El agujero financiero de UBS sacude la reputación de la banca suiza

  • Las actividades irregulares de un agente bursátil de UBS, que han supuesto un agujero financiero para las cuentas del banco de 1.450 millones de euros, han calado hondo en Suiza, donde la reputación del sistema financiero hace agua.

Fernando Puchol

Ginebra, 16 sep.- Las actividades irregulares de un agente bursátil de UBS, que han supuesto un agujero financiero para las cuentas del banco de 1.450 millones de euros, han calado hondo en Suiza, donde la reputación del sistema financiero hace agua.

En un país que basa buena parte de su reputación internacional y su solidez económica en un sistema bancario serio y fiable, la noticia de que un bróker pudo perder 2.000 millones de francos y situar en pérdidas al mayor banco del país ha sido un duro golpe.

El sistema financiero representa el 10 % del producto interior bruto (PIB) de este país y da empleo a casi 200.000 personas, y su histórica solidez, junto al anonimato que proporciona el principio del secreto bancario, sigue atrayendo a fortunas de medio mundo.

Hasta ahora, la imagen del sector ante los ciudadanos era muy buena, pero episodios como este han cambiado drásticamente la tendencia y UBS, el mayor banco del país, se ha convertido en la imagen de la falta de responsabilidad de los banqueros.

"La reacción que he visto entre los suizos ha sido, primero de asombro, y después de tristeza", afirmó hoy a Efe Arturo Bris, profesor de Finanzas de la escuela de negocios IMD en Lausana.

Según Bris, "la credibilidad de UBS no podía estar en un punto más bajo, dado lo ocurrido en los últimos años (fuertes pérdidas y entrega de datos bancarios a EEUU) y el reciente anuncio de recorte de gastos y despidos (3.500 de sus 65.700 empleados)".

No obstante, este experto consideró que la desconfianza es "hacia los grandes bancos como UBS y Credit Suisse" y que "en líneas generales la mayoría de las instituciones son respetadas".

La crítica general es que los bancos sigan actuando con los mismos comportamientos que provocaron la crisis de 2008, que precisó de inversiones multimillonarias del dinero público para evitar una quiebra total del sistema, y se reprocha a los gobernantes que no hayan hecho lo suficiente para evitar que se repita.

La duda se plantea también sobre el grado de complicidad que existió en el seno del banco hacia las actividades del agente bursátil de UBS, y sobre un sistema de control de riesgos, que en este caso ha demostrado ser deficiente, e incluso inexistente.

Bris cree que todo apunta en este escándalo a la actuación solitaria de "un operador estúpido", en la línea de Nick Leeson en Barings o Jerome Kerviel en Societe Generale, y agregó que lo más probable es que "los controles internos no funcionaran".

Recordó además que UBS tiene el mayor parqué de operaciones del mundo, con 1,6 millones de transacciones por día: "En un sistema tan enorme, es posible que se dé un fallo de control".

En este sentido, consideró que el banco "aprendió de sus errores de 2008", cuando se vio afectado por la crisis de las hipotecas "subprime", y que desde entonces "ha mejorado tremendamente en sus prácticas de gestión", separando banca de inversión y minorista.

La prensa suiza, donde la reacción al caso ha sido furibunda, clama, sin embargo, contra la falta de un cambio efectivo en la cultura de gestión de los bancos y de control de los Gobiernos.

"La opinión pública sospecha, con razón o sin ella, que no importa nada (en los gobiernos) que los banqueros no hayan aprendido nada de sus errores", escribe en un editorial el diario Le Temps.

Este periódico considera "humillante y deshonrosa" la situación para UBS y para el resto del sector, y señala que es "un desastre" para todos los empleados de esta entidad y para sus clientes.

"La credibilidad de la dirección, en particular la de su consejero delegado, Oswald Grübel, y de (su presidente) Kaspar Villiger, figura tutelar del rescate de 2008 ha quedado destruida. Sus dimisiones se han convertido en una cuestión moral", afirma.

En la clase política, el malestar fue también generalizado.

El consejero nacional y presidente del Partido Socialista, Christian Levat, destacó que el problema principal es que "no se trata de un accidente o de un caso aislado", y acusó a la dirección de UBS de "no cumplir su promesa de supervisar los riesgos en las operaciones y reducir el tamaño de la banca de inversiones".

Levat defendió la conveniencia de la normativa que el Legislativo helvético prepara para tener un escrutinio más estrecho de los grandes bancos, cuyos problemas pueden repercutir en la economía nacional, y abogó por separar también por ley las actividades de la banca de inversión y comercial de las entidades financieras.

Mientras, UBS mantiene su política de silencio, horas después de que la agencia de riesgos Moody's decidiera someter a revisión la calificación del mayor banco suizo para "una eventual rebaja".

Moody's explicó en un comunicado que el principal objetivo de la revisión será evaluar "la persistente debilidad del grupo en gestión de riesgos y controles, que ha vuelto a quedar en evidencia".

No obstante, Moody's consideró que pese a la magnitud del agujero financiero "la pérdida será manejable para el grupo dada la solidez de su liquidez y su posición en términos de capital".

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