El Gobierno prevé un crecimiento de la financiación alternativa a la bancaria

  • El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, ha confiado hoy en un crecimiento de los mecanismos de financiación alternativa a la bancaria en España, que en la actualidad sólo llega al 30 %, frente al 70 % de países como Estados Unidos.

Madrid, 7 feb.- El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, ha confiado hoy en un crecimiento de los mecanismos de financiación alternativa a la bancaria en España, que en la actualidad sólo llega al 30 %, frente al 70 % de países como Estados Unidos.

En la inauguración de una jornada sobre Financiación Alternativa organizada por el Instituto de Empresa Familiar (IEF), el secretario de Estado ha admitido que queda "un largo camino por recorrer" para que las compañías españolas reduzcan la "dependencia" de los bancos.

Como opciones distintas, ha destacado el papel del Mercado Alternativo de Renta Fija para las pymes (MARF), que lleva en marcha desde el pasado 7 de octubre.

El MARF ofrece a las empresas una vía de financiación a medio y largo plazo alternativa a la bancaria mediante dos tipos de emisiones: pagarés y bonos, con un volumen "ideal" de entre 20 y 25 millones de euros o una inversión mínima de 100.000 euros.

El secretario de Estado ha considerado que el MARF, que se puso en marcha como una de las imposiciones del Memorando de Entendimiento (MOU) que alcanzó España con la Unión Europea en el verano de 2012, reúne los instrumentos necesarios para hacer atractiva la financiación.

Por ello, ha confiado en que las empresas se acaben "reconociendose" en este mercado y acaben usándolo más.

Hasta ahora sólo la compañía de construcción y servicios Copasa ha acudido al MARF, con una emisión de bonos senior de 50 millones de euros, con vencimiento a cinco años y un valor nominal de 100.000 euros por título.

Por su parte, el director general del Instituto de Empresa Familiar, andrés Tejero, ha destacado que en la actualidad una pyme española puede llegar a pagar hasta un 63 % más que una alemana para conseguir un crédito de las mismas características, lo que ha achacado a la "fragmentación" del sistema bancario europeo.

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