Marinaleda mantiene su muro de Berlín: la última empresa privada hace la maleta

  • Gordillo defiende su régimen tras la fuga de Los Lugares: "No hay muros y sí una puerta abierta al colectivismo, la libertad y la utopía".
Sánchez Gordillo seguirá de concejal en Marinaleda y Esperanza Saavedra se perfila como alcaldesa
Sánchez Gordillo seguirá de concejal en Marinaleda y Esperanza Saavedra se perfila como alcaldesa

El Rubio, una localidad sevillana de apenas 3.500 habitantes y cuyo alcalde es Rafael de la Fe (PSOE) se ha convertido en un importante centro de la industria del mueble, actualmente hay cuatro fábricas en activo, que dan trabajo, entre puestos directos e indirectos, a más de 400 personas. Además hay varias empresas de agroalimentación, ya que la agricultura sigue siendo la principal actividad en la sierra sur de Sevilla, pero también viviendas y huertos sociales para los más desfavorecidos. En El Rubio rige, como en el resto de España, la economía de mercado.

Mientras, en el pueblo de al lado, Marinaleda, 2.625 habitantes, gobernada con mano de hierro por Juan Manuel Sánchez Gordillo (IU-CUT) desde 1979 no queda ya ninguna empresa privada desde que la guerra entre el edil y la compañía Agroalimentaria Los Lugares, que daba empleo a 70 personas en temporada alta, dejara a ésta en 'stand bye', como reconoce uno de los socios, José Antonio Capitán. En Marinaleda, la economía es planificada y la gente trabaja en régimen cooperativista en el cortijo El Humoso, ocupado en los 80 por los jornaleros y finalmente expropiado al Duque del Infantado por la Junta de Andalucía; y en las viviendas sociales de autoconstrucción, propiedad del ayuntamiento.

"Aquí el muro de Berlín no ha sido derribado", nos dice un vecino de Marinaleda. "Esto sería la antigua RDA y El Rubio o Matarredonda -los pueblos vecinos- la Alemania Occidental. Y las diferencias son las mismas que había entonces allí: menor calidad de vida, pleno empleo ficticio, economía planificada, sin libertad y un régimen personalista y dictatorial en el que si discrepas eres perseguido y desapareces del mapa, entras en la lista negra del alcalde y dejas de trabajar. Por eso cada vez más personas de Marinaleda se van a trabajar a El Rubio o Matarredonda o los chavales van a estudiar al instituto de Estepa. La atmósfera en Marinaleda es asfixiante como me imagino que es ahora mismo en otros regímenes comunistas como Venezuela o Cuba", dice.

Los nubarrones parecen llegar al cielo del utópico 'soviet comunista' creado en el año 1979 por Juan Manuel Sánchez Gordillo, uno de los alcaldes más longevos de España, y que tras 40 años en el cargo vuelve a presentarse a la reelección pese a sus problemas de salud. Un alcalde, en fin, que no convoca plenos sino asambleas a las pueden acudir todos los vecinos, aunque es cierto que cada vez son menos los que se presentan a dichos cónclaves, o por aburrimiento o porque asumen que el resultado siempre es el mismo.

"Juan Manuel, el alcalde, sufrió un ictus y va a Sevilla a rehabilitación todos los días y si viene por el ayuntamiento, que no es seguro, lo hará a partir de las 14.30 horas, llame usted entonces". La trabajadora del ayuntamiento -en Marinaleda todos cobran lo mismo, 1.240 euros, trabajen en el ayuntamiento, en las 1.200 hectáreas de El Humoso o en la cooperativa El Humar y cuando no hay 'tajo' cobran de PER- repite con amabilidad la misma cantinela todos los días y, por fin, ayer a las 14.35, dice: "Está aquí el alcalde, le paso con él".

"¿Sí, dígame?" Un apenas perceptible hilo de voz suena tenue al otro lado del teléfono y son evidentes sus dificultades para hablar debido a las secuelas que ha dejado en él el ictus. Sánchez Gordillo (Marinaleda, 1952) ya sabe quiénes somos, la trabajadora del consistorio le ha informado, y habla con La Información: "Aquí no hay ningún muro sino una puerta abierta al colectivismo, a la libertad y a la utopía", dice en cuanto le preguntamos por las acusaciones que vierten sobre él algunos vecinos, "en la que la tierra es para el que la trabaja, todo el mundo puede tener acceso a una vivienda por 15 euros al mes porque la vivienda es un derecho y no una mercancía y hay pleno empleo".

