El Juzgado declara en concurso voluntario de acreedores a Nyesa

Madrid, 21 mar.- El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Zaragoza ha declarado el concurso voluntario de acreedores de la inmobiliaria Nyesa Valores Corporación y de sus sociedades que presentan un pasivo global de 1.244,3 millones de euros.

Según informó hoy la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el juez Juan Pablo Rincón sostiene en un auto fechado el pasado 14 de marzo que de la documentación aportada por Nyesa se desprende el estado de insolvencia actual de la sociedad.

Asimismo, estima conveniente que las facultades de administración y disposición sobre su patrimonio de los actuales gestores de la compañía sean intervenidas por la administración concursal, integrada por la Agencia Estatal de la Administración Tributaria dado que la masa pasiva de la compañía supera los 100 millones de euros.

También formará parte de la administración concursal la CNMV.

Nyesa espera alcanzar en los próximos meses un acuerdo con la mayoría de las entidades financieras para refinanciar su deuda, que asciende a 615 millones, en el marco de la situación de insolvencia que atraviesa la inmobiliaria, que solicitó en febrero el concurso voluntario de acreedores, cinco meses después de solicitar el preconcurso.

Dado que el 85 % de la deuda de Nyesa es bancaria, las entidades financieras instaron a la sociedad a cerrar un acuerdo extraconcursal con el resto de acreedores, para lo que comenzaron a tasar los activos del grupo a efectos de plantear una dación de pago, según informó recientemente la compañía al supervisor bursátil.

En este contexto, el grupo trabaja en un Plan de Viabilidad para reducir la deuda contraída con la banca mediante esta fórmula por un total de 302 millones. Un objetivo que, sin embargo, considera difícil, por lo que señalaba que sería suficiente con la materialización de 151 millones, un importe que, "a la fecha, se espera alcanzar".

La compañía prevé lograr también un convenio con los proveedores para abonarles las deuda con una espera de siete años, reducir los costes de estructura y el capital social mediante una disminución del valor de sus acciones, gestionar los suelos pendientes de desarrollo o optimizar la explotación de los hoteles y demás activos.