"El 60% de los ingresos de Planet 51 vendrá por los canales digitales, no por la venta de entradas"

  • Los hermanos Ignacio y Javier Pérez Dolset aseguran haber rentabilizado su millonaria película, la más cara del cine español, desde el momento de su estreno. ¿El secreto? Ir más allá de las salas de cine y buscar el negocio los contenidos digitales y el merchandising.
La película de animación Planet 51, que se estrena hoy en España, decidirá el destino de los negocios de la familia Pérez Dolset
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Jordi Benítez y Rafa Pascual. Capital
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Los protagonistas de esta historia son dos hermanos que querían rodar una película sin tener ni idea de hacer cine. Pero no se trataba de una peli más. Ellos querían tener el presupuesto más grande de la historia del cine español, que fuera un film de animación y estrenar en más de 4.000 salas en Estados Unidos. Por si esto no sonara ya utópico, querían convertir la película en un producto franquicia y rentabilizarla con contenidos digitales y todo el merchandising posible. Aunque parezca increíble, esta historia tiene un final feliz.

La pareja protagonista supera los obstáculos, filma la película, a la que llaman Planet 51, conquistan Hollywood, se convierten en los Walt Disney españoles, y hasta logran que una cadena como Burger King incluya los muñecos de la película en sus menús infantiles.Los responsables de la hazaña son los hermanos Ignacio y Javier Pérez Dolset, los máximos responsables del Grupo Zed, un imperio tecnológico que se gestó en un garaje hace 20 años, creador del mayor superventas de un juego español, Commandos.

¿Cómo es posible que dos novatos hayan podido rodar la película más cara de la historia del cine español?

Ignacio: Pues como hemos hecho todo. Viendo la oportunidad y aprovechándola. Nuestra máxima siempre ha sido reunir los medios para enfrentarnos a un reto, y no adaptarlo a nuestras posibilidades. En el caso de Planet 51, sabíamos que teníamos que poner los medios si queríamos hacer algo de calidad.

Pero una cosa es una película de calidad y, otra, manejar presupuestos comparables a los americanos.

Ignacio: El mundo del cine, y más el de la animación, es como un billete a Nueva York. Al iniciar un proyecto tienes dos opciones: quedarte en Madrid y hacer una película para el mercado español, o viajar hasta Nueva York y rodarla como los americanos. Lo que no se puede hacer es ir sólo a tres o cuatro países.

Javier: Para recuperar la inversión se han explotado otros canales de venta, sobre todo los digitales. La película es la franquicia que ha permitido desarrollar otras vías de ingresos, como los juegos para consolas y para Internet. Y hemos acertado. Creemos que el 60% de los ingresos de la película vendrá por los canales digitales y no por la venta de entradas.

¿Cuándo esperan empezar a ganar dinero?

Javier: Ganamos desde el estreno. Con los derechos internacionales y las licencias ya hemos cubierto costes.

Ignacio: Preferimos centrarnos más en el valor que creamos que en el dinero. La ventaja de una película así es que dentro de 20 años seguiremos cobrando cheques. Nos ha servido para colocarnos en la vanguardia tecnológica audiovisual y para explotar estos productos en múltiples canales.

¿Cómo consiguieron que una distribuidora como Sony se embarcara en una película de animación española?

Ignacio: Tienes que ser bueno, porque la primera percepción es de rechazo. Desde Walt Disney, el cine de animación ha sido un feudo americano donde no ha entrado nadie. Obviamente, el asalto a ese fortín es complicado. Mucho más si vienes de España, que sigue siendo vista dos o tres escalones por debajo de Alemania o Reino Unido.

La crítica americana ha vapuleado la película. ¿Cuál ha sido el motivo?

Javier: Hay una mezcla de esa percepción de que somos españoles y también de batalla empresarial. Estados Unidos es el país del lobby. La presión en los medios es brutal. Ignacio: Yo añadiría que los americanos han hecho siempre dos cosas. La primera es atraer el talento de fuera. Al mismo tiempo que Planet 51 recibía malas críticas, las empresas americanas trataban de fichar a nuestra gente. Cuando eres bueno, lo que quieren es que formes parte de su sistema. Y si no lo haces, quieren que sigas siendo europeo. Es decir, que hagas películas de arte y ensayo, donde se hable poco, se traten temas extraños, y que estrenes en 20 salas. Así la crítica te ensalza, porque no eres peligroso para el sistema. Si no tomas ninguno de esos caminos y decides hacer cine a su estilo y estrenando en miles de salas, estás atacando al corazón del imperio. Imaginad las consecuencias de atacar un fortín como la animación, controlado por sólo dos empresas: Pixar y Dreamworks.

