El calambrazo oculto del recibo de la luz: una subida del 30%

Lo que era un secreto a voces es una realidad desde ayer: el Gobierno va a subir el precio de la electricidad. No hay más remedio, según los expertos, porque España está obligada a tapar el agujero de 23.000 millones que se ha ido generando durante los últimos 15 años.

Y éste puede seguir engordando si no se toman medidas drásticas de manera inmediata. De hecho, se estima que este año el déficit tarifario sume otros 4.800 millones, frente al límite de 1.500 millones, lo que eleva a cerca de 28.000 millones el agujero total.

El problema es que España no está para este tipo de malas noticias, con un escenario de 5,8 millones de parados y un famélico tejido industrial que tienen serios problemas para seguir en pie.

El problema es que el Estado tampoco puede asumir este agujero, porque los objetivos de déficit que impone Bruselas le atan de pies y manos ante la tentación de adoptar una medida de este tipo, que le evitaría la impopular decisión de subir la luz.

Y eso que, en teoría, los Presupuestos Generales deberían asumir algunos costes que pagamos todos los españoles en el recibo de la luz, como el derivado de financiar a las islas. ¿Lo hará? Ésta una de las incógnitas que deberá resolver el ministro de Industria, José Manuel Soria, en las próximas semanas.

Por el momento, la Comisión Nacional de la Energía (CNE) ya ha advertido que "si los Presupuestos Generales del Estado no pudieran atender el déficit tarifario no cubierto, el incremento de peajes necesario para alcanzar el equilibrio entre ingresos y costes en el año 2012 sería aproximadamente del 30,7%".

No obstante, también cabe la opción de hacerlo en varios ejercicios, con incrementos del 5% anuales.

Suma y sigue, porque el problema va más allá del déficit de tarifa generado en el pasado. Si no se toman medidas, en el futuro se volverá a crear otra bola, ya que el modelo actual hace que la luz se venda a un precio inferior al que cuesta producirlo.

Tenemos la luz más cara

Además de la necesidad de revisar todo el modelo, para recortar sus actuales costes, el regulador habla de que una parte de éstos sean asumidos por el Estado, aunque admite que los actuales problemas de déficit dificultan mucho esta opción.

Lo que juega en contra de los consumidores, que se enfrentan a tener que hacerles frente vía recibo de la luz. Y eso que el precio de electricidad en España, impuestos aparte, es uno de los más elevados de Europa.

Según datos de Eurostat, los precios finales antes de impuestos que debe pagar el consumidor doméstico son los más elevado del Viejo Continente, sólo por delante de Malta y Chipre. Y eso sin añadir el déficit, porque, si se sumara, España podría convertirse en el país con la luz más cara para sus ciudadanos.

En el caso de la industria, los precios antes de impuestos que pagan nuestras empresas también son superiores a la media, según los datos de Eurostat, aunque las pymes salen más perjudicadas, al pagar un 16% más que la media de la UE; mientras que las grandes industrias apenas soportan una diferencia del 1,4%.

Estos números llevan a pensar que, a la espera de lo que decida Soria, la gran industria tiene más margen para soportar una mayor subida porcentual de la tarifa que el consumidor doméstico. Aunque éste tiene muy complicado no resultar seriamente perjudicado.

Incluso en el mejor de los escenarios, es decir, asumiendo que el Estado hace frente a la compensación extrapeninsular, que se toman las medidas que recomienda el regulador, y que la subida se periodifica en varios años, hasta 2015, la CNE estima que la tarifa doméstica se deberá incrementar un 4,9% anual en términos nominales.