EEUU ha gastado en sus guerras contra el terrorismo cinco veces el PIB de España

  • Afganistán es la campaña más cara y se lleva uno de cada dos dólares de los destinados por Washington en operaciones en el exterior desde 2001.
Maniobras de EEUU en el Estrecho de Hormuz
Maniobras de EEUU en el Estrecho de Hormuz
DOD

Lo prometió en campaña. Es lo que aduce el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando se le ha acusado en las últimas semanas de acelerar la retirada de sus 2.000 efectivos desplegados en Siria. Una decisión que, entre otras muchas críticas de sus habituales (y odiados) rivales políticos (y mediáticos), le ha costado la dimisión de su secretario de Estado de Defensa, James Mattis, harto de los cambios de humor y opinión del inquilino de la Casa Blanca. Mientras tanto, Trump aprueba el mayor gasto en Defensa de la historia americana, más de 750.000 millones para este año cuando no hace mucho, aunque no fuera en campaña, había dicho que gastarse 716.000 era una locura. En España, hoy que se celebra la Pascua Militar, el presupuesto del Ministerio de Defensa se sitúa entre 8.000 y 10.000 millones al año (dependiendo de las partidas que se contabilicen).

¿Propósito de enmienda o huida hacia delante de Trump? Pese al récord del presupuesto militar, desde que se produjo el anuncio de adiós del jefe del Pentágono no solo ha habido un giro en la política militar de la Casa Blanca sino que se habla de otras retiradas inmediatas: Somalia (según la NBC este mismo sábado) o incluso de Afganistán, la guerra más cara a la que ha tenido que hacer frente la primera potencia mundial en este siglo. Aunque, para cara, la factura total de las demominadas guerras contra el terror que se pusieron en marcha a partir del 11-S: casi 6 billones (trillones, en la acepción anglosajona) de dólares en menos de veinte años, el equivalente a cinco veces el Producto Interior Bruto de España en un ejercicio.  

Pero empecemos por Afganistán, ya que el vicepresidente Mike Pence ha hablado de ella hace unas horas y ha apuntado al inicio de la retirada. Más o menos, uno de cada dos dólares de todo lo que gasta Washington en sus campañas militares al otro lado del mundo se lo gasta en tierras afganas. Según cifras oficiales del mismo Departamento de Defensa, entre 2001 y 2019 (se incluye lo presupuestado ya para este ejercicio), el despliegue en suelo asiático le ha supuesto al contribuyente americano 975.000 millones de dólares. No hace muchos meses, se calculó que solo en 2018 el coste ascendería a cerca de 50.000 millones.

En total, si se suman Irak (822.000 millones desde 2003), Siria (54.000 millones desde 2014), Pakistán (10.000 millones) y otros escenarios en Europa y África vinculados a la lucha contra el terrorismo (137.000 millones), la Casa Blanca admite un gasto global de poco más de dos billones de dólares. A ello hay que sumar la 'calderilla' de otros 23.000 millones de dólares gastados desde apenas tres días después del 11-S hasta hoy en la Operación 'Noble Eagle', que es el despliegue de la Guardia Nacional y otros efectivos en puntos estratégicos (puentes, infraestructuras, lugares turísticos) en el propio país como vigilancia preventiva.

Estos 2 billones no dejan de ser casi una tercera parte de lo que realmente podría haberse gastado (y tiene comprometido gastar ya) Estados Unidos en sus guerras. Porque las cifras del Departamento de Defensa solo contemplan el presupuesto concreto del gasto militar. Un reciente informe realizado por el Instituto Watson, de la Universidad de Brown, eleva a casi seis billones el gasto total desde el 11 de septiembre de 2001 hasta este arranque de 2019. 

Soldados americanos en un desfile en Alemania
Varios militares americanos se preparan para su despliegue en Alemania. / DOD

La partida adicional más elevada ascendería a 924.000 millones de dólares y corresponde al gasto que ha realizado el departamento de Seguridad Nacional en acciones de prevención y respuesta contra el terrorismo en el propio territorio de Estados Unidos. Otros 918.000 millones los achaca el estudio académico a los desvíos al alza del presupuesto inicial que se han producido en las operaciones desde su concepción (los datos de Defensa solo incluían lo presupuestado, no lo gastado).

Lo sorprendente viene en la tercera gran partida oculta de la batalla contra el terrorismo: nada menos que 716.000 millones de dólares, el equivalente a un presupuesto anual de toda la estructura militar americana, se ha reservado para el pago de los intereses de la deuda generada por las operaciones en el exterior. Finalmente, otros 353.000 millones de dólares se han dedicado a pagar indemnizaciones, prestaciones, pensiones y atención médica o psicológica para los veteranos o las familias de estos si la pensión era por muerte. 

Aunque faltan otro billón en la suma final. Según el estudio del Instituto Watson habría que pensar que, si se acabasen todas las campañas en el exterior entre este año y el próximo, el coste de pagar la atención sanitaria y social de los veteranos de todas estas guerras no bajaría de ese billón calculado entre 2020 y 2059. 

Soldados americanos
Varios soldados rinden homenaje en Fort Stewart, en Georgia, a sus compañeros desplegados en el Golfo Pérsico. / DOD

Llegados a este punto, tantos miles de millones puestos encima de la mesa pueden marear. Quizá por eso es momento de separarse y ver lo que suponen todas estas cifras en perspectiva. Para ello, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos realizó una pequeña comparativa en el año 2017 (faltarían por tanto en la cuenta dos años) de lo que habían supuesto las guerras del siglo XXI contra otras del pasado reciente o más lejano.

Afganistán, como la más cara de todas que es, se lleva la palma en estas comparativas. Según el estudio realizado por Stephen Dagget, esta campaña ya ha supuesto cinco veces más de lo que le costó a Estados Unidos la Primera Guerra Mundial o, para una contienda más próxima, casi tres veces más de lo que costó la de Vietnam. 

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