El pueblo de la España vacía que sucumbe por su aserradero y su enorme deuda

  • Cada vecino 'debe' 8.000 euros en un pueblo de apenas 66 censados y 'rehén' de un entorno idílico, pero duro, aislado y carente de servicios
Puebla de la Sierra
Puebla de la Sierra
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Hasta los años 40 se llamó Puebla de la Mujer Muerta, pero en los años 40 al gobernador civil de Madrid, Carlos Ruiz, no le gustó el nombre y lo cambió por el de Puebla de la Sierra. La localidad, de apenas 66 habitantes censados, forma parte de la España vacía pese a estar solo a 110 kilómetros de Madrid, y en su perímetro se encuentra uno de los paisajes de montaña más bellos de la Comunidad, la denominada Sierra del Rincón, declarado en 2005 reserva de la biosfera por la Unesco. Pero además de su belleza natural, Puebla de la Sierra ostenta otro ‘título’. Los más de 535.000 euros de deuda de su ayuntamiento lo convierten el pueblo de España que más deuda tiene por habitante, con 8.100 euros, muy alejada de los 570 euros de la media nacional.

Junto a esta localidad madrileña, los otros pueblos de España que le siguen entre los que más deuda tienen por habitante son Monasterio de la Sierra (Burgos, 8.020 euros por cada uno de sus 46 habitantes), Vallada (Valencia, 7.613 euros y 3.089 ciudadanos), Navajas (Castellón, 6.736 euros y 745 personas censadas), Plasenzuela (Cáceres, 6.398 euros y 481 domiciliados) o San Torcuato (La Rioja, 6.195 euros y 59 vecinos). En estos pueblos no se podrá hacer uso del ‘Plan E’ de Pedro Sánchez -por el que el gobierno ha liberado los 6.292 millones de euros que el conjunto de ayuntamientos españoles ha tenido de superávit en 2018- para mejorar las dotaciones y deberán de usar sus saldos positivos del pasado ejercicio, si los hubiere, para seguir amortizando deuda.

En la mayoría de los ayuntamientos más endeudados, la ‘bancarrota’ fue a causa de la especulación urbanística, pero en Puebla el problema fue un aserradero. Un aserradero que se construyó en su día con ayuda de la Comunidad de Madrid y de la Mancomunidad de pueblos de la Sierra Norte, pero que pronto se quedó sin actividad. El ayuntamiento lo compró en 2011 por 700.000 euros pensando que sería una buena inversión, daría trabajo y ayudaría a fijar población. Al principio todo fue bien y una empresa explotaba el aserradero dando trabajo a 4 personas y pagando 3.000 euros mensuales de alquiler con los que el ayuntamiento iba abonando la deuda contraída. Pero ahora el aserradero que ha supuesto la ‘ruina’ para Puebla de la Sierra está parado y el alcalde, Aurelio Bravo (PP), busca la manera de hacer frente a los pagos pendientes. "Decidimos comprar la planta de madera porque pensamos que era beneficioso para el pueblo, pero…", asegura el edil.

Puebla de la Sierra, cuyas calles perfectamente asfaltadas y sus casas de piedra y pizarra forman una postal idílica, lleva una lucha desde hace años contra la despoblación y en 1997 fue de los primeros pueblos de España que ofertaba 100.000 pesetas (600 euros) a las familias con hijos que se asentaran en el pueblo. Y es que su intrincada orografía, el pueblo se sitúa a 1.163 metros de altitud, quedando limitado a oriente y occidente por dos barreras montañosas que constituyen el circo conocido como Sierra de la Puebla, que oscila entre los 1.827 metros del Pico Porrejón, los 1.389 metros del Pinilla y los 1.350 metros del Porrejón Bajero al Sur.

Por el valle encajonado que se forma discurre el río Puebla, al que vierten sus aguas numerosos arroyos, muchos de ellos estacionales, que desembocan en el Riato, límite natural con los vecinos Berzosa y Robledillo. Esta topografía ha condicionado el tradicional aislamiento de Puebla de la Sierra que aún se comunica con Prádena por los 18 kilómetros de la carretera M-130 que alcanza cotas superiores a los 1.600 m. y en invierno es habitual que esté cortada por la nieve. Puebla es uno de los municipios más extensos de la Comunidad de Madrid y su densidad de población apenas es de apenas 0,1 habitantes por kilómetro cuadrado. Para hacernos una idea de su ‘vaciado’ hay que tener presente que en 1768 contaba con 313 habitantes frente a los 66 de la actualidad.

