El Reinp Unido y la UE, 40 años de dificultades

  • Desde que Londres se unió a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, las relaciones del Reino Unido con Europa han atravesado por dificultades, debido a las reticencias de los sucesivos gobiernos británicos a una mayor integración.

Londres, 23 ene.- Desde que Londres se unió a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1973, las relaciones del Reino Unido con Europa han atravesado por dificultades, debido a las reticencias de los sucesivos gobiernos británicos a una mayor integración.

Fue el primer ministro conservador Edward Heath, europeísta convencido, el que metió al Reino Unido en la CEE hace 40 años después de que este país lo intentase sin éxito en dos ocasiones previas, en 1963 y 1967, debido al veto francés.

Por entonces el Reino Unido no ocultaba el entusiasmo por su participación en la CEE, como quedó reflejado en el referéndum celebrado en 1975, en el que el 67 por ciento de los británicos expresaron su apoyo a la permanencia en la CEE.

Sin embargo, la llegada de la primera ministra conservadora Margaret Thatcher al poder en 1979 marcó un giro en las relaciones entre el Reino Unido y Europa.

Eran momentos en que el país atravesaba por una crisis económica, con un aumento del desempleo y continuas huelgas, y se disponía a aplicar un proceso de reformas con la privatización de muchas industrias estatales.

De este modo, la llamada "dama de hierro" empezó con el tiempo a aplicar una actitud más euroescéptica, que tuvo su momento más importante en 1984 cuando se plantó ante sus socios europeos para renegociar el reembolso anual que recibe el Reino Unido.

Después de duras negociaciones, Thatcher consiguió la llamada "devolución" británica, el reembolso anual que recibe el Reino Unido como parte de su contribución a las finanzas europeas y destinado a compensar su menor uso de las ayudas agrícolas.

Las dotes negociadoras de Thatcher, sobre todo, su tesón e intransigencia, le valieron el apoyo de los ciudadanos británicos, que la volvieron a votar por tercera vez en 1987.

El Gobierno conservador que le sucedió, el de John Major, también tuvo sus problemas en las relaciones con Europa, especialmente por el aumento del poder de un sector muy euroescéptico.

Con Major al frente tras la dimisión de Thatcher en 1990, Londres siguió negociando con dureza, especialmente en las conversaciones que llevaron a la firma del Tratado de Maastricht, en 1992, que consagró la integración comunitaria, con la meta de una moneda común y una mayor cooperación política.

Así, Major obtuvo en Maastricht una cláusula de exención, denominada «opt-out», por la que el Reino Unido no quedaba obligado a entrar en la tercera fase de la Unión Económica y Monetaria (UEM) e implantar, por lo tanto, el euro.

Con los conservadores en el poder y los continuos comentarios de Thatcher en los medios británicos sobre sus "no, no" a Europa, las relaciones con el bloque europeo fueron tormentosas.

Sin embargo, la llegada al poder en 1997 del laborista Tony Blair, que puso fin a casi 18 años de Gobiernos "tories", marcó una giro en la actitud británica hacia Europa, pues se mostró más dispuesto a aceptar la legislación de la Unión Europea (UE).

A pesar de todo, el Gobierno de Londres decidió no abandonar la libra esterlina en favor del euro, que entró en vigor en los mercados financieros mundiales como moneda de cuenta en 1999.

Después de la salida de Blair del Gobierno en 2007 y la entrada del laborista Gordon Brown, el Reino Unido ratificó en 2008 el Tratado de Lisboa, diseñado para mejorar el funcionamiento de la UE.

Con la salida de Brown y la entrada del conservador David Cameron, quien desde 2010 forma una coalición con los liberaldemócratas, las relaciones con Europa son otra vez difíciles, justo en momentos en que la zona euro vive una profunda crisis económica.

A pesar del europeísmo mostrado por los liberaldemócratas de Nick Clegg, el primer ministro "tory" está empeñado en renegociar la relación de su país con la UE y repatriar competencias de Bruselas a Londres.

Cediendo a las exigencias de los euroescépticos conservadores, Cameron ha decidido finalmente comprometerse a celebrar un referéndum después de las elecciones de 2015 sobre la pertenencia a la Unión, en el que el país deberá decidir si "se queda o sale" del bloque europeo.

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