El PIB salva el verano y logra mantener el ritmo de crecimiento en el 2,5% anual

  • Pese a los peores augurios de los indicadores adelantados, la economía española calca el avance del segundo trimestre y sigue tirando de la eurozona. 
Nadia Calviño se encamina al Consejo de Ministros / EFE
Nadia Calviño se encamina al Consejo de Ministros / EFE

La economía española mostró una especial fortaleza este verano, cuando el Producto Interior Bruto (PIB) calcó la tasa de avance de los dos trimestres anteriores. En concreto, creció un 0,6% entre julio y septiembre, el triple que el conjunto de la zona euro. 

El tirón trimestral se produjo gracias, principalmente, al empuje del consumo de los hogares y del sector público, que aumentaron a tasas superiores a las del segundo trimestre, con crecimientos del 0,6% y del 0,8%, respectivamente, desde el 0,1% en ambos casos en el trimestre anterior. Se confirma así una mayor confianza de las familias en los meses de verano y se refleja la entrada en vigor de los Presupuestos en julio.

La inversión, sin embargo, apenas repuntó un 1% entre julio y septiembre, muy por debajo del crecimiento del 3,5% que mostró en el trimestre anterior. Pero los peores datos vienen a cargo del sector exterior, con una caída trimestral de las exportaciones del 1,8% y del 1,2% en las importaciones, en plena crisis del comercio internacional a cuenta de la guerra comercial iniciada por Estados Unidos y China. 

Pero, pese a los peores augurios que venían tanto del contexto internacional como de los indicadores adelantados aquí en España (el mal dato de la EPA, el frenazo en el sector turístico por la caída en la llegada de turistas internacionales, el desplome de las ventas minoristas y la menor confianza de consumidores y empresarios, entre otros) el dato avanzado esta mañana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) todavía sitúa el crecimiento anual en el 2,5%, un nivel nada desdeñable, similar al del trimestre anterior, que, sin embargo, sí refleja ya la pérdida de brío en comparación con el inicio del año, cuando todavía se anotaba una tasa anual del 2,8%.

De cualquier manera, Estadística explica que el crecimiento en términos anuales en el tercer trimestre se debió exclusivamente a la demanda nacional, pues la externa contribuyó de manera negativa al crecimiento. En concreto, la demanda interna aportó 3 puntos al crecimiento del PIB interanual en el tercer trimestre, tres décimas menos que en el trimestre anterior, en tanto que la externa restó cinco décimas, frente a las ocho décimas negativas del segundo trimestre.

Donde sí se nota el agotamiento económico es en el empleo, que, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, desaceleró una décima su crecimiento trimestral, hasta el 0,7%, mientras que mantuvo en el 2,5% su avance interanual, lo que supone la creación en un año de 450.000 puestos de trabajo.

Por sectores, todos tiraron para abajo de la tasa trimestral del PIB, destacando especialmente la caída en industria del 2,3%. Mientras, la construcción y los servicios fueron los únicos con aportaciones positivas, del 1,4 y del 0,9%, respectivamente, gracias a los tiempos de recuperación que vive el sector inmobiliario y al tirón de la hostelería y el comercio en plena temporada estival.

No así en términos interanuales. Aquí todos los sectores, a excepción de la agricultura (-0,6%) mostraron tasas de crecimiento, de nuevo, resaltando el tirón de los servicios (2,6%, frente al 2,3% del trimestre anterior), que logró cubrir un importante frenazo en el sector industrial, que pasa a crecer solo un 1,3% desde el 2,5% del segundo trimestre.

Prudencia en el Gobierno

Ante este panorama, el propio Gobierno ha tirado de prudencia y ha rebajado sus previsiones de crecimiento en el proyecto presupuestario remitido a Bruselas, desde el 2,7% hasta el 2,6% para el conjunto del año. La ministra de Economía, Nadia Calviño, explicó que la rebaja viene motivada precisamente por un comportamiento menos favorable del entorno exterior, mientras la demanda nacional será la única que aporte crecimiento al PIB. Las cifras reflejan una aportación negativa del sector exterior, del -0,1% en 2018, y plana en 2019, frente a un incremento de la demanda interna del 2,7% este año y del 2,3% el próximo.

No obstante, a pesar de la pérdida de vigor de la economía española, en un contexto europeo tensionado por la guerra comercial internacional, el proceso del Brexit, el pulso presupuesario entre Roma y Bruselas y la escalada de los precios del petróleo, entre otros, quizá sea nuestro país el que menos preocupa en el conjunto comunitario. Recordemos que ayer mismo la estimación preliminar de Eurostat apuntó a un frenazo del PIB de la eurozona de dos décimas, hasta el 0,2% entre julio y septiembre respecto al trimestre anterior.

Se trata del menor impulso de este indicador desde mediados del año 2014, perjudicado por el propio ciclo económico, que encara ya una ralentización importante, y por la moderación de algunas de las principales economías del euro, como son la alemana y la italiana. Francia, por su parte, duplicó su avance hasta el 0,4% en el tercer trimestre, gracias a una particular recuperación del consumo en pleno verano, sin embargo, ligeramente por debajo de lo que había anticipado el instituto estadístico francés INSEE.

En este contexto, el presidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi ya alertaba el pasado jueves de la "pérdida de ímpetu" de la economía europea en un entorno de tensiones comerciales crecientes. "Las incertidumbres relacionadas con el proteccionismo, las vulnerabilidades en mercados emergenetes y la volatilidad en los mercados financieros continúan siendo prominentes", advirtió el italiano, en un momento en el que la era de tipos cero y el programa de compra de bonos se acerca a su fin.

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