El futuro de los Eurotaxis mantiene en vilo a los discapacitados madrileños

  • Trabaja en un instituto próximo a su domicilio, pero desde que dejaron de funcionar los Eurotaxis en Madrid, hace ya tres días, Carlos Pinto permanece recluido en casa con su silla de ruedas, a la espera de que restablezca un servicio que otros discapacitados como él consideran "imprescindible".

Sol Carreras

Madrid, 21 nov.- Trabaja en un instituto próximo a su domicilio, pero desde que dejaron de funcionar los Eurotaxis en Madrid, hace ya tres días, Carlos Pinto permanece recluido en casa con su silla de ruedas, a la espera de que restablezca un servicio que otros discapacitados como él consideran "imprescindible".

Una enfermedad que afecta a las neuronas lo tiene postrado en una silla de ruedas desde hace tiempo, pero en los últimos años la pérdida de movilidad ha ido a más, y a Carlos no le queda otra opción para salir de casa que usar los Eurotaxis, vehículos adaptados a discapacitados.

"Antes me podía levantar en silla de ruedas y coger taxis convencionales, ya no", relata a Efe.

Está encerrado en casa "sin poder ir a trabajar" desde hace tres días, el mismo tiempo que ha transcurrido desde que la mayoría de conductores de Eurotaxis, con una flota de aproximadamente 100 vehículos, dejaron de prestar este servicio al considerarlo económicamente "inviable".

Su principal queja es el mantenimiento de un tope máximo de 5 euros por cada trayecto que tienen que hacer cada vez que acuden a recoger a un cliente, una tarifa que acordó el Ayuntamiento de Madrid y que después se aprobó en la Comisión de Precios de la Comunidad de Madrid.

La Asociación Eurotaxi por la Movilidad y Accesibilidad (AEMA) ha denunciado que, dependiendo de la distancia, tienen que poner dinero de su bolsillo", y ha anunciado que el servicio permanecerá interrumpido hasta que se autoricen unas tarifas "ajustadas" a la realidad.

"Lo entiendo perfectamente, no es un servicio de taxi al uso", asegura Carlos, que explica que, al haber pocos, a veces tienen que desplazarse desde lejos para llegar hasta su casa.

Además, invierten tiempo en subir a su domicilio y le ayudan a subir y bajar del vehículo, mientras el contador sigue parado.

Como él, otros discapacitados están preocupados por el futuro de los Eurotaxis, aunque comprenden las razones que han llevado a la mayoría de sus conductores a dejar de trabajar e incluso estarían dispuestos a pagar un suplemento con tal de que no desaparezcan.

"Podría pagarlo, pero en ese caso tendría que reducir los viajes", comenta Julián Fernández, que dice que la interrupción del servicio le ha afectado "muchísimo".

En su caso, como les ocurre a otros discapacitados, su silla es muy pesada, por lo que no se puede "desarmar fácilmente" para introducirla en un taxi que no esté adaptado.

Además, según dice, no todas las estaciones de Metro cuentan con ascensor para minusválidos, y en los autobuses prefiere no montarse solo porque teme que no pueda controlar los movimientos y acabe dándose un "tortazo".

"Tengo unos cuantos amigos que trabajan en el Eurotaxi, les comprendo pero por otro lado salgo perjudicado", afirma, al tiempo que reivindica su derecho a moverse con libertad, no sólo para ir al médico sino también para quedar con gente.

"Tenemos nuestra vida social", agrega.

En su opinión, la solución pasa porque la Administración dé más ayudas tanto a los discapacitados, que este año han visto reducida la subvención para movilidad que reciben por parte de la Comunidad de Madrid, como a los propios conductores de Eurotaxis, que no reciben ningún extra para mantener el servicio.

El futuro de este medio de transporte también mantiene en vilo a Clementina García, que afirma que está "deseando" que se solucione este asunto, ya que asegura que al usar un vehículo eléctrico de grandes dimensiones no tiene "otra forma" de moverse por la ciudad si no es a través de Eurotaxis.

Como otros discapacitados, entiende la postura de estos conductores porque cree que "nadie va a hacer un trabajo por el que no está remunerado", pero apunta a que los "perjudicados" en este conflicto son los usuarios.

"No sé qué hacer ahora", comenta preocupada.

A otros discapacitados la interrupción del servicio de los Eurotaxis les pilló completamente por sorpresa, como a Carolina Guerra, de Gran Canaria, que el pasado martes después de asistir a un curso en Madrid tuvo que desplazarse al aeropuerto con un compañera en un minibús adaptado que les costó "un dineral".

Según cuenta a Efe, a la salida del hotel donde se alojaron había dos Eurotaxis, pero sus conductores se negaron a prestar el servicio porque alegaron que no tenían rampa y el anclaje no funcionaba.

"Entiendo que todo el mundo tiene derecho a reivindicar sus derechos, pero las cosas no se hacen así", concluye. EFE

scr/asc

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Cód: 3008518)

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