Calviño no quiere 'otro Solbes': da orden de evitar el triunfalismo de cara al 10-N

  • La ministra de Economía insta a su equipo a evitar cualquier asomo de autocomplacencia sobre el crecimiento y a advertir sobre los riesgos de futuro.
Fotografía de Nadia Calviño / EFE
Fotografía de Nadia Calviño / EFE

La cercanía de las elecciones generales del 10 de noviembre no ha impedido que la ministra de Economía, Nadia Calviño, haya impuesto una rebaja de tono en el relato del Gobierno sobre la situación económica. Con la economía creciendo aún por encima del 2%, cuando España mira por el retrovisor a la mayoría de las economías avanzadas en este capítulo y después de recibir una inesperada mejora de rating por parte de Standard & Poor's -el Tesoro descartaba un posible 'upgrade' hace apenas dos semanas-, Calviño se dirigió la semana pasada a su equipo en una reunión interna, según han confirmado a La Información fuentes del área económica del Ejecutivo, para solicitar contención, escapar de cualquier señal de triunfalismo sobre la situación económica y centrarse en incidir en la naturaleza incierta de un marco económico en que algunas amenazas han empezado a confirmarse -enfriamiento global, inestabilidad en el mercado del petróleo- y otras parecen cada vez más cercanas - Brexit sin acuerdo, recesión alemana...-.

La revisión a la baja del crecimiento del PIB español de los últimos tres años por parte del INE y la sucesión de retoques también a la baja de las previsiones sobre crecimiento mundial de los principales organismos internacionales han dinamitado las expectativas de Economía de mejorar este otoño la previsión de crecimiento de España para 2019 y han convencido a la ministra de extremar la cautela en sus juicios sobre la economía española, particularmente expuesta a los vaivenes del exterior por su pesada deuda externa -la segunda más alta del planeta después de la de Estados Unidos- y por su cada vez mayor internacionalización.

De telón de fondo asoma lo ocurrido en 2008 y principios de 2009, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se enrocó en un discurso negacionista de la crisis económica que soportó el veredicto inicial de las urnas en 2008 pero que también lo condenó en cuanto empezaron a hacerse perceptibles los efectos de la peor crisis económica mundial en 70 años. Aún se recuerda el debate entre el entonces todopoderoso vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el 'gurú' económico del PP, Manuel Pizarro, en que el primero se negó por activa y por pasiva a reconocer que venía una dura crisis económica.

Fuentes próximas al área económica del Ejecutivo justifican no obstante este cambio de tono por el deterioro de la confianza sobre la economía mundial a la vuelta del verano. "En general se percibe que hay una serie de riesgos que o bien se han materializado o bien están en vías de hacerlo y ello ha afectado negativamente a las previsiones sobre el comportamiento futuro de la economía. Se entiende que antes del verano hubiera una expectativa de mejora en España a partir de los datos disponibles, igual que se entiende que ahora se den por satisfechos con cumplir el objetivo del 2,2%". En el caso español ha influido negativamente también la inesperada revisión a la baja de los datos de crecimiento de los últimos años anunciada por el INE, que no sólo ha convertido en imposible crecer por encima de ese 2,2% este año sino que puede comprometer el cumplimiento de los objetivos de deuda y déficit.

Las fuentes gubernamentales consultadas por La Información auguran una cascada de revisiones a la baja del crecimiento español, pero también del europeo y del global, en las próximas semanas. La primera institución en hacerlo podría ser el Banco de España que este mismo martes presentará la actualización de sus previsiones económicas sobre España después de retrasar su publicación -prevista para la semana pasada- tras el terremoto generado por la revisión de los datos del PIB por el INE.

En este contexto, el Gobierno tiene previsto enviar a Bruselas el borrador de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2020 antes del 15 de octubre, fecha límite para que los países de la eurozona sometan sus planes económicos para el próximo año al examen de la Comisión Europea para que evalúe si respetan la disciplina fiscal. Fuentes del Ministerio de Hacienda confirman que el plan presupuestario español será prácticamente calcado al que diseñó el Gobierno socialista para este 2019 y que tumbó el Congreso de los Diputados en un movimiento que acabó por tumbar también la anterior legislatura de Pedro Sánchez.

Retoque al cuadro macro

No se esperan, por tanto, grandes novedades respecto al Plan de Estabilidad que se envió a Bruselas en abril. En todo caso, lo que sí puede tocar el Ejecutivo es el cuadro macro donde se establecen las previsiones de crecimiento del PIB. Y aquí es donde entra en juego el Ministerio de Economía. Consultados al respecto, explican que la actualización será "prudente" y se adaptará a lo que determinen los indicadores conocidos hasta el momento. Si el equipo económico del Gobierno había deslizado a principios de este verano la posibilidad de revisar al alza la previsión de avance del PIB para este año, en estos momentos ya no mantienen tal apuesta. La situación internacional no acompaña y la propia Calviño ha llegado a afirmar que se avecina un otoño "muy complicado".

En privado, el entorno de Calviño insiste en la importancia de tomar en consideración la situación que atraviesa el entorno internacional a la hora de tomar el pulso a la economía española. Eso de "cuando Alemania estornuda, Europa se resfría" está más que presente en las valoraciones de un departamento que recuerda la gran exposición de España a los países europeos, sobre todo en lo que afecta a las exportaciones. También destacan que sectores clave para el desempeño del PIB español, como son el turismo o la automoción, están atravesando momentos complicados por la inestabilidad exterior.

Sin duda, la economía centrará gran parte de la campaña del 10-N. El Gobierno en funciones ya ha definido su parte del relato: la economía española crece, lo hace a mejor ritmo que la eurozona, pero hay que alejarse de triunfalismos y ponerse alerta ante las amenazas que vienen, sobre todo (o casi exclusivamente) del exterior. Mientras, desde la oposición del PP el relato se centrará en destacar la fortaleza de la economía nacional, sin caer en mensajes catastrofistas, y sobre todo en recordar, en base a las estadísticas históricas macroeconómicas, que fueron los 'populares' los que sacaron a España de la crisis.

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