El Reino Unido moviliza al mundo contra los delitos cibernéticos

  • El Gobierno británico reunió hoy en Londres a una numerosa y variopinta representación de países, como Rusia o China, y de responsables de empresas como Facebook y Wikipedia con el fin de buscar una respuesta global a los delitos cibernéticos.

Ramón Abarca

Londres, 1 nov.- El Gobierno británico reunió hoy en Londres a una numerosa y variopinta representación de países, como Rusia o China, y de responsables de empresas como Facebook y Wikipedia con el fin de buscar una respuesta global a los delitos cibernéticos.

Desde hoy y hasta mañana se celebra en la capital británica la mayor conferencia internacional celebrada nunca sobre los retos y el futuro del ciberespacio, a la que asisten un total de 700 de delegados de 60 países.

Al Gobierno británico le inquieta el alto número de delitos en la Red que sufren empresas y organismos públicos, y las consecuencias que tienen para la economía, por lo que ha decidido organizar un evento que suponga un primer paso para la regulación a nivel global de internet.

El primer ministro británico, David Cameron, dijo hoy en la conferencia que hace falta "alcanzar un equilibrio entre las demandas de seguridad y la necesidad de proteger la libertad de expresión".

Cameron insistió en que no se puede dejar el ciberespacio "en manos de criminales y terroristas que amenazan nuestra seguridad y prosperidad", pero al mismo tiempo defendió "el clima de creatividad de internet que da vida a tantas nuevas ideas y movimientos".

Ante delegados de países como China, conocidos por su fuerte control de internet, el primer ministro británico alertó de que "los Gobiernos no pueden usar la seguridad como una excusa para la censura o para negar a la gente las oportunidades que aporta la Red".

Las declaraciones de Cameron contrastan con la propuesta de su propio Gobierno de bloquear la telefonía móvil y algunas redes sociales durante los disturbios violentos del pasado verano en varias ciudades inglesas.

Por su parte, el ministro de Exteriores británico, William Hague, pidió hoy un consenso global para fijar "una normas de circulación" en el ciberespacio a fin de reducir los delitos en internet y alertó de que la situación actual de "acceso incontrolado" llevará a una "inundación" de la red con actividades delictivas.

Esta llamada a favor de la regulación recibió una tajante respuesta por parte del fundador de la enciclopedia online Wikipedia, Jimmy Wales, que pidió prudencia y advirtió contra las intervenciones de los Gobiernos en la Red.

"La mayor amenaza que afronta internet no son los cibercriminales, sino las políticas desorientadas y excesivas de los Gobiernos", defendió Wales durante su intervención en la conferencia.

El Gobierno británico, que pretende que se marque una agenda de futuras conferencias como esta en otros países, considera significativo que hayan venido a Londres países como China y Rusia, a los que los expertos acusan de ser responsables de muchos de los ciberataques a nivel industrial que se efectúan contra objetivos occidentales.

Hasta ahora, Moscú y Pekín han mostrado siempre su oposición con las propuestas de los estadounidenses y británicos para tratar de establecer normas de conducta internacionales sobre seguridad en la Red.

A pesar del entusiasmo de los organizadores del evento, el mundo de los negocios y la seguridad en internet se mostró hoy bastante escéptico con la reunión de Londres.

"Hay demasiado ruido y retórica, además siempre se sacan a relucir las mismas viejas estadísticas sin que nadie cambie las cosas" dijo hoy Rob Cotton, director ejecutivo de NCC Group, al Finanical Times.

Otras fuentes citadas por el periódico aseguraron que la industria está ya haciendo avances muy importantes para fortalecer la seguridad y no necesitan las directrices de los Gobiernos.

Por su parte, coincidiendo con la celebración de la conferencia, el director del centro de escuchas británico GCHQ, Iain Lobban, ha revelado que el Gobierno y las empresas afrontan "preocupantes" niveles de ataques cibernéticos, una situación que afecta gravemente el bienestar económico del Reino Unido, ya que supone unas pérdidas de 27.000 millones de libras (más de 31.000 millones de euros) al año. EFE.

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