Mauricio Casals, ¿por qué un lobbista está en el punto de mira de la justicia?

  • Barcelonés, presidente de La Razón, consejero de Atresmedia y uno de los lobbistas más importantes del país, se ve ahora amenazado por el caso Zed.

    Se cuenta que sus contactos en el Gobierno van desde el presidente del Gobierno (sea Zapatero o Rajoy), sus vicepresidentas o los propios ministros.

    La imputación de Casals, la 'trama' de La Sexta y el último hurra del PP

Mauricio Casals, el lobbista que hablaba con las vicepresidentas
Mauricio Casals, el lobbista que hablaba con las vicepresidentas

Mauricio Casals. Habrán oído su nombre en telediarios, emisoras de radio o lo habrán leído en los periódicos. Es el presidente de La Razón, consejero de Atresmedia y uno de los directivos más importantes del país. Presidentes y consejeros delegados estarían encantados de contar con sus servicios en sus compañías (así lo reconoció su su principal rival audiovisual, Paolo Vasile, CEO de Mediaset). Sabe moverse, a qué puerta llamar y con quién contactar. Ahora afronta un batallón de titulares contra él por su relación con dos escándalos judiciales, Lezo (archivada su imputación) y Zed.

Más allá de que las investigaciones prueben que ha rebasado alguna línea roja, si el despacho de Casals estuviera en Londres, su trabajo estaría perfectamente acotado. Sin embargo, en España no existe regulación de lo que se conoce como lobby o, lo que es lo mismo, influir en política desde los negocios. 'Mauricio', como le conocen en Atresmedia y Planeta, se mueve a la perfección en ese terreno donde solo unos pocos saben qué hacer y cómo hacerlo. Su objetivo no es influir en la política, sino conseguir que los negocios que representa sean lo más rentables posible. Suele decir a su entorno que no tiene tiempo para otras cosas relacionadas con el "folclore".

La estrecha relación que ha cultivado con el poder político le ha valido a Casals para disponer de una agenda de contactos envidiable para muchos. Fue en 2004 cuando, por indicación de José Manuel Lara, desembarcó en Madrid para ser el hombre del Grupo Planeta en la capital y fundar La Razón junto a Luis María Anson. Desde entonces pasa más de media semana a 600 kilómetros de su casa.

Se cuenta que sus contactos en el Gobierno van desde el presidente del Gobierno (sea Zapatero o Rajoy), sus vicepresidentas (sea De la Vega o Sáenz de Santamaría, con quienes más ha interactuado) o diferentes ministros (Interior, Justicia, Defensa...). El caso es que, a pesar de las críticas en algunos medios, en ámbitos gubernamentales no se escucha ninguna palabra gruesa hacia 'Mauricio'. Todo lo contrario, existe cierto cariño hacia su persona, lo que ha llevado a altos cargos del Ejecutivo a preocuparse por él cuando ha tenido dificultades personales.

Al menos, hasta ahora. De hecho, no falta quién con cierta ironía se pregunta si ha cambiado algo en los últimos meses para que las cañas se hayan convertido en lanzas. Es más, fuentes próximas al ejecutivo recuerdan que Casals no ha hecho nada diferente de lo que venía haciendo desde hace si cabe décadas. En este contexto, al igual que los amigos, sus enemigos también se cuentan por doquier. Y a ellos remiten quienes prefieren una explicación alternativa a la oficial respecto a las dos imputaciones que ha recibido y en las que ha sido acusado de amenazar con utilizar los medios de comunicación para campañas personales.José Manuel Lara y La Sexta

Algunas anécdotas demuestran a la perfección cómo es Mauricio Casals en las distancias cortas. Las cuentan trabajadores de La Razón y de Atresmedia. Es allí donde se cruza con los empleados de base y para todos suele tener palabras de interés: "¿Cómo estás?" o "me alegro de verte", suele decir. Con otros, bromea: "Oye, si te subes en el ascensor con este tío agarra la cartera". El catalán se siente cómodo en esos registros. 

Casals trabaja casi 18 horas al día. Fue una 'manía' que adquirió de José Manuel Lara, su jefe y amigo. Ambos tenían una relación impecable. Se decían lo que pensaban, sin ningún rubor. También reían y planeaban, como dos hombres de negocios. Basta un ejemplo: en 2012 y 2013 el Grupo Prisa y el entonces Grupo Antena 3 tuvieron algunos desencuentros. Lara pensó cómo vengarse de Juan Luis Cebrián y planeó, junto a Casals, tender una trampa a sus adversarios. Lo que hicieron fue lanzar la idea de crear una radio de izquierdas llamada La Sexta Radio, que compitiera directamente con la Cadena SER por el oyente de izquierdas. La idea no llegó a plasmarse en ningún papel, pero provocó notable revuelo en Prisa.

En el terreno mediático, 'Mauricio' ha tenido que aguantar potentes presiones por parte del Gobierno en relación a La Sexta. Que si no hacéis más que meteros con el PP, que si sois un altavoz de Podemos, que si solo sacáis las cosas malas del PP... Comentarios recurrentes que Casals ha sabido llevar y transmitir. Por eso la cadena verde ha vivido una evolución importante en algunos programas a lo largo de los últimos años. Desde la cúpula de la cadena se impartió la consigna de que los directores de los formatos fueran respetuosos, pero no solo con el PP, sino con cualquiera. 

Tras el descabezamiento de La Razón, en 2008, el periódico supo rehacerse nombrando director a Francisco Marhuenda. Ahora ambos presumen de ser los responsables del único gran rotativo que no ha despedido a ningún trabajador como consecuencia de la crisis económica. Buena persona, para muchos; odiado, por otros tantos. Mauricio Casals afronta ahora un frente judicial que podría amenazar su estatus o reforzarle de cara al futuro. El tiempo lo dirá.

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