Apenas hay servicios en el pueblo, más allá de un consultorio médico que no abre todos los días de la semana, y los niños, porque todavía hay niños en Puebla, deben de recorrer diariamente 20 kilómetros, hasta Montejo, para ir a la escuela. Eso sí, el bar del pueblo y un par de casas rurales se llenan de visitantes los fines de semana porque el turismo está empezando a ser la principal fuente de riqueza de este pueblo que, entre otras cosas, goza de la cercanía de un paraje tan singular y bello como el Hayedo de Montejo, el bosque de hayas más meridional de Europa.

Luis regenta una de esas casas rurales, ‘Casa Rural el Yayo’, y asegura que "la compra del aserradero ha sido la ruina para este pueblo y eso condiciona que se puedan instaurar otros servicios", asegura. "La idea pudo ser buena, pero ya se sabe que cuando las cosas las gestionan los organismos públicos… Pero es una pena que la riqueza maderera de la zona se mande a otros países de Europa y no se pueda explotar aquí". Luis habla del enclave maravilloso de Puebla y que por eso se llena de gente los fines de semana y durante las vacaciones, "pero hacen falta recursos para que, por ejemplo, el Museo de dibujo, obra gráfica y obra contemporánea japonesa, que incluye obras de Picasso, Chillida, Tàpies, Barceló o Antonio López pueda estar abierto y con un guía todo el año y no solo cuando la Comunidad de Madrid envía a un estudiante de turismo a hacer prácticas o explotar mejor la idea del ‘Valle de los Sueños’", proyecto del pintor y escultor Federico Eguía, que vive en la localidad, y donde cada dos años se celebra su Bienal de Escultura. 

Luis asegura que "·el entorno es maravilloso, la gente es maravillosa y Puebla tiene unas enormes posibilidades, pero hacen falta recursos y eliminar burocracia. Ahí tienes a los de la cooperativa ‘Los Apisquillos’ que llevan años intentando montar una quesería y no reciben los permisos". ¿Pero quiénes son Los Apisquillos? Pues entre otras cosas la cooperativa de pastores y agricultores, que se instaló en el pueblo hace ahora casi 20 años y en la que actualmente hay nueve personas y que ha devuelto, a través de un acuerdo con el ayuntamiento de Madrid dirigido por Manuela Carmena, las ovejas a la Casa de Campo de la capital. Un rebaño de 600 ovejas rubias del Molar, especie en peligro de extinción, que se nutrirán de los pastos del parque madrileño entre octubre y junio, y entre otras cosas, supondrán la mejor lucha contra los incendios en el espacio verde madrileño.

"¿El tema de la deuda del pueblo?", se pregunta uno de los pastores y agricultores de Los Apisquillos, "bueno, el problema es el despilfarro de los recursos públicos", sentencia. Susana, otra de las cooperativistas, se queja "excesiva burocracia, que la estamos sufriendo nosotros con el tema de la quesería, de lo complicadas que son las normas de la PAC y del abandono del mundo rural por parte de las administraciones públicas. No se dan cuenta de que el mundo rural les da de comer, nos da de comer a todos". 

La cooperativa espera que la iniciativa del rebaño trashumante en la Casa de Campo, parque forestal declarado Bien de Interés Cultural, les de visibilidad y poder denunciar así "el abandono de los usos tradicionales de la agricultura y la ganadería por las condiciones que impone el mercado, la burocracia y la política y éste es un altavoz que nos puede permitir hablar de muchas cosas que de otra manera no llegan, como es la falta de atención y servicios en el medio rural". Los Apisquillos acaban de abrir además la convocatoria de 10 plazas gratuitas para la primera Escuela de Pastores de la Sierra Norte de Madrid. Otro reclamo más para Puebla de la Sierra, el pueblo que mira como pagar su deuda porque, además de por las montañas que lo abrazan, está atrapado por su aserradero.

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