Judith Mora
Londres, 30 jun.- Justo cuando creía haber limpiado la mala imagen que se labró por la crisis de 2008, el sector bancario del Reino Unido afronta ahora acusaciones de corrupción tras nuevos escándalos por prácticas fraudulentas.
Manipulación de las tasas interbancarias, venta engañosa de productos financieros a los clientes o artimañas legales para eludir impuestos son algunas de las actividades achacadas a los principales bancos del país, encabezados por Barclays, que esta semana recibió una multa millonaria por intentar falsificar el Libor.
El sector padece de "corrupción institucional", denunció hoy el líder de la oposición laborista, Ed Miliband, quien pidió una investigación casi judicial sobre la banca.
Según Miliband, aunque los bancos habían asegurado "que habían hecho limpieza" tras los excesos que llevaron a la crisis crediticia de 2008, en realidad nunca se llegó a hacer un examen exhaustivo del sector.
Habría que averiguar -incidió- "qué ocurre en los rincones más oscuros" e imponer "un estricto código de conducta", con procesos criminales para los banqueros que abusen del sistema.
El ministro de Justicia, el conservador Kenneth Clarke, reconoció por su parte que en el Reino Unido "es más fácil librarte de las consecuencias de los delitos financieros que de cualquier otro delito".
El ministro de Empresa, el liberaldemócrata Vince Cable, describió hoy al sector como una "cloaca".
El viernes, el gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, subrayó la necesidad de implantar con urgencia "un cambio real en la cultura" bancaria.
No obstante, pese a admitir la seriedad de la situación, el Gobierno de coalición encabezado por David Cameron ha rechazado de momento una investigación independiente como la pedida por Miliband -con testigos, audiencias y bajo juramento- y ha anunciado en cambio una "revisión" más restringida sobre el método de cálculo del Libor.
La manipulación del Libor, el tipo de interés interbancario fijado en Londres y que afecta a instrumentos financieros en todo el mundo, y su equivalente europeo, el Euribor, por parte de bancos del Reino Unido ha sido lo que ha desatado esta semana el escándalo por la percibida inmoralidad del sector financiero.
El consejero delegado de Barclays, Bob Diamond, está bajo presión para dimitir después de que el banco fuera multado el miércoles por las autoridades británicas y estadounidenses con 290 millones de libras (unos 363 millones de euros) por manipular el Libor y el Euribor entre 2005 y 2009.
Aparte de este banco, que en el pasado ha sido acusado también de trapicheos legales para evitar pagar impuestos, son investigados por ese caso el HSBC y el parcialmente nacionalizado Royal Bank of Scotland (RBS), entre otras entidades.
Además, Barclays, HSBC, Lloyds y RBS han sido acusados por el regulador financiero británico de vender indebidamente a pequeños empresarios que pedían créditos unos seguros de protección contra los posibles aumentos de los tipos de interés, sin informarles adecuadamente de los riesgos o penalizaciones.
Por esto afrontan cuantiosas indemnizaciones, que se suman a las que ya han tenido que pagar por venta indebida a sus clientes de seguros de protección de impago de préstamos o hipotecas.
Con este panorama, la reputación de la banca británica está por los suelos y las miradas se dirigen al Gobierno para ver cómo va a poner orden en una industria que hasta ahora se ha gobernado prácticamente sola.
El Ejecutivo de Cameron insiste en que ya está cambiando la regulación para prevenir futuros abusos -por ejemplo, los bancos separarán su negocio de banca comercial del de inversión-, pero aún tiene que demostrar que, en contra de lo que afirma la oposición, no está bajo el influjo del "lobby" de la City (centro financiero de Londres).
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