El debut de LinkedIn recuerda al pinchazo de Yahoo!

La red social para profesionales LinkedIn protagonizó ayer la salida a bolsa más esperada de los últimos siete años. Desde la experiencia de Google, en septiembre de 2004, el mercado no estaba tan pendiente de un debut bursátil. Y la compañía no defraudó.

Sus acciones duplicaron su precio en sus primeros cinco minutos en el mercado. Y el interés de los inversores fue in crescendo hasta el último momento. De hecho, terminó el día con un rally del 109,4%.

Esta espectacular rentabilidad, según datos de la agencia Reuters, es la más alta que ha conseguido una gran compañía en su primer día en bolsa desde que Baidu, el google chino, subió un 350% en agosto de 2005.

No hay duda de que el estreno de LinkedIn ha sido asombroso, pero conviene ser cautos, ya que ha hecho recordar los protagonizados por Yahoo! y Terra, que también vivieron debuts espectaculares.

El buscador estadounidense cerró su primer día en el mercado, el 12 de abril de 1996, con un alza del 155%. Tres años después, la filial de Telefónica pulverizó ese registro al dispararse un 213%.

Pero todo fue un espejismo, hasta el punto de que Terra se convirtió en el símbolo de la burbuja tecnológica de España, y Yahoo!, en uno de sus equivalentes estadounidenses, con el agravante de haber protagonizado uno de los escándalos contables que caracterizaron los primeros años de la pasada década.

Es más, desde entonces, no se ha recuperado. Sus competidores, sobre todo Google, le han comido terreno y, según los expertos, no volverá a ser lo que fue. Por eso, los rumores de que se ha reactivado una nueva burbuja.com están sobre la mesa.

"El estreno de LinkedIn me recuerda demasiado a las subidas que protagonizaron compañías como Yahoo!, Terra y otras tecnológicas de su tiempo. Es complicado hablar de una burbuja en las redes sociales, pero no hay duda de que existen razones para creer que están claramente sobrevaloradas", explica Pablo García, director de renta variable de Oddo Securities.

Teniendo en cuenta la subida de ayer, el valor en bolsa de LinkedIn supera los 8.910 millones de dólares (en euros, unos 6.228 millones). Al comparar estas cifras con los ingresos que obtuvo la compañía durante el pasado ejercicio, se descubre que su valoración supera en 36 veces su facturación.

Esta cifra es muy superior a la media de las empresas que cotizan en el índice tecnológico Nasdaq, cuyas capitalizaciones equivalen a 4,3 veces sus ventas anuales.

Además, LinkedIn no es la única compañía que tiene unas valoraciones tan altas. La de Facebook, que prevé saltar a bolsa en 2012, multiplica por 50 veces sus ingresos de 2010 (facturó 2.000 millones y su valoración asciende a 100.000 millones), mientras que la de Twitter ronda las 55 veces (según la empresa, las ventas en 2010 podrían llegar a los 140 millones y su valor alcanza los 7.700 millones).

A este argumento se suma que el crecimiento de las redes sociales es difícil de valorar, ya que sus negocios crecen muy rápido y los cálculos que se realizan pueden quedar desfasados enseguida. De ahí que deban demostrar constantemente su valor con sus resultados.

"Ahora, LinkedIn tiene que demostrar que el valor que le está dando el mercado (de 8.900 millones de dólares) está justificado. Y sólo tiene una forma de conseguirlo: hacer que crezca su negocio", puntualiza Guillermo Escribano, analista de Metagestión.

La compañía, al menos, no tiene buenas perspectivas para este año. Según recoge The Wall Street Journal, LinkedIn prevé una reducción de sus ingresos en 2011 y advierte que no será rentable por las inversiones que tiene en marcha. Una razón más para alimentar la idea de que existe una burbuja.

Y aún hay un último argumento. Las compañías que han demostrado con el tiempo que su negocio es rentable no tuvieron un estreno en bolsa tan brillante. El día de su debut, el rey de los buscadores Google subió un 18%, mientras que Amazon, el gigante del comercio electrónico, perdió un 22%. Nada que ver con el 110% que se revalorizó ayer LinkedIn.

Por eso, para pinchar los temores de su hipotética burbuja, las redes sociales tendrán que demostrar que valen, realmente, lo que dice el mercado. Esto no ha hecho más que empezar.