El negocio de los sastres ingleses crece a pesar de la crisis

  • Los clientes de las exclusivas sastrerías de Saville Row en Londres, cada vez más jóvenes, siguen apostando por los elegantes y caros trajes hechos a mano, cuyas ventas han aumentando un 10 por ciento a pesar de la crisis.

Ramón Abarca

Londres, 17 oct.- Los clientes de las exclusivas sastrerías de Saville Row en Londres, cada vez más jóvenes, siguen apostando por los elegantes y caros trajes hechos a mano, cuyas ventas han aumentando un 10 por ciento a pesar de la crisis.

Las doce principales sastrerías de Londres, agrupadas en la asociación The Saville Row Bespoke Association, han visto cómo a pesar de las turbulencias financieras sus clientes han aumentado gracias a que venden más a extranjeros y a que sus trajes vuelven a estar de moda, aseguró hoy a Efe su portavoz, Charlie Harrison.

Las tradicionales sastrerías conocidas como bespoke, que hacen sus trajes a mano y a medida, se empezaron a instalar a principios del siglo XIX en la céntrica calle del exclusivo barrio de Mayfair de Londres y desde entonces han sido símbolo de la elegancia masculina más tradicional.

Han tenido como clientes al rey Alfonso XIII, el exprimer ministro británico Winston Churchill y los cantantes Mick Jagger y Michael Jackson, además de coser el traje de boda del príncipe Guillermo de Inglaterra e inspirar incluso personajes literarios como el de "El sastre de Panamá" de Graham Greene.

Dependiendo de la calidad de las telas y el tipo de prenda, sus trajes pueden llegar a costar hasta 10.000 libras (11.460 euros/15.800 dólares), pero uno estándar vale alrededor de 3.500 libras (unos 4.000 euros/5.500 dólares).

"Nuestros clientes siempre han visto nuestras prendas como un artículo de lujo y una inversión, por eso incluso en 2008, con la caída de Lehman Brothers y la crisis de la banca, siguieron comprando", explicó el portavoz de los sastres de Saville Row.

A sus antiguos compradores -aristócratas, banqueros y ricos hombres de negocio- se han sumado ahora nuevos clientes más jóvenes, de entre 35 y 40 años, ya que el clásico corte inglés vuelve a ser tendencia.

Los elegantes trajes elaborados concienzudamente en los sótanos de la pequeña calle de Londres ocupan los editoriales de moda de las principales revistas masculinas y sus tradiciones diseños se adaptan a los nuevos tiempos, incluyendo, por ejemplo, bolsillos interiores del tamaño de un iPhone.

"Las nuevas generaciones se preocupan cada vez más por la calidad y el origen de las prendas", aseguró Harrison, que insiste en que, a pesar de su alto precio, un traje elaborado por un buen sastre puede durar muchos años, lo que a la larga lo hace más rentable.

Además algunos mercados han crecido mucho especialmente en China, desde donde altos ejecutivos viajan a Londres a comprar un traje, un chaqué y un esmoquin, y también en Estados Unidos gracias a los tours de venta que hacen las sastrerías.

Varias veces al año, vendedores y sastres se desplazan a varias ciudades de EEUU, especialmente Los Ángeles y Nueva York, y desde habitaciones de hotel atienden a clientes a los que toman medidas y envían varias semanas después sus trajes en lujosos baúles.

En la más antigua de todas las sastrerías de Saville Row, Henry Poole, establecida en 1806 y que el año pasado vio sus encargos aumentar un 13 por ciento, están notando especialmente la demanda de clientes japoneses y suizos gracias a la debilidad de la libra.

Mientras la mayoría de los negocios de la industria textil han trasladado sus talleres a países emergentes como China, las sastrerías de Saville Row no se han mudado ni siquiera de calle en doscientos años.

A pesar de que la enorme preocupación inicial de que la crisis financiera podía alejar a los banqueros, sus clientes más fieles, la calle de los sastres de Londres lleva ya dos años de crecimiento continuado.

En estos dos ejercicios la media de contrataciones en sus talleres ha aumentado un 20 por ciento y en la actualidad 30 aprendices, recién graduados en las mejores escuelas de moda de Londres, están aprendiendo un oficio con futuro.

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