Una acción conjunta de España y Francia podría dejar a una hipotética Cataluña independiente sin la energía suficiente para el abastecimiento energético. Es lo que afirman los expertos.
Cataluña tiene una fuerte interdependencia energética del Estado, y no hay que olvidar que es importadora neta de energía. Es un talón de aquiles importante. Quizá el de más complicada resolución, porque su grave desequilibrio en las cuentas públicas o su fuerte deuda, podrían tener alguna salida, en el marco de la UE.
Con este presupuesto, el gobierno central ha impulsado en los últimos años proyectos de interconexión con Francia, Estado clave de la Unión Europea. Una pinza de ambos países dejaría a Cataluña a la intemperie energética, porque la infraestructura está forjada en la Unión Europea por España, y el proceso independentista provocaría su pérdida, también en lo relatico a la financiación.
Es cierto que la estrategia del miedo a la independencia, del temor a la ruina industrial y económica, ha salido sólo a última hora en las elecciones celebradas ayer en Cataluña, y que la suma del porcentaje de votos de Convergencia y Esquerra -ayer en coalición en Junts pel Sí-, ha ido descendiendo desde 2003. Pero la coalición ganó ayer las elecciones, y estaría en condiciones de formar gobierno, siempre con el apoyo de los antisistema de la CUP, algo que está por ver.
Si lo que denominan 'el proceso' -en el País Vasco es el 'conflicto'-, siguiera adelante en el nuevo Parlamento catalán, aun sin rebasar la barrera del 50% de los votos, un importante déficit para los independentistas es la necesidad de conseguir el apoyo de 2/3 de las fuerzas de ese Parlamento para modificar el Estatut.
Pero en el supuesto de que ese proceso siguiera adelante, la independencia echaría por tierra lo que el gobierno español ha titulado como 'planificación de la red de transporte de energía eléctrica 2015-2020'. En esta planificación se contemplan infraestructuras en diversos puntos de Cataluña, que podrían quedar en el aire, como Barcelona, Pirineos, y Gerona.
En cuanto al gas natural, Cataluña no dispone de producción propia, recordó Expansión el sábado, y una hipotética independencia frenaría el proyecto de gaseoducto Midcat.
El sector gasista español es clave en el proyecto energético europeo, y el gasoducto Midcat es el proyecto estrella del Gobierno.
Se trata de un corredor con Francia de 184 kilómetros que pasará por Cataluña y que duplicará la capacidad de interconexión con el país vecino. España puede aportar de este modo a Europa hasta el 12% del gas que procede de Rusia, según el sector, informó Cinco Días. "Parte de la inversión española ya está hecha y no supone mayores costes para las empresas", indican fuentes del sector.
El problema es que para los franceses el gasoducto no es una necesidad, sino que lo ven como una estrategia europea, según una declaración reciente del embajador galo, Jérôme Chartier. Esta no necesidad francesa perjudica como es obvio a Cataluña. Una declaración independentista podría frenar el proyecto.
El sector gasista, que representa actualmente un 0,5% del PIB en España, genera cerca de 150.000 puestos de trabajo en toda su cadena de valor, desde el transporte y distribución hasta la prestación de servicios a clientes finales.
La derivada energética no es pues la menor en el puzzle de la independencia catalana que quieren quieren impulsar los partidos soberanistas., y que es muy probable que espere al resultado de las elecciones generales, para contar con interlocutores estables.
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