Lo cierto es que los datos oficiales dicen que en el pueblo hay 106 parados, un 8,52%, un porcentaje que sin duda es muy inferior a la media española y uno de los más bajos de todo el territorio, pero que indica que desempleados si que hay, posiblemente a consecuencia de la fuga de empresas. Además, en el último año ha sido el pueblo de Sevilla en el que más ha subido el desempleo, más de un 20%, ya que en 2017 apenas había 75 inscritos en el Inem. Pese a todo, el alcalde insiste: "La gente no vota a Sánchez Gordillo", diez mayorías absolutas seguidas e incuestionables, "sino al proyecto Marinaleda".

Uno se imagina a Sánchez Gordillo, con su larga barba ya blanca y con su sempiterno pañuelo palestino, un alcalde que se reconoce "comunista y republicano" y que se ha definido a sí mismo como una mezcla de "Jesucristo, Marx, Lenin, Gandhi y el Che", respondiendo al teléfono en su 'singular' despacho, que no está presidido por la bandera constitucional y el retrato del Rey sino por la de la Segunda República, la de Palestina, la andaluza y por las fotos del Che Guevara y una imagen aérea de Marinaleda. Pese a la incomodidad de las preguntas responde con amabilidad y cierta energía. "Es falso que a quienes me critican ya no se les damos trabajo. Aquí hay una bolsa de trabajo y todo el que se apunta y le toca por sorteo trabaja porque todos son propietarios. Aquí todo es de todos y hay libertad. Y eso de que el voto es cautivo es mentira. No hay sitio más libre y justo socialmente en España que Marinaleda", insiste. "¿Que hay gente que trabaja en otros pueblos? Claro porque cada uno va donde quiere. En Marinaleda no se obliga a nadie a nada".

Pero lo cierto es que Marinaleda no es un pueblo normal. Un síntoma es claro, nadie está muy dispuesto a hablar. Pese a todo, La Información ha logrado, tras numerosos intentos, contactar con varios vecinos, pero todos ellos han pedido insistentemente que no aparezcan sus nombres, incluso los que hablan bien del alcalde y su régimen, "que ha logrado que haya trabajo y viviendas de 100 metros cuadrados para todos. Yo en temporada trabajo en el cortijo, en el campo y tengo un sueldo digno y antes estaba en el paro y no tenía vivienda". Quizás sea el germen de una 'contrarrevolución' contra Gordillo y su régimen colectivista y de hecho, en las pasadas elecciones autonómicas de diciembre hubo 44 votos para Vox. "No ve usted, aquí no hay voto cautivo y cada uno vota a quien quiere", dice el alcalde, pero nadie se atreve a reconocer que ha votado al partido de Santiago Abascal… Por si acaso.

En Marinaleda no hay policía local y es habitual ver a la gente subida en la moto sin casco o coches aparcados por cualquier parte, "saben que nadie les va a multar", explica un vecino. Los servicios, como el centro de salud, la escuela o el polideportivo, "están que se caen y son viejos porque son de hace 40 años". Tampoco hay camión de recogida de basuras, que se recoge, cuando es necesario, con el pueblo vecino de El Rubio, cuyo alcalde, mal que le pese, se ha convertido en el rival político de Gordillo. En Marinaleda no hay empresas privadas y en el polígono industrial solo funcionan las naves de la cooperativa municipal, El Humar, y la de Los Lugares, la empresa que Gordillo quiere clausurar. Si quitas un par de bares o la imprescindible farmacia no hay más iniciativa privada en Marinaleda.

Ni planes de desarrollo ni nada. Toda la actividad económica está dirigida a mantener los puestos de trabajo en El Humoso y la cooperativa El Humar. Mientras, El Rubio, justo al lado, se ha convertido en un referente de desarrollo económico e industrial. "Mientras ellos salían en los medios de comunicación constantemente aquí hacíamos los deberes e íbamos progresando poco a poco, pero yo no soy el rival de Sánchez Gordillo", ha declarado Rafael De la Fe, alcalde de El Rubio, que arregla estos días, por ejemplo, el polideportivo municipal o los huertos sociales arrasados por las graves inundaciones de este invierno, que, a modo de metáfora, dejaron inservible el puente, ya reparado, sobre el río Blanco, que une esta localidad con Marinaleda.

Un vecino de este pueblo, nos resume en pocas palabras la situación y, sobre todo, lo que para él es "una falacia": el mito del pleno empleo. "En el cortijo y la cooperativa se contrata a todo el mundo, bueno al que vota a Sánchez Gordillo y no le critica, haga falta o no, y luego se cobra el subsidio del PER. Da igual que vayas a trabajar o no o que estés mano sobre mano porque no hay labor que hacer. La finca y todo el entramado se sostiene por las subvenciones europeas al olivar, casi un millón de euros al año, y así se va tirando. Además el ayuntamiento es uno de los más endeudados, cerca de tres millones de euros. Esto es un castillo de naipes que está a punto de derrumbarse", asegura antes de repetir: "No ponga mi nombre, no quiero problemas".

Ahora, el Ayuntamiento de El Rubio va a cambiar dos tercios de su alumbrado por tecnología LED, gracias a una subvención de 300.000 euros del Ministerio de Transición Ecológica y con 60.000 euros de aportación municipal. El alcalde asegura que se va a instalar el nuevo alumbrado en alrededor de 700 de las 1.100 farolas en un periodo de seis meses y que ello ahorrará un 50% de su factura eléctrica. En Marinaleda, mientras tanto, hay numerosas conexiones ilegales a la red eléctrica, "sin contadores". Otro habitante de Marinaleda nos dice que eso es por algo que es 'vox populi' pero que pocos se atreven a decir en voz alta: "eso es debido, en buena parte, porque hay muchas plantaciones de marihuana que necesitan mucha luz. Aquí buena parte de los jóvenes sobreviven plantando marihuana y el ayuntamiento hace la vista gorda y lo consiente". Eso "es todo mentira. Eso no existe aquí y es una falacia inventada quienes no aceptan nuestro modo de vida, nuestro modelo social y nuestro éxito", asegura Sánchez Gordillo sin más explicaciones.

Y luego está la batalla del alcalde contra la única empresa privada que quedaba en Marinaleda, la que regentan un antiguo colaborador de Gordillo, Eladio Martos y su socio, José Antonio Capitán. "Nos ha asfixiado porque no acepta que nadie haga nada al margen suyo y sin que pueda controlarlo. Nos instalamos en una nave municipal y después de cinco años nos quiere desahuciar porque dice que no pagamos el alquiler cuando hemos depositado 3.000 euros en una notaría, pero él no quiere recoger el dinero para así poder echarnos. Nos hace la vida imposible y rebaja el precio de los productos de la cooperativa municipal para que nosotros no podamos competir, amenaza a otros pueblos cuando decidimos trasladar allí la fábrica… Es un verdadero cacique y ha instaurado un régimen de terror. Nosotros solíamos contratar a 70 personas y hoy están aquí trabajando solo tres", dice.

Es Marinaleda, que parece seguir estando al otro lado del telón de acero, y donde el hombre que gobierna el pueblo espera conseguir el próximo 28 de mayo su decimoprimera mayoría absoluta consecutiva. "El pueblo sigue apoyando masivamente nuestro proyecto, el proyecto de todos, una elección tras otra y aquí no se obliga a nadie", dice el alcalde rebatiendo las acusaciones de voto cautivo y régimen clientelar. Mientras no todos piensan lo mismo en el pueblo y, por ejemplo, el candidato del PSOE a la alcaldía (cuenta actualmente con 2 concejales), Hipólito Aires, considera que Gordillo "va a caer como consecuencia de la acción política del PSOE y por sí mismo porque hay nuevas generaciones en el pueblo que no están de acuerdo con él. Y aunque les meta el susto con el mensaje de que el PSOE es el lobo, la realidad es que el lobo es él mismo". Es la vida en el 'soviet' de Marinaleda.

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