El giro verde de Repsol encalla en Siberia: así es su acuerdo con un campeón del CO2

  • Prometió al iniciarse la Cumbre del Clima emisiones cero en 2050, pero ecologistas y la Fundación Renovables tachan el anuncio de "cínico·".
La reducción de suministro de Gazprom a Minsk por las deudas abre un nuevo conflicto en torno al gas
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En la Cumbre del Clima que se celebra estos días en Madrid hay algunas paradojas, por no llamarlas incongruencias. Las estanterías de muchos de los restaurantes del Ifema en los que comen los 25.000 asistentes a la cumbre climática están llenas de alimentos envueltos en plástico. Unos participantes que, en muchos de los casos, han llegado al lugar donde se celebra la COP25 en autobuses propulsados por motores diésel altamente contaminantes. Alguno de los países que más contaminan a nivel global, como el Reino Unido, han enviado a la cumbre representaciones de tercer nivel mientras que los países más contaminantes del planeta -EEUU, China, Rusia e India- están presentes, pero no se espera de ellos grandes compromisos.

El principal patrocinador de la COP25 es Endesa-Enel, la empresa más contaminante de España, que en 2018 emitió 30,2 millones de toneladas de CO2, según el observatorio de la sostenibilidad. Iberdrola, que también patrocina el encuentro, es la octava en este ranking. Una cumbre que comenzó el lunes con un anuncio impactante: Repsol, la segunda compañía más contaminante de España con 10,6 millones de toneladas de CO2 solo en nuestro país, se comprometió a lograr las emisiones cero en el año 2050. Pero el 'giro verde' de la empresa comandada por Antonio Brufau y Josu Jon Imaz fue puesto en cuestión casi inmediatamente cuando la gasista rusa Gazprom -la tercera compañía más contaminante del planeta tras China Coal y la saudí Aramco, responsable del 3,9% de las emisiones de CO2- anunció ese mismo día un acuerdo con Repsol para hacer prospecciones y explotar seis pozos de petróleo y gas en Siberia, en el Ártico, una de las zonas del planeta que más rápido está acusando el cambio climático. 

La organización ecologista Greenpeace no tardó en calificar el anuncio de "palabras vacías" mientras que la Fundación Renovables, el 'think thank' que tiene como objetivo fundamental sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de llevar a cabo un cambio de modelo energético con el ahorro, la eficiencia y las renovables como principios básicos, lo definió como "cínico".

"Nos parece un ejercicio de cinismo completamente inaceptable", asegura a La Información la Fundación Renovables (FER). "En realidad (Repsol) pretende seguir emitiendo pero con compensación económica, lo que no es admisible en la situación de emergencia climática en la que ya nos encontramos inmersos. La compañía propone reducir un 70% las emisiones en 2050 a partir de los avances tecnológicos que previsiblemente existirán entonces, no con los conocimientos tecnológicos que tenemos hoy. Y confía en elevar esa cifra para poder asumir el 30% restante de reducción a partir de la captura, utilización y almacenamiento de CO2. Supone un 'optimismo tecnocrático' que viola por completo el principio de precaución más elemental. Además, lo anuncia el lunes 3 de diciembre, justo el día que empieza la COP25, como ejercicio de marketing verde para llamar la atención y acaparar los focos".

Desde Greenpeace España, su responsable de movilidad, Adrián Fernández, asegura que Repsol "no tenía otra opción que hacer ese anuncio si quiere cumplir con los objetivos de la ONU, pero la compañía sabe que para lograr emisiones cero no caben los combustibles fósiles, que siguen siendo su principal nicho de negocio. Además, mal principio es asociarse con una compañía con el negrísimo historial medioambiental de Gazprom. Nos parecen palabras vacías. Un brindis al sol y un ejercicio de marketing vacío", sentencian desde Greenpeace.

Instalación de carga de petróleo de Novy Port en el Mar de Kara. /Cortesía de Gazprom
Instalación de carga de petróleo de Novy Port en el Mar de Kara. / Gazprom

Según el anuncio que hizo el lunes la gasista rusa, "Gazprom Neft y Repsol están desarrollando una empresa conjunta para llevar a cabo una exploración geológica en seis bloques de licencias en la zona de Karabashsky, de la región autónoma de Khanty-Mansi, a 3.000 kilómetros al este de Moscú. "La empresa conjunta", prosigue Gazprom, se establecerá a través de Karabashsky-6 LLC, propiedad de Gazprom Neft, que posee licencias de prospección geológica para seis bloques en el sur-oeste de la región autónoma de Khanty-Mansi". Repsol adquirirá una participación del 50,1% en el capital de la compañía una vez que ambas partes hayan cumplido todas las condiciones previas del contrato, incluidas las aprobaciones corporativas. Según los términos del acuerdo, la empresa conjunta será administrada por ambas partes, en igualdad de condiciones.

La empresa conjunta tendrá los derechos de los bloques Karabashsky-17, 18, 19, 25, 26 y 27, que abarcarán un área total de aproximadamente 1.600 kilómetros cuadrados. Todos estos se encuentran en el distrito Kondinsky de Khanty-Mansi y todos están marcados por niveles muy limitados de investigación geológica. Los activos prometedores se unen a estos sitios, cuyas licencias son propiedad de otras empresas conjuntas de Gazprom Neft y Repsol, como Evrotek-Yugra  y ASB Geo. "Las sinergias con los nuevos territorios permitirán a los socios establecer un grupo de exploración importante, y posteriormente producción de petróleo" en la zona de Karabashsky.

