El BPI prevé primas de riesgo de deuda soberana más altas y volátiles

  • Los bancos centrales y los supervisores deben prepararse para un periodo prolongado de primas de riesgo de la deuda soberana más altas y volátiles ya que la producción económica no va a volver pronto a los niveles anteriores a la crisis.

Arantxa Iñiguez

Fráncfort (Alemania), 18 sep.- Los bancos centrales y los supervisores deben prepararse para un periodo prolongado de primas de riesgo de la deuda soberana más altas y volátiles ya que la producción económica no va a volver pronto a los niveles anteriores a la crisis.

Así se desprende del último informe trimestral de septiembre del Banco de Pagos Internacionales (BPI), publicado hoy, en el que analiza el impacto del riesgo de endeudamiento soberano en los mercados financieros.

El mayor riesgo de crédito soberano tras la crisis financiera y la recesión económica se ha traducido en un aumento del coste y una reducción de la estabilidad de la financiación para los bancos.

En definitiva, ha hecho a los bancos más vulnerables ante perturbaciones de financiación.

Asimismo, las decisiones sobre el vencimiento de la deuda pública han cobrado importancia en la dinámica de las tensiones financieras que afectan a todo el sistema.

Los bancos y los gobiernos pueden tomar una serie de medidas para reducir el impacto del riesgo soberano, recomienda el BPI, que es el banco de los bancos centrales y tiene sede en la ciudad suiza de Basilea.

Por ejemplo, los bancos pueden mejorar su financiación y su gestión de riesgo de activos y los gobiernos pueden ampliar los vencimientos de la deuda e imponer una regulación bancaria sólida.

El BPI añade que "para poder afrontar las dificultades actuales es fundamental que las finanzas públicas recuperen su sostenibilidad".

En este sentido, para atacar la raíz del problema, es importante que los gobiernos apliquen estrategias creíbles para estabilizar los límites de la deuda y en algunos países que se mejore la transparencia del nivel de endeudamiento público.

Los déficit fiscales han aumentado notablemente, reflejando los efectos de los estabilizadores automáticos -por ejemplo ayudas al desempleo-, las medidas de estímulo económico y el apoyo al sector financiero.

Los déficit presupuestarios de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) aumentaron desde finales de 2007 hasta finales de 2010 desde el 1 hasta el 8 % del producto interior bruto (PIB).

Asimismo, la deuda soberana creció en el mismo periodo desde el 73 hasta el 97 % del PIB, siendo la zona del euro la más afectada.

El aumento del riesgo soberano desde finales de 2009 ha aumentado el coste de financiación para los bancos y ha reducido su acceso a los mercados en algunos casos.

Especialmente los bancos de Grecia, Irlanda y Portugal han visto aumentar las primas de los seguros de impago de deuda hasta niveles extremadamente altos y caer con fuerza la emisión de deuda a corto plazo y agotarse sus depósitos.

Como resultado los bancos de estos países se han vuelto más dependientes de la liquidez del Banco Central Europeo (BCE).

Para los bancos griegos la financiación de la banca central representaba 96.000 millones de euros a finales de julio además de la liquidez de emergencia.

Para los bancos irlandeses esta cifra era de 98.000 millones de euros y para los portugueses de 46.000 millones de euros en agosto.

En julio, los bancos italianos duplicaron el dinero que tomaron prestado del BCE hasta 80.000 millones de euros.

El aumento del coste de financiación se ha extendido a otros bancos europeos, pero en mucho menor medida.

La deuda soberana también se usa con frecuencia como garantía en las operaciones con los bancos centrales.

El porcentaje de bonos soberanos en el total de las garantías oscila entre el 15 % en la zona del euro y EEUU, y el 70 % en el Reino Unido y el 95 % en Japón.

El BPI considera que los bancos pueden mitigar los efectos del aumento del riesgo de la deuda soberana y del riesgo de liquidez cambiando sus operaciones y diversificando la composición de países en sus carteras de deuda soberana para reducir el exceso de exposición a la deuda de sus propios países.

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