La Casa Blanca, contactada por la AFP, no negó este informe, que cita a varios funcionarios y exfuncionarios estadounidenses, pero hizo hincapié en la importancia de sus estrechos vínculos con Israel.
Por su parte, la embajada de Israel se negó a hacer comentarios.
Hace dos años, después de que el exanalista de inteligencia Edward Snowden revelase los programas de vigilancia de Agencia de Seguridad Nacional (NSA), el presidente Barack Obama se comprometió a reducir el espionaje sobre los aliados de Estados Unidos.
La amplitud de la vigilancia de las comunicaciones por parte de la NSA alcanzó incluso al celular de la canciller alemana, Angela Merkel.
No obstante, según el WSJ, Obama consideró que había "una imperiosa necesidad de seguridad nacional" para seguir monitoreando a algunos dirigentes, entre ellos Netanyahu o el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.
El gobierno de Estados Unidos decidió no quitar ni deshabilitar los "ciber-implantes" instalados secretamente en los sistemas de comunicación extranjeros, ya que serían difíciles de reemplazar.
"¿Dejar de espiar a Bibi (Netanyahu)? Por supuesto que no haríamos eso", dijo un alto funcionario estadounidense al diario bajo condición de anonimato.
En el caso de Netanyahu, Washington estaba preocupado de que Israel estuviera vigilando las negociaciones de Estados Unidos con Irán y que tratara de descarrilar su esfuerzo para llegar a un acuerdo sobre el programa nuclear de Teherán.
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