El doble juego político y económico que se esconde detrás del rescate de Irlanda

  • Detrás del rescate irlandés se esconde una telaraña de intereses económicos y políticos que explican el cruce de mensajes contradictorios, la presión de Europa y la resistencia de la isla a caer en brazos de los organismos internacionales.
José de la Vega

Para comprender la preocupación internacional por la agónica situación que vive Irlanda, basta recordar que Reino Unido, Alemania y Estados Unidos son los principales acreedores del país, seguidos por Francia, Italia y Japón, a mayor distancia.

Pero, para ententer por qué todavía no se ha intervenido el país, hay que mirar también los intereses políticos. Y aquí hay dos focos diferentes: el económico, por el dinero que pueden perder los bancos de los países arriba citados, y el electoral, por los votos que se están jugando mandatarios como Ángela Merkel o Nicolás Sarkozy, cuyos conciudadanos están hartos de tapar los socavones de otros países.

Sin embargo, aunque muchos centroeuropeos puedan pensar que los problemas de Grecia, Irlanda y Portugal deberían resolverlos en sus casas, la realidad es muy distinta, y los terremotos de estos países ponen en jaque a todo el Viejo Continente.

"El problema de Irlanda es europeo, por el riesgo de contagio al resto de los países. Y no hay que descartar que después de Irlanda puedan ir Portugal, España e Italia, por este orden. El problema irlandés no es fiscal, sino de los bancos. Por tanto, no se trata de salvar al país, sino de salvar a las entidades financieras, que en el fondo es lo mismo”, explica David Navarro, gestor de renta variable de Inversis Bank.

Pero este efecto contagio salpica también, y en primer lugar, a los grandes acreedores de Irlanda: Reino Unido, con 222.000 millones de euros; Alemania, con 205.000 millones de euros; Estados Unidos, con 113.000 millones de euros; Francia, Italia y Japón con algo menos de 100.000 millones de euros.

España, aunque sea un acreedor menor, tiene 16.000 millones de euros pillados en Irlanda, según las cifras de Inversis Bank.

El hecho de que el epicentro del terremoto irlandés sean sus bancos ha llevado al Ejecutivo del país a pedir únicamente ayuda para sus entidades financieras, una opción que cuenta con el respaldo de Reino Unido.

Sin embargo, esta opción es altamente compleja. Primero, porque el plan de rescate del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Unión Europea (UE) sólo puede, en principio, ayudar a países, no a entidades bancarias. Y, segundo, porque los expertos coinciden en que Irlanda no tiene en estos momentos capacidad para financiarse por los altos tipos de interés a los que tendría que hacer frente.

Esta lenta agonía genera una incertidumbre en los mercados que termina salpicando a las economías más débiles de Europa, las mediterráneas, otro motivo que explica por qué este problema debe verse con una perspectiva más global: "En el caso italiano, su principal problema es la elevada deuda (supera el 100% del PIB), mientras que en el español es que su crecimiento económico es menor que el del resto de la eurozona", explica Navarro.

¿Otra Grecia?

La debacle irlandesa ha llegado cuando los mercados no han digerido todavía el rescate de Grecia, lo que genera una creciente descofianza y el temor a que se repitan los tensos momentos vividos antes de verano. Una percepción que, sin embargo, parece ser exagerada.

La diferencia entre lo que ocurrió con Grecia y lo que puede ocurrir con Irlanda es evidente para Victoria Torre, analista de estrategia de Self Trade Bank: “El país heleno dijo que necesitaba la ayuda del FMI y de la UE, porque los altos tipos de interés de su deuda soberana no le permitían financiarse. En el caso de Irlanda, el Gobierno insiste en que no le hace falta dinero hasta mediados de junio de 2011, y que sólo necesita un aval. Pero no hay que olvidarse que las elecciones de este país están muy cercanas y que el Gobierno no quiere ningún tipo de escándalo”.

Para Nuria Alvarez, analista de Renta 4, los actuales problemas de Irlanda no tienen nada que ver con los del país heleno. “Grecia admitió que había falseado las cuentas públicas, lo que desencadenó el rescate por parte del FMI y la UE. En el caso de Irlanda, es que el Gobierno se comprometió a rescatar a todo su sistema financiero, que estaba sobredimensionado, pero no es capaz de hacerlo. El tema es más profundo que en Grecia porque en Irlanda el sistema financiero está quebrado. En Grecia están pasando dificultades, pero nada más”.

Sin embargo, la gran diferencia entre las crisis de Grecia y de Irlanda es que, cuando salió a la luz la primera, no había ningún plan formado para hacer frente a la situación que se planteó. En cambio, ahora sí lo hay: un fondo de ayuda a través del FMI y la UE de 750.000 millones de euros preparado para ayudar al país que lo necesite. Es un avance importante en medio de la crisis económica y el proyecto fue impulsado por la canciller alemana, Angela Merkel.

Por eso llama la atención el hecho de que, ahora, Merkel sea una de las voces más suaves a la hora de solicitar la intervención de Irlanda. "Es algo que no termino de ver, por el momento”, ha dicho la canciller, quitando autoridad a Olli Rhen, comisario de Asuntos Económicos de la eurozona, quien ha afirmado que “el rescate de Irlanda es prioritario y urgente para la Unión Europea”.

 

La botella medio llena o la botella medio vacía, según se mire. Para unos, Irlanda pone en peligro a los países de la Unión Europea. Para otros, no hay peligro para la eurozona. En el fondo, cada uno mira por sus intereses y por la exposición  a la deuda irlandesa por parte de los bancos de cada país.

El comentario de Merkel podría llevar a pensar que Alemania estaba más expuesta a la deuda griega que a la irlandesa, pero parece que no es así: los bancos alemanes tenían comprometidos entonces en deuda griega 143.000 millones de euros y en deuda irlandesa tienen 205.000 millones de euros. Además, según los expertos, la crisis de Grecia es diferente a la de Irlanda.

Como dijo Jean Giradoux, dramaturgo y diplomático francés: “Sólo se reconoce el error cuando todo el mundo lo comparte”.

Coda

Remar contra corriente. El primer ministro de Finanzas de Irlanda, Brian Leniham, no ha dejado de afirmar que los bancos irlandes no tienen problemas de liquidez porque tienen el apoyo del Bci.

Estrambote

Al final nada es imposible y el gobierno irlandés trabajará codo con codo con los enviados de la Ue, el Fmi y el bci para encontrar la mejor solución al problema.

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