El Estado, la mano que mece la economía

¿Cómo será el mundo en la era postcrisis? Una pregunta difícil de responder a la que ha intentado dar respuesta el equipo de analistas de Credit Suisse Banca Privada. Lars Kalbreier, estratega jefe de bolsa e inversiones alternativas, considera que el Estado tendrá un papel dominante en la economía frente a los actores privados en el futuro, pero no cree sea la mejor fórmula.

"La teoría económica moderna sugiere que el sector privado es el más adecuado para asignar capital. ¿Es esta teoría sigue siendo válida después de la desastrosa mala asignación de capital por el sector privado, o los gobiernos pueden asignar capital de manera más eficiente?", se pregunta después de que los países del G-20 estén por la labor de un estímulo, en marcha, de más de 5 billones de dólares y que, por el momento, ha puesto fin a la recesión económica.

Cuenta Kalbreier como la historia ofrece algunos ejemplos alarmantes de cómo los Estados pueden ser peores que el mercado destruyendo dinero. En Japón, por ejemplo, el programa de estímulo económico de la década de 1990 fue en gran parte destinado a proyectos derrochadores, el infame "puente a ninguna parte".

"Hamada, una ciudad 140 veces más pequeña que la de Hong Kong, recibió una serie de infraestructuras que recuerdan a una megaciudad. De hecho, durante la década de 1990, esta pequeña ciudad ubicada a 800 kilómetros de Tokio y a 400 km de Osaka, construyó con ayuda pública una nueva autopista de cuatro carriles de circunvalación, una universidad, una cárcel, un museo de arte infantil, una estación de esquí y un acuario con tres ballenas beluga", cuenta.

Según el estratega del banco suizo, los Estados son mejores en las inversiones a largo plazo, mientras que el sector privado tiene tendencia a orientarse hacia el corto o medio plazo. La colaboración entre ambos grupos ha dado lugar a casos de éxito en el pasado en el desarrollo de nuevos sectores productivos. En la década de 1960, el Ministerio de Hacienda japonés puso en marcha un plan para desarrollar estratégicamente el automóvil y las industrias de la electrónica de consumo, y el éxito de esta iniciativa fue claramente visible una década después.

En la década de 1970, los países europeos se centraron en el desarrollo de la aeronáutica, dando a luz a Airbus, que es hoy el mayor productor del mundo de comerciales aviones. En los 80, Ronald Reagan creó SEMATEC, una asociación entre el gobierno de EE.UU. y con sede en semiconductores fabricante como Intel, con el fin de mejorar la productividad y el ritmo de las innovaciones de las empresas de EEUU. Por último, la autopista de la información, lanzada por la administración Clinton en la década de 1990 aceleró el uso de Internet.