El Senado vive teatral intento republicano de bloquear la reforma sanitaria

  • La incertidumbre sobre el posible cierre parcial del Gobierno federal de EE.UU. la próxima semana continuó hoy con un nuevo episodio de teatro político mediante el intento del senador de Texas, Ted Cruz, de privar de fondos a la reforma sanitaria.

Alfonso Fernández

Washington, 24 sep.- La incertidumbre sobre el posible cierre parcial del Gobierno federal de EE.UU. la próxima semana continuó hoy con un nuevo episodio de teatro político mediante el intento del senador de Texas, Ted Cruz, de privar de fondos a la reforma sanitaria.

"Voy a hablar en apoyo de la supresión de los fondos para 'Obamacare' hasta que no sea capaz de mantenerme en pie", dijo Cruz al ocupar el estrado para iniciar su intervención contra la reforma, apodada de esa forma por los republicanos.

El senador había anunciado su intención de recurrir al "filibusterismo" (hablar sin parar hasta que los plazos se agoten) y forzar así a la mayoría demócrata del Senado a quedarse sin tiempo para enmendar la propuesta de la Cámara de Representantes que extiende los fondos para que siga funcionando el Gobierno federal hasta diciembre pero retira la financiación para "Obamacare".

El actual presupuesto temporal de EE.UU. concluye el 30 de septiembre, por lo que si el Congreso no aprueba antes una extensión, el Gobierno federal se verá obligado a cerrar parcialmente dentro de una semana.

El viernes pasado la Cámara, de mayoría republicana, condicionó el presupuesto temporal a que se supriman los fondos destinados a la reforma sanitaria y abrió así la puerta a una batalla en un Congreso divido -con los republicanos al mando de la Cámara y los demócratas del Senado- que puede acabar en el cierre de la Administración.

Durante su intervención, Cruz, de 42 años y próximo al movimiento del Tea Party, tildó la reforma sanitaria de "desastre" y la consideró un "destructor de puestos de trabajo", puesto que desalienta la contratación por parte de los empresarios a los que obliga a ofrecer cobertura sanitaria para sus empleados.

Cruz reiteró su intención de votar en contra de cualquier ley que otorgue fondos a la ley Affordable Care Act (Asistencia sanitaria asequible), considerada el principal logro del presidente Barack Obama.

Asimismo, señaló que el debate es un ejemplo más de la creciente distancia entre el Congreso federal y los ciudadanos a los que dice representar.

"Washington D.C. parece no querer escuchar a los ciudadanos, y yo estoy aquí para prestarles voz", dijo el senador, de padre cubano, quien dedicó parte de su discurso a leer cartas de algunos de sus electores quejándose de las medidas del Congreso.

Aunque a comienzos de semana la pintoresca estrategia de Cruz parecía tener suficientes apoyos para arrinconar a los demócratas, en los últimos dos días varios destacados republicanos en el Senado han expresado su oposición y criticado a Cruz, entre ellos el líder de la minoría republicana, Mitch McConnell.

McConnell instó a su bancada a permitir el paso rápido por el Senado y anunció que no respaldaba a Cruz.

"Simplemente no creo que nadie se beneficie del cierre del Gobierno (...) Estamos en minoría, debemos encontrar una manera de defender nuestros principios sin inmolarnos nosotros mismos delante de todos", afirmó Orrin Hatch, senador republicano por Utah.

Por su lado, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, salió al paso del intento de Cruz y señaló que someterá a un primer voto la moción de la Cámara de Representantes mañana miércoles, y prevé que el voto en el pleno, con enmienda incluida para restablecer los fondos de "Obamacare", se produzca el fin de semana.

De este modo, la Cámara apenas tendría un día, el lunes 30, para decidir sobre el nuevo presupuesto y la entrada en vigor de uno de los capítulos clave la reforma, en virtud del cual los ciudadanos podrán escoger entre varios seguros médicos y en algunos casos optar a subsidios federales.

De no alcanzarse un acuerdo, el Gobierno federal de EE.UU. podría verse abocado a un cierre parcial como el de 1995, con la consiguiente congelación de los salarios de miles de funcionarios y la notable merma de los servicios públicos.

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