"El 'subsidio' que recibo de España es un empleo de limpiador por 900 euros"

  • En nuestro país  hay 2,14 millones de extranjeros ocupados y su mano de obra es clave para la agricultura, la hostelería o el servicio doméstico.
Inmigrantes trabajan de temporeros en España. / EFE
Inmigrantes trabajan de temporeros en España. / EFE

Durante la reciente campaña electoral, cuando los líderes de Vox repitían un día sí y otro también el soniquete de que "los inmigrantes se llevan la mayoría de las ayudas públicas y de los puestos de trabajo que debería de ser para los españoles", se difundió un dato demoledor: sólo había 600 solicitudes para los 10.000 puestos de trabajo ofertados por los empresarios y cooperativa agrarias de Huelva de cara a la próxima campaña de la fresa que comenzará a mediados de diciembre a través del SAE (Servicio Andaluz de Empleo). Así, las empresas agrarias onubenses deberán, por ejemplo, contratar en origen a 19.000 trabajadoras marroquíes para dicha campaña, pagándoles, además del salario, el transporte y el alojamiento. Lo mismo ocurrirá en el resto de Andalucía en la campaña de la aceituna, que acaba de comenzar.

"Resulta penoso que no se incentive la búsqueda activa de empleo en lugar de promover una sociedad subsidiada. No es de recibo que los empresarios tengan que buscar mano de obra en el extranjero porque no hay interés en trabajar". Duras palabras que pronunciaba  hace unos días José Luis García Palacios, presidente de la Federación Onubense de Empresarios (FOE), de la patronal Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA), de la interprofesional Interfresa y de la Caja Rural del Sur. Y es que hay sectores, como el agrícola, la hostelería, el servicio doméstico o la construcción, que deben de recurrir a la mano de obra extranjera porque no encuentran nacionales para trabajar.

Y ello pese a que Huelva es una de las provincias con más paro de España. Según la última Encuesta de Población Activa (EPA) la provincia sufre una tasa de desempleo del 22,83% y 56.000 onubenses carecen de trabajo actualmente. Cifras que se elevan hasta 865.000 personas (el 21,83%) en toda Andalucía, mientras que en el conjunto de España los parados se sitúan en 3.124.400 parados, el 13,92% de la población activa.

Bien lo sabe, Nairo, un colombiano de 32 años que reside desde hace siete años en España, junto a su mujer y sus dos hijos de 10 y 8 años. "Yo no vine aquí a robar el trabajo a los españoles ni me llevo las ayudas públicas y las subvenciones", dice. "El único 'subsidio' que recibió es un trabajo como limpiador en un hotel de Madrid por el que percibo 900 euros. Y mi mujer está empleada en una casa trabajando 12 horas diarias también por 900 euros". Y Nairo da un dato demoledor: "en mi empresa", una ETT a través de la cuál el hotel subcontrata el servicio de limpieza, "seremos unas 25-30 personas y únicamente hay dos o tres españoles. El resto somos sudamericanos, de países del Este, marroquíes… Pero el trabajo está ahí para el que lo quiera".

Dos limpiadoras trabajan en un hotel. / EFE
Dos limpiadoras trabajan en un hotel. / EFE

Nairo conoce bien igualmente el trabajo en el campo. "Al principio, cuando vinimos, nuestra situación no estaba regularizada y trabajábamos como temporeros en la fresa, la aceituna, la vendimia...". Ahora, ya con los papeles en regla, este colombiano explica que "trabajamos mi esposa y yo y nuestros 'beneficios sociales' de los que nos 'aprovechamos' son la escuela pública para mis hijos, el médico... Algo que pagamos, como el resto de trabajadores, seamos españoles o extranjeros, con nuestros impuestos". Por ello, Nairo cree que algunos comentarios que está oyendo últimamente, sobre todo de boca de algunos líderes políticos, son "un 'poquitico' racistas". 

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo, en septiembre (último mes del que hay cifras oficiales) había 2.145.263 extranjeros cotizando a la Seguridad Social en España. De ellos, 1.796.488 cotizaban en el Régimen General; 343.658 en el de Autónomos; 5.065 en el Régimen del Mar, y 51 en el del Carbón. Un total de 1.275.172 cotizantes extranjeros procedían de países extracomunitarios y el resto, 870.091, de la Unión Europea.

Del total de trabajadores inmigrantes afiliados a la Seguridad Social, los grupos más numerosos proceden de Rumanía (341.014 afiliados), Marruecos (244.358), Italia (133.460) y China (107.540). Y luego, trabajadores de Colombia (77.411), Ecuador (76.329), Reino Unido (66.375), Bulgaria (61.304), Venezuela (60.014) y Portugal (56.378). Entre las Comunidades autónomas, Cataluña y Madrid sumaban el 45% del total de inmigrantes ocupados, 531.257 en Cataluña y 431.573 en Madrid.

Desde Comisiones Obreras quieren "dejar claro" que "los inmigrantes no 'quitan' los trabajos a los 'españoles'. Es un bulo que han querido propagar desde algunos ámbitos que no se corresponde con la realidad". Generalmente "la población inmigrante ocupa puestos de trabajo de menor cualificación, trabajos duros y en muchas ocasiones precarios, en sectores como la construcción, la agricultura, la hostelería o el comercio, que en ocasiones no quieren ocupar los españoles". 

Por poner un ejemplo, y siguiendo con la fresa y Huelva, a mediados de la campaña pasada había en este sector 91.291 altas en el régimen especial agrario de la Seguridad Social, de los que 42.979 (el 47%) eran trabajadores españoles, 21.894 (24%) comunitarios (rumanos y búlgaros, principalmente) y 26.418 (un 29%) procedentes de Marruecos y el África subsahariana.

Ahmed, un marroquí de 25 años nacido en Kenitra y que lleva 4 años en España, irá un año más a la campaña de la fresa. "Ya tengo papeles", dice con orgullo, "voy siempre al mismo campo y me contrata el mismo empresario". Trabajará "casi cinco meses" allí, con un salario de 42,02 euros al día según el convenio agrario de la provincia, un poco por encima del SMI, por una jornada 6,30 horas, "agachado y casi de rodillas" en el mar fresero onubense, con un día de descanso a la semana.

Después intentará 'empalmar' este trabajo con otro "fregando cazuelas" en un restaurante de la costa levantina, donde ya estuvo el año pasado, cuando comience la temporada turística. "Este año igual voy también a la vendimia a La Rioja en octubre", asegura. "Los trabajos son duros, pero puedo hacerlos y vivo mucho mejor que en Marruecos". Lo peor, "que mientras trabajo tengo que dormir, al igual que otros compañeros, casi todos también inmigrantes, en barracones, casi en chabolas, en tiendas de campaña...". Pero ese es otro tema y otro problema.

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