Los preparativos para la prospección geológica de los seis bloques de Karabashsky se iniciaron en 2019, con trabajos sísmicos planificados para 2020. El operador de este proyecto es Evrotek-Yugra, "que tiene un equipo profesional con amplias habilidades y experiencia en trabajos de prospección geológica dentro de la zona de Karabashsky".

Vadim Yakovlev, director general adjunto de Upstream, Gazprom Neft, comentaba tras el acuerdo con Repsol que "establecer esta empresa conjunta marca un paso adelante no solo en el desarrollo de un importante grupo de exploración en el sur-oeste de Khanty-Mansi, sino también en el apoyo al vector de nuestra creciente cooperación con Repsol. Ya tenemos proyectos mutuamente exitosos en prospección geológica en otras zonas de Khanty-Mansi y estoy seguro de que al unir fuerzas y consolidar nuestras habilidades y competencias en otro activo, podemos desbloquear el potencial de recursos de la zona de Karabashsky poco investigada de manera más efectiva. Nuestra experiencia de trabajar con nuestros socios españoles demostrará una ventaja adicional en la implementación de otros proyectos prometedores".

Mientras, Tomás García Blanco, Director Ejecutivo Ejecutivo de Upstream de Repsol, hablaba de una relación sólida con Gazprom Neft "en los proyectos que hemos emprendido juntos y esta nueva empresa conjunta es el resultado de la búsqueda de nuevas oportunidades en el área de Karabashsky".

Pero esta 'joint venture' anunciada el lunes no es la primera entre los dos gigantes de los hidrocarburos. Gazprom Neft ya adquirió una participación del 15,02% en Evrotek-Yugra, propiedad de Repsol, en julio de 2017, con el derecho de aumentar su participación al 50%. La empresa conjunta está realizando trabajos de prospección geológica en el sudoeste de Khanty-Mansi. Mientras, Evrotek-Yugra posee licencias de exploración y producción de hidrocarburos para los bloques Karabashsky 1 y Karabashsky 2, así como licencias de exploración para otros cinco bloques, incluidos Karabashsky 3, Karabashsky 9, Kileisky y Sverdlovsky-4.

Por su parte, ASB Geo LLC es una empresa conjunta Gazprom Neft — Repsol que posee la licencias de exploración para el bloque Karabashsky 10 en el distrito de Kondinsky, en la parte suroeste de Khanty-Mansi.

Repsol, que produce diariamente 700.000 barriles equivalentes de petróleo y procesa un millón de barriles diarios, está presente en Rusia desde el año 2010 a través de su negocio de 'Upstream'. La compañía cuenta con derechos mineros sobre siete bloques de exploración, con una superficie neta de 2.206 kilómetros y 18 bloques de producción/desarrollo, con una superficie neta de 169 kilómetros cuadrados. También en Rusia, el grupo petrolero firmó en abril de este año un acuerdo marco con Novatek para la firma de un 'megacontrato' a largo plazo de compra de gas natural licuado (GNL) procedente del yacimiento de Yamal, en Siberia.

Asimismo, la energética española también firmó el pasado mes de junio un memorando de entendimiento con la rusa y la anglo-holandesa Shell para la creación de una empresa conjunta para operar bloques de exploración en la Península de Guida, en Siberia. En este caso, la rusa es el principal accionista de la compañía, con una participación del 50%, mientras que Repsol y Shell tiene el 25% cada uno.

Las promesas incumplidas de las cumbres

Al hilo de la celebración de la Cumbre del Clima, éstas son, en muchas ocasiones, una especie de catálogo de promesas incumplidas. Es el relato de la botella medio llena y medio vacía. Pasará en Madrid, como ya pasó en la celebrada el 23 de septiembre en Nueva York. Allí, Francia y el Reino Unido, como ahora Repsol, afirmaron que serán neutrales en carbono en 2050, algo ya habían anunciado meses atrás, pero su anuncio sigue sin concretarse en medidas que muestren las posibilidades reales de éxito.

Alemania, por su parte, mantiene el compromiso de ser neutral en carbono, pero el Gobierno Merkel todavía no sabe exactamente cómo hacerlo. El mayor contaminante del planeta, China, sigue sin concretar cuando llegará a su ‘peak’ (nivel máximo) de emisiones y empezará a reducirlas de forma real. Otro gran contaminante, India, ha esquivado la petición del secretario general de Naciones Unidas de reducir la dependencia del carbón y se ha limitado a indicar que su país incrementará el uso de energías renovables. 

Tres de los cuatro países con los mayores planes de expansión del carbón, India, China y Turquía, fueron invitados a hablar en la cumbre de Nueva York, pero ninguno de ellos se comprometió en firme a abandonar esta fuente de energía contaminante y que genera elevadas emisiones de gases.

España no se libra de las promesas incumplidas. Pedro Sánchez anunció en Nueva York que España aportará 150 millones de euros en los próximos cuatro años al Fondo Verde para el Clima. Pero no hay que echar en saco roto que en 2014, en la cumbre de Berlín, el Gobierno español se comprometió a aportar a este fondo 120 millones de euros. Pero un balance publicado a finales de 2018 por el propio Fondo Verde del Clima indicaba que hasta el 8 de mayo de 2018 la Administración española sólo había hecho efectivo el pago de 17 de los 120 millones de euros comprometidos.

La pregunta sobre las cumbres del clima surge de forma inevitable: ¿son efectivas en la lucha contra el cambio climático o un simple 'postureo verde'?

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