El alza del crédito al consumo compensa ya la caída de las hipotecas para vivienda

Hernández de Cos
Hernández de Cos
EFE

El repunte de los préstamos concedidos por las entidades bancarias a las familias para la compra de automóviles, electrodomésticos, dispositivos tecnológicos u otros bienes de consumo ya compensa la caída de los créditos hipotecarios para la adquisición de una vivienda. Así lo certifica el Banco de España en un artículo analítico sobre la evolución de los flujos y los balances de los hogares y las empresas no financieras en 2018.

El supervisor constata así el cambio de tendencia que experimentó el mercado de crédito durante el año pasado: "Por primera vez desde 2011, los hogares recibieron financiación bancaria neta, equivalente a un 0,2% de su renta bruta disponible (RBD)". Esto se explica porque el flujo neto positivo del crédito para consumo (1,2% de la RBD, en línea con los registros de 2017) fue superior al descenso del saldo de los créditos para la adquisición de vivienda (0,9% de la RBD, muy por debajo de la contracción experimentada en 2017). 

Con la información que maneja, por tanto, la entidad bajo el mando de Pablo Hernández de Cos atestigua el cambio de rumbo. Tras prácticamente una década en caída libre, el stock de crédito a hogares empezó a revivir el año pasado gracias precisamente al impulso de la financiación al consumo. Y esto sucedió mientras la tasa de ahorro de los hogares continuó cayendo, al compás de la mejoría económica y de la caída de la tasa de desempleo, hasta marcar un nuevo mínimo histórico.

En un contexto de recuperación económica, los españoles volvieron a caer en una dinámica habitual: cuando la economía va bien se ahorra menos y solo cuando las cosas se tuercen empieza a llenarse la hucha. Con la crisis, la tasa de ahorro se disparó, pero tras superarla ha ido cayendo hasta el 4,9% de la RBD, es decir, apenas se ahorran ni cinco de cada cien euros ganados. "Este nivel se encuentra 6 puntos por debajo del registrado en 2017 y es también 1 punto inferior a la tasa de ahorro de 2007, cuando se marcó el mínimo de la anterior fase expansiva", matiza el artículo de Víctor García Vaquero y Juan Carlos Casado.

En su informe anual el regulador ya lanzó una advertencia ante el descenso del ahorro y el recurso al crédito, al temer que algunos hogares estén siendo "excesivamente optimistas" a la hora de tomar decisiones de consumo. El supervisor considera que la mejora del empleo hace que la ciudadanía esté "un poco más confiada sobre su futuro y pueda gastar algo más", si bien advierte que en el caso de las rentas más bajas la combinación de un ahorro bajo y cierta acumulación de deudas puede provocar escenarios futuros "poco favorables". Ante esta situación, el BdE pidió que las familias sean "cautelosas" y "prudentes".

De cualquier manera, en el artículo publicado hoy el supervisor explica  que este aumento del recurso al crédito combinado con la caída del ahorro fue compatible con una nueva reducción de la deuda bancaria de las familias (hasta el 59% del PIB, 26 puntos porcentuales por debajo del valor máximo de 2010). Por otro lado, la riqueza financiera bruta de los hogares experimentó un ligero descenso por primera vez desde 2012, "principalmente como resultado de la depreciación de los instrumentos financieros de su cartera que se derivó de las tensiones en los mercados financieros globales de los últimos meses de 2018".

Dejando de lado los hogares, por lo que respecta a las empresas, a pesar de que el flujo del total de la financiación ajena captada fue positivo en 2018, su ratio de endeudamiento cayó hasta el 75% del PIB a finales del ejercicio (43 puntos por debajo del nivel máximo de 2010). Mientras, el valor de mercado de las acciones y participaciones de las compañías descendió un 4,1% en 2018. Esta caída, la primera que se observa desde 2008, fue consecuencia de una moderada captación de fondos y, especialmente, de la depreciación de estos pasivos, derivada, en gran medida, del descenso de los índices bursátiles que tuvo lugar a finales de 2018. Un descenso que, no obstante, se ha revertido en los primeros meses de 2019, según confirman los analistas del Banco de España.

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