El cambio climático y el modelo energético, claves en la seguridad nacional

  • "El cambio climático y el modelo energético no pueden ser considerados solo como un asunto medioambiental, al ser elementos centrales de las amenazas a la seguridad nacional", asegura Manuel Marín, presidente de la Fundación Iberdrola y ex presidente del Congreso de los Diputados.

Marisa Urquijo

Madrid, 15 sep.- "El cambio climático y el modelo energético no pueden ser considerados solo como un asunto medioambiental, al ser elementos centrales de las amenazas a la seguridad nacional", asegura Manuel Marín, presidente de la Fundación Iberdrola y ex presidente del Congreso de los Diputados.

Por ello, "sería razonable que los dos principales partidos políticos alumbraran un modelo de seguridad nacional de medio ambiente, de energía y de prevención contra el cambio climático para los próximos 50 años", propone Marín, uno de los artífices de la integración de España en la Unión Europea (UE), en una entrevista con EFEverde.

Para Marín, uno de nuestros fracasos colectivos es la ausencia de una política común energética que ha sufrido, a su juicio, "improvisaciones, falta de control en el desarrollo del sector, que hemos pagado con pérdidas en sectores industriales potentísimos que ahora están en manos de otros países".

"España debe apostar de una manera decidida por las energías renovables porque -afirma-, tenemos capacidad, empresas, objetivos perfectamente internacionalizados y con renombre internacional", añade.

De hecho, España, Alemania y Dinamarca son los únicos países capaces de superar el 20% del paquete europeo 20+20+20 (20% de renovables en 2020 con un 20% menos de CO2), en producción primaria de energía renovable.

"Debemos ir reduciendo de manera progresiva nuestra dependencia de la energía fósil. Mientras tanto, necesitamos una potencia de respaldo, la nuclear. Las energías renovables son estupendas pero por definición intermitentes. Si no hay viento ni sol no funcionan y alguna de las solares, su nivel tecnológico de evolución todavía hace que sean muy caras".

Marín aconseja esperar al gran laboratorio alemán al haberse comprometido a estar desnuclearizados en 2021.

"Tendrán que reconvertir ciudades enteras para poner techos solares; su industria automovilística tendrá que pasar al híbrido y al coche eléctrico, algo que determinará el urbanismo en las ciudades".

Marín se ha referido también al debate abierto en Europa sobre cómo mitigar los efectos de la contaminación urbana debido al transporte: vía coercitiva -sistema británico- o vía incentivo -Benelux-.

"El sistema británico aplica una tasa a los conductores que circulan en la zona central de Londres, mientras que el propuesto por Benelux, mantiene conectados los coches por GPS, de manera que si utilizas un servicio público y no te ha detectado el satélite, te abonarán cuatro euros diarios, y si no has entrado en el centro de la ciudad, seis".

Sobre la cumbre de cambio climático que se celebrará en Durban (Sudáfrica) el próximo mes de noviembre, Marín sostiene que la decisión de Obama de no establecer en EEUU un registro de emisiones de CO2, anula cualquier posibilidad de compromisos.

"No es una buena noticia- aclara- porque si no se mueve EEUU tampoco lo hará China ni la India. Si no hay acuerdo -asegura- a Europa se le plantea un problema muy serio al ser el único mercado internacional de penalización con un registro organizado: una empresa paga 17 euros de penalización por cada tonelada de CO2 que se exceda".

Marín considera inadmisible que no exista un mercado internacional de penalización y un registro de emisión de CO2. "Naciones Unidas debería contar con un sistema organizado, que permitiera la verificación y el control. Si no es así, asegura, es muy difícil organizarlo solo en un continente".

No obstante, insiste en la necesidad de que Europa mantenga el sistema de penalización. "Si no hacen nada ni chinos ni norteamericanos en Durban, Europa debería introducir un derecho compensatorio de frontera".

"Tú no quieres penalizar tus emisiones de CO2. Pues cada vez que uno de tus productos entre en el mercado europeo, pagas un derecho compensatorio en frontera equivalente a lo que se aplica a las empresas europeas. Esto se podría hacer pero -avisa- nos puede llevar a una guerra comercial".

Mostrar comentarios