El séptimo de caballería no llegó a tiempo para el sector automovilístico

  • El Plan PIVE, configurado por el sector automovilístico español, como una especie de séptimo de caballería que podría salvar al mercado en la situación más angustiosa, no llegó a tiempo, y las ventas de turismos cerrarán el ejercicio a punto de terminar con el peor resultado de su historia.

Angel Alonso

Madrid, 30 dic.- El Plan PIVE, configurado por el sector automovilístico español, como una especie de séptimo de caballería que podría salvar al mercado en la situación más angustiosa, no llegó a tiempo, y las ventas de turismos cerrarán el ejercicio a punto de terminar con el peor resultado de su historia.

Un mercado de 700.000 unidades, o en su entorno, quedará por debajo, incluso de un año 1993 que todos se prometían como el suelo insuperable de las potencialidades de un producto que, a mitad de la década pasada vendía 1,6 millones de unidades, y que cerró 2007, la antesala de la crisis, con 1,3 millones.

En cinco años, las ventas de turismos en España se han quedado un poco más de la mitad de lo que unánimemente el sector considera un año normal, o el régimen estándar de ventas para un país con las potencialidades automovilísticas de España.

Se centra la mala coyuntura en los turismos, un termómetro inequívoco del ánimo de los consumidores, pero la situación real se extiende con idéntico pesimismo al resto de los segmentos como los comerciales, los vehículos industriales y las motocicletas, con retrocesos de matriculaciones, en todos los casos, en porcentajes de dos dígitos.

Buena parte de las esperanzas estaban puestas en una acción de Gobierno que animara el mercado con ayudas a la compra, al estilo de los extintos, y ya históricos, planes Renove, Prever o 2.000E

Estas llegaron en el mismo momento de iniciarse el último trimestre del año, bajo la denominación de Plan de Impulso del Vehículo Eficiente (PIVE) y, con las demoras lógicas de perfilar adecuadamente su burocracia, efectividad, como tal, sólo ha tenido este último mes de diciembre dentro de lo que es el actual ejercicio. El séptimo de caballería se movilizó con bastante tardanza y acudió a una especie de misión imposible.

Nadie puede llamarse a engaño, pues, desde el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE), el gestor de esta iniciativa, se anticipó desde el principio que a partir de diciembre y enero el PIVE consolidaría sus objetivos.

Las principales asociaciones sectoriales, plenamente consciente de la realidad, se conformaban con acabar 2012 en esas 700.000 unidades, que equivalía a salvar los muebles, y a clamar por una reedición de la iniciativa en cuanto se agotase (las apuestas fijaban el agotamiento de los recursos al finalizar enero) para, por lo menos, que 2013 no siguiera en un estado de caída libre de ventas.

La pésima coyuntura de mercado ha tenido especial incidencia en la actividad de la distribución, que ha pagado la crisis desde 2008, con la pérdida de 50.000 empleos y el cierre aproximadamente de un 20 % de los concesionarios, una buena porción este mismo ejercicio.

Si en la faceta mercantil este 2012 ha sido la cruz, la industria ganó el juego de la moneda al aire con la cara.

Esta actividad industrial lleva dos años de buenas noticias con la adjudicación de nuevas inversiones para nuevos productos en todas las marcas con presencia fabril en España y ello lleva asociado el aval de la productividad a largo plazo en un sector estratégico.

No sólo eso, en un mercado como el europeo, atosigado por la sobreproducción de coches, puesta de manifiesto con un volumen de ventas de unos 12 millones de unidades al cerrar el año, las fábricas españolas han eludido el cierre, en perjuicio de las de países nativos de marcas líderes.

Aún así, los fabricantes no se han conformado y ponen el objetivo numérico de una producción en tres millones de unidades, concretado un plan con el calificativo de esa cifra que entienden es alcanzable mediante la aplicación de cien medidas interconectadas y la plena concienciación sobre el valor industrial del automóvil para España, por parte de las Administraciones Públicas. De momento, 2012 se cerrará por debajo de los dos millones.

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