Volver con sueños rotos: ya hay familias españolas que regresan tras el Brexit

  • La desconfianza, la incertidumbre, los obstáculos para obtener la residencia permanente y hasta los problemas de convivencia impulsan a retornar.

Los Fernández se mudaron a Irlanda del Norte hace tres años exactos. Buscaban un horizonte mejor, ya que la crisis había azotado sus vidas. J. Domingo, el padre de la familia, de 48 años, licenciado en Administración de Empresas, durante casi dos décadas trabajó en el aeropuerto de Barajas, pero desde 2008 todo comenzó a deteriorarse: primero lo despidieron del trabajo y a partir de allí, en los últimos tiempos, encadenó empleos precarios, hasta tomar la decisión en 2014 de radicarse en las afueras de Belfast, con su mujer Monse (de 45 años) y sus hijas Daniela (12 años) y Ainhoa (7).

El matrimonio pensó en ese horizonte con un claro objetivo. Como aquí las posibilidades laborales eran casi nulas, y las pocas que surgían conllevaban salarios irrisorios, decidieron arrancar nuevamente de cero: estaban dispuestos a trabajar de lo que fuese lejos de sus raíces. Pero, a cambio, sus hijas aprenderían el inglés y en algún momento de sus vidas, si lo deseasen, volverían al país siendo bilingües. A 36 meses de aquella situación, el hombre ya prepara las maletas para regresar a España. El mes próximo desembarcará, otra vez, en Madrid. El motivo de sus sueños rotos está claro. La desconfianza y la incertidumbre, con el Brexit en el horizonte, y hasta los problemas que comenzaron a surgir con sus vecinos y compañeros de trabajo en el pequeño pueblo irlandés de Bangor, donde aún residen, los ha impulsado a regresar al punto de partida.

Como ellos, cientos de españoles atraviesan hoy una situación similar. La decisión del Reino Unido de salir de la UE ha modificado los planes de muchísimos emigrantes. Los expertos estiman que la concreción real del proceso separatista puede demandar un año más, aunque no son pocos los habitantes de nuestro país que, preocupados por lo que puede llegar a pasar, han decidido emprender el regreso o, al menos, lo tienen en mente.

En este sentido, las cifras hablan por sí solas: más de 50.000 españoles se dieron de alta en la seguridad social británica en 2015, pero esa cifra disminuyó en más de 10.000 al finalizar 2016 (año en el que se celebró el Referéndum) y, este año, esa cifra podría caer más de un 30%, según datos del propio Gobierno liderado por Theresa May.

Hay dos motivos evidentes: por un lado, los británicos ya no contratan tantos españoles tras celebrarse la consulta (principalmente la hostelería y la enfermería son dos de los sectores más afectados por esta situación) y ya no hay tantos compatriotas como antes que decidan hacer las maletas y asentarse en las islas británicas, después de conocerse el resultado del referéndum. De todas formas, España aún sigue estando en el podio de los países europeos que más inmigrantes aportan en el Reino Unido: aún siguen viviendo allí unos 150.000."Los vecinos eran amigos, pero votaron por el 'sí'"

Fernández, madrileño, luce cansado desde la cámara del Facetime. No ha parado de embalar cajas durante las últimas semanas. Su regreso a España es inminente. Tiene billete aéreo reservado para el mes próximo. De hecho, este hombre ya ha renunciado a su puesto de trabajo como camarero de un hotel cinco estrellas de las afueras de Belfast, donde se desempeñó desde que llegó a Irlanda del Norte.

"Lo del Brexit nos terminó de matar. Aquí no vivíamos mal. Mi mujer lo hacía en una tienda de venta de ropa en Belfast. Y yo, entre el sueldo y las propinas del hotel, podía mantener una vida apacible en Bangor, un pueblo costero de 60.000 habitantes. Mis hijas estudiaban en colegios públicos y aprendían el inglés, que era el plan original que teníamos. Pero ahora es distinto. Tramitar la residencia permanente, una vez que se concretó el Brexit era una misión casi imposible", explica.

No solo las futuras trabas burocráticas a la hora de gestionar los papeles han forzado a una decisión inesperada: ellos aseguran que las relaciones sociales y laborales con sus pares británicos también se deterioraron considerablemente, justo después del efecto 'pos-Brexit': "Nuestros vecinos de urbanización, Patrick y Sara, que conocimos al llegar, adoraban la cultura española. Incluso tienen casa de vacaciones en Campoamor (Alicante). Al principio nos ayudaron muchísimo, hasta aconsejándonos para elegir los colegios de nuestras hijas. Pero nos quedamos helados cuando nos enteramos de que ellos habían votado a favor del Brexit. Y, a partir de allí, ya no hubo visitas ni excursiones o días de campo con las familias. Ellos se tornaron mucho más fríos con nosotros. Ahora solo nos dan los buenos días cuando pasan por la puerta de casa y ocasionalmente hablan del tiempo", comenta Monse.

Domingo asegura que en el hotel donde trabajaba pasó a tener una guerra 'abierta' con su jefa inmediata y supervisora, que comenzó a hacerle "la vida imposible. No sé si por el Brexit. En cualquier caso, la relación era insostenible", advierte el hombre, que desde el mes próximo encarará un nuevo desafío, ya en Madrid: "He reservado un pequeño despacho en un centro de negocios del Paseo de la Castellana. Intentaré desarrollarme como agente inmobiliario. No creo que sea un mal momento para emprender y confío que me vaya bien. Ya he vendido pisos anteriormente", afirma.

Inquietud en los foros

Esta familia aporta un dato añadido: la inquietud por lo que pueda ocurrir con los españoles instalados en Reino Unido se palpa nítidamente en decenas de foros de las redes sociales. Uno es un grupo de Facebook llamado 'Españoles en Manchester'. Tiene más de 18.000 miembros y es de los más grandes de la red. Allí, por estas horas, es moneda corriente la preocupación de algunos de nuestros emigrantes por lo que pueda llegar a ocurrir en breve.

"Vivo en Manchester y soy licenciado en Económicas, pero aquí trabajo en un bar, desde que llegué en 2012. Quería cambiar de aire y no tenía trabajo en España. Por eso, como tantos, pensé en Inglaterra", escribe Manuel M., andaluz, vía chat del Messenger. Él reconoce que, después de la votación positiva del Brexit, en junio de 2016, "el clima aquí se tornó más espeso y asfixiante. No faltan los borrachos desubicados que por ahí te dicen en el pub: 'Vete a tu p... país' o incluso compañeros de trabajo británicos que te ven absurdamente como una amenaza", cuenta.

Razones para asegurarlo no le faltan. Uno de los últimos informes del Gobierno británico señala que el número de delitos de odio se disparó un 41% inmediatamente después de celebrarse el referéndum en 2016, respecto al año anterior.

"Tengo una carrera, un máster, y me vine a trabajar como enfermera. Los sectores de la hostelería y la enfermería son los que más aglutinan ciudadanos españoles en Reino Unido. Para nosotros, lo del Brexit fue un jarro de agua fría que no esperábamos. Son muchos los que se plantean ahora volverse a España y empezar de nuevo", admite Inmaculada C., también vía chat. Ella pertenece al grupo 'Españoles en Dublin' de Facebook, que cuenta con casi 10.000 miembros.

La mujer, de 32 años, afirma que comparte piso con dos amigas españolas. Una de ellas, Elena, ha solicitado la residencia permanente. Según las cifras del Ministerio del Interior británico, más de 136.000 ciudadanos de la UE han pedido este tipo de documento en los seis meses posteriores al referéndum celebrado del 23 de junio de 2016. Pero tres de cada diez peticiones de ese tipo serán finalmente rechazadas, según ha denunciado en su momento el Partido Liberal Demócrata de UK.

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