener trabajar mucho"

"Yo digo: ellos tener trabajar mucho. Aquí dueño chino y empleado español", afirma Dahe, más distendido y entre risas, al referirse a su personal laboral. El mecánico, de 36 años, se disculpa por "hablar mal" el castellano. Pero admite estar feliz por la profesionalidad de sus trabajadores. Eso sí... "cuando quieren vacaciones invitan paella, marisco y jamón... muy bueno aquí", comenta en el frente de su taller, situado en la calle Nicolás Usera, a un puñado de metros con el cruce de la vía Antonio Salvador.

Dahe Ruan nació en Wanzhou, China, y lleva 13 años viviendo en España. Vino con su mujer y aquí han construido una familia. Tienen un niño de 7 años y otro de año y medio. Ambos nacieron en Usera, lugar en el que decidió residir por la "cantidad de

personas de mi país" que ya estaban instaladas aquí. El hombre es técnico electricista. Por eso cuenta que pensó en un taller mecánico que ofreciera servicio a la gran cantidad de compatriotas suyos. "Clientes de taller son todos chinos. No hay español. Yo gusto vivir en España y no volveré a mi país. Aquí vivir es más seguro", afirma.

Al pasar a su lado, uno de sus empleados junta coraje y se anima con sonrisa socarrona: "Explíquele por favor que el lunes es la Fiesta de San Isidro porque a nosotros no nos hace ni caso. A ver si entiende que no tenemos que venir a trabajar. El quiere 'currar' todos los días", dice y todos le festejan la broma... o no tan broma. "Dahe es un buen jefe. Es alegre, aunque depende del día", remata el joven, buscando miradas cómplices en los demás.Una mañana a ritmo de videoclip

Pasar una mañana en esta 'Chinatown' castiza muestra ráfagas de situaciones que bien podían ser extraídas de un videoclip con música oriental. La singular situación del 'dueño chino, empleado español' que se percibe en el taller de Ruan en realidad es una imagen que se repite por doquier y a lo largo de una veintena de calles. Hay tramos en los que uno parece realmente caminar por una zona obrera de Pekín, ya que los neones de los negocios se encadenan con leyendas chinas en sus fachadas y en las calles florecen asiáticos por todas las esquinas...

Claro que estamos a escasos kilómetros de la Puerta del Sol de Madrid, pero los 'flashes' son tan intensos y variopintos que invitan a la comparación. Incluyen asiáticos entrando en kebabs, que piden un combo 'Falafell' con patatas y bebida perfectamente traducido en chino en el menú del local. O familias enteras asiáticas, con bebés en carritos, que entran a reservar paquetes turísticos en una agencia de viajes de su país, en la antesala de las vacaciones estivales. También chicas jóvenes que acuden a una tienda china de vestidos de novia, cuyas amables empleadas son de ese país, obviamente.

Y más, mucho más. Señores de ojos rasgados que entran y salen de peluquerías atendidas por barberos nacidos en el país de la Gran Muralla, grupos de compatriotas

suyos que se divierten en una sala de juegos, señoras mayores con sus carros en supermercados chinos, y -principalmente- ciudadanos que siguen llegando a estas latitudes y buscan inmobiliarias en la zona para comprar o alquilar casa aquí.

Entramos en una de ellas y nos recibe Chien Han Wu, consultor de bienes inmuebles, de 32 años, nacido en Taiwán. "Nuestro volumen de negocio ha aumentado mucho en los últimos años. Cada vez hay más demanda de pisos de alquiler porque cada vez llega más gente asiática a vivir aquí. Trabajamos prácticamente con orientales. Optamos por instalarnos en Usera porque aquí el metro cuadrado es mucho más barato y también porque está instalada gran parte de nuestra comunidad", asevera.

Él lleva cinco años en Madrid: "Viví mucho tiempo en Latinoamérica, por eso hablo bien el español. No echo de menos mi tierra. Es verdad que tenemos fama de ser un poco cerrados y aislados del resto de vecinos, pero la gente joven, como yo, es abierta y se relaciona con todos. Los mayores, tal vez, son más retraídos, pero hay que tener en cuenta que la barrera idiomática no es algo menor", comenta.El gran desembarco chino

Más de 200.000 ciudadanos chinos como él, según datos del Instituto Nacional de Estadística, residen en España. Las cifras brindadas por la Asociación de Empresarios de China en nuestro país alcanzan para comprender el peso estratégico que tiene

este colectivo no solo en Madrid, sino en todo el ámbito nacional. Su número no para de crecer. En los últimos dos años, la 'Chinatown' española ha disparado el número de comercios abiertos por asiáticos. Ya superan los dos centenares (uno de cada dos

negocios entre los límites del barrio de Usera son de chinos).

Aquí residen también más de un centenar de empresarios que integran la asociación a nivel nacional, como Choo Hi, que también tienen sus inversiones y una parte de su actividad en el polígono industrial de Cobo Calleja (en la localidad madrileña de Fuenlabrada), donde se concentran nada menos que medio millar de almacenes en los que trabajan diez mil asiáticos. Ella explica que entre ambos puntos (Cobo Calleja y Usera) los chinos en España ya generan una cifra anual de negocio que acaricia los mil millones de euros. Por eso Usera no solo es un fenómeno estrictamente local. Sus tentáculos, con la importación y exportación de productos en primer lugar, alcanzan desde Barcelona a Valencia, pasando por otras tantas ciudades, principalmente en lo que respecta a la compra y venta al por mayor de una amplísima gama de productos."Son serios y nobles, aunque adictos al trabajo"

Judenia del Pino es empleada de una tienda de cosmética china, situada en la calle Amparo Usera. "Tener un jefe chino tiene sus ventajas y algún que otro inconveniente. Son muy respetuosos y nobles. Aunque también bastante serios y adictos al trabajo, como en el caso del dueño de esta tienda", relata la dependienta, de 41 años. "En el barrio la convivencia entre chinos, españoles y sudamericanos es buena. Es verdad que los asiáticos deberían relacionarse un poco más con los demás, aunque a Soso ya la estoy empezando a sacar de fiesta. Ella es muy tímida pero se está soltando más", dice mientras mira de reojo a su compañera china, de 24 años, que se esconde de las fotos.

Quien no teme a hablar ante la cámara es Xiao Yuan Zhu. Este camarero de un restaurante chino, de 30 años, reconoce que le encanta vivir en España, aunque todos sus colegas aquí son paisanos suyos. "Llegué aquí porque mis amigos me hablaron de la 'Chinatown' española. Antes viví en otras regiones del país, como Extremadura. Me gusta esta ciudad, aunque el clima en Fuzhou, donde yo nací, es mucho mejor que el de Madrid. Cada vez viene más gente de China y eso es bueno", afirma el muchacho antes de posar en la puerta de su establecimiento, situado en la calle Amor Hermoso.

"Los chinos nos han salvado"

A unos 200 metros de ese lugar, el jubilado José Martín, de 83 años, ve pasar asiáticos desde un banco en la plaza Julián Marías. El hombre nació, creció, se desarrolló y sigue viviendo en este populoso barrio. "Los chinos han salvado Usera. Empezaron a venir por aquí hace 20 años... aunque desde hace al menos 10 que no paran de llegar. Les debemos mucho. Hace un tiempo esto estaba lleno de okupas en comercios abandonados. Los asiáticos, con las tiendas y locales que abren, que cada vez son más, han conseguido echar a los usurpadores", cuenta.

Finalmente, le pregunta a otro amigo, que descansa a su lado: ¿Quién iba a decirnos que tú y yo viviéramos un día en 'Chinatown'? Pero es así. Si los chinos siguen viniendo, siempre que se adapten a nuestras leyes laborales y normas, serán bienvenidos".

Mostrar comentarios