Tras Planet 51, ¿se ven como unos empresarios atípicos en España?

Ignacio: En este país hay pocos emprendedores tecnológicos. También pocos que tengan miras internacionales. La tecnología no es futuro, es presente. Y la internacionalidad es un requisito, no una opción.

Javier: La gente mira el negocio internacional como un reto. No se dan cuenta de que es una oportunidad. Da igual lo que hagas. El mundo es tan grande que en algún sitio encontrarás demanda para tu producto. Si sales a buscarla, te garantizo que la encuentras. Aquí tenemos la percepción del paleto con boina calada a rosca. No se imagina cruzando los Pirineos. Y es todo lo contrario. En el mundo hay 6.000 millones de personas y aquí somos 40 millones.

¿Cómo sale adelante una empresa de tecnología en un país con poca tradición tecnológica?

Javier: Por fortuna, nos autofinanciamos, porque encontrar dinero para proyectos tecnológicos es un milagro. El panorama es desolador. A pesar de haber creado una compañía que crece cada año un 40%, no hemos generado atracción entre los inversores españoles. Desde el punto de vista financiero, este país está igual que hace 20 años

¿Se han planteado irse de España?

Javier: Podíamos haberlo hecho hace tiempo. Pero somos españoles. La familia está aquí. Es mejor intentar cambiar las cosas en este país que salir huyendo.

Ignacio: Ha habido ofertas para llevarnos cosas fuera, pero al final te da una motivación extra lo de poner tu bandera por ahí.

¿Se han sentido apoyados por el Gobierno con la película?

Ignacio: Quien nos ha apoyado ha sido el ministerio de Industria. Miguel Sebastián se ha volcado. Está intentando vender un modelo en el que España sea capaz de exportar todo el talento tecnológico que tiene, y abandonar la época del ladrillo.

¿Qué opinión les merece la ministra de Cultura, que hasta hace poco no sabía ni que existía la película?

Ignacio: No lleva mucho tiempo, y este proyecto ha venido de fuera del radar. En el cine, todos se conocen. Nosotros hemos llegado por cauces distintos. Ha habido mucha gente que no ha entendido este proyecto por falta de tradición de hacer cosas así. Cuando lo han visto han tomado conciencia.

Javier: Además, los plazos con los que trabajamos en animación son distintos. Una película normal se monta en unos seis meses. Lo nuestro es un proyecto, una fábrica que quiere hacer más de una película. Empezamos a desarrollar la tecnología hace siete años. Imaginad cómo choca eso en un sitio donde el jefe cambia cada dos años. Es inconcebible. De ahí la distancia entre el mundo político y el empresarial.

Lucha contra la piratería

Donde sí coinciden los Pérez Dolset con la ministra de Cultura es en la necesidad de luchar contra la piratería. "España no tiene un problema con la piratería. Tiene un problema de valores.A mí me resulta indignante. Se ha perdido el respeto, y un país que no respeta a los creadores y no respeta la cultura, es un país que está muerto. Somos el hazmerreír y el gran problema dentro del mundo civilizado y avanzado", asegura Ignacio. "Llamemos a las cosas por su nombre: aquí hay un montón de gente que se dedica a robar el trabajo de los demás y para mí robar es robar. Habría que darle el tratamiento de robo. Pero en España ponemos el grito en el cielo en cuanto alguien quiere poner coto a esos robos", añade Javier.

Y ya que se habla de robos, si se entra en Internet, se ve que los Pérez Dolset reciben muchas críticas por su negocio de sms premium. Una de las quejas más habituales es que los usuarios quedan suscritos sin darse cuenta alClub Zed tras haberse bajado algún contenido (tonos, juegos). "Siempre hemos dicho muy claro y en letra muy grande cuánto cuestan nuestros productos. No cabe duda de que habrá gente que se equivoque. Pero para comprar estos productos hay que seguir un proceso extraordinariamente tedioso. Hay gente que le echa mucho rostro. Se baja los productos y luego dice a las operadoras que lo ha hecho sin darse cuenta. Las culpas se nos echan a nosotros, pero yo le diría una cosa a la gente: ¿por qué nadie se molesta en estudiar el sistema de cobro de las operadoras? El nuestro no falla".

Para ver la entrevista completa: www.capital.es

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