El maratón electoral dispara la licitación pública pese a la falta de Presupuestos

  • La inversión en obra pública escala más de un 30% anual hasta septiembre y supera los 14.600 millones de euros. Aún así, sigue en mínimos históricos.
LICITACIONES
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El maratón electoral de 2019, con elecciones generales en los meses de abril y noviembre y autonómicas y locales en mayo, no ha pasado desapercibido para las cuentas públicas, a pesar de la parálisis política y de la falta de Presupuestos para este año. Los distintos gobiernos -el central y los regionales- se han esforzado por culminar las inversiones prometidas para sacar el máximo rédito en las urnas. Y prueba de ello es que la inversión en obra pública se ha disparado más de un 30% en lo que va de año, hasta superar los 14.600 millones de euros entre enero y septiembre, frente a los 11.141 del mismo tramo de 2018.

Según los datos facilitados por Seopan, la licitación pública de la Administración General acumula un repunte del 47,2% en los nueve primeros meses de 2019 sobre igual tramo del año pasado, y ello pese a que el Gobierno de Pedro Sánchez no logró aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado para este año y está funcionando con los que diseñó el anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para 2018. En total, se han invertido más de 4.700 millones de euros, frente a los 3.200 millones de hace un año.

El Ministerio de Fomento, que acapara uno de cada cuatro euros invertidos, elevó la cantidad licitada en los nueve primeros meses del año un 34,3% en tasa interanual, hasta 3.875 millones de euros, desde 2.885 millones. Hay que tener en cuenta que el volumen licitado en el primer semestre se duplicó de largo respecto al año anterior impulsado por la construcción de líneas de Alta Velocidad, una de las grandes promesas en periodo electoral que coparon casi la mitad de la inversión total de la cartera que dirige en funciones José Luis Ábalos. El resto de ministerios elevaron sus inversiones un 143%, a 644 millones de euros.

Mientras, la inversión en obra pública de las comunidades autónomas (todas han celebrado elecciones a sus parlamentos regionales este año, excepto Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía) se ha disparado nada menos que un 66,5%, desde poco más de 3.100 millones en los tres primeros trimestres de 2018 hasta superar los 5.171 millones hasta septiembre de este año. Sobre todo, han elevado la licitación pública la Junta de Andalucía (un 186,1%, hasta rozar los 1.200 millones de euros), la Generalitat de Cataluña (un 152,8%, hasta superar los 676 millones) y el Gobierno de Navarra (un 147%, hasta algo más de 300 millones).

Por su parte, en la administración local la licitación pública se redujo entre enero y septiembre un 2,4% en relación a igual periodo del año pasado. En concreto, los ayuntamientos licitaron algo más de 4.720 millones de euros, frente a los casi 4.836 millones de hace un año. Así, en conjunto, la licitación pública de todos los organismos acumula un repunte interanual del 31% en el año electoral, con más de 14.600 millones de euros.

La inversión, en mínimos

Pero no solo por las citas electorales. El ritmo de licitación ha experimentado un acelerón importante desde la llegada de Sánchez a la Moncloa en junio de 2018. De hecho, un vistazo a los datos de promoción de obra pública muestra que en la segunda mitad de ese año el Gobierno socialista pasó a otorgar contratos por valor de más de 1.600 millones de euros de media mensuales, frente a los 1.100 millones medios en los meses de enero a junio, bajo el mando de Mariano Rajoy. En consecuencia, las licitaciones cerraron 2018 en máximos de los últimos ocho años, rozando los 17.000 millones de euros. Y los datos disponibles en estos momentos apuntan a que 2019 irá por el mismo camino.

Aún así, la licitación sigue en mínimos históricos y en niveles muy alejados de los que se alcanzaban antes de la crisis económica. Por eso, el director general de FIDEX, el Foro para la Ingeniería de Excelencia,  Fernando Argüello, apunta que "el repunte es relativo, no absoluto, porque venimos de niveles de inversión muy bajos". "Estamos un 80% por debajo de la inversión de 2007 y, aunque no queremos volver a ese nivel insostenible, sí es necesario alcanzar el 2% del PIB", reclama. El año pasado, el presupuesto que España dedicó a licitación pública oficial representó solo el 0,72% del PIB.

La inseguridad... y la desaceleración 

Y el panorama no resulta muy alentador. Ante la falta de Presupuestos tanto para este 2019 como, de momento, para 2020, Argüello denuncia que existe entre las empresas "mucha incertidumbre e inseguridad". "No sabemos a qué atenernos, no hay previsiones para el mercado nacional y desconocemos si habrá carga de trabajo y merece la pena conservar los equipos o, por el contrario, tenemos que desmantelarlos", advierte.

A la falta de seguridad y garantías en el mercado por la ausencia de cuentas públicas se suma el impacto de la fase de desaceleración en la que ya ha entrado de lleno la economía española. Esto también complicará alcanzar el nivel de obra pública deseado, según indica el director general de FIDEX. El problema es que ante los menores fondos disponibles, el Gobierno va a preferir recortar las infraestructuras antes que el gasto social (pensiones, educación y sanidad). Así lo prevé Argüello, quien defiende que "las infraestructuras también son una inversión social, clave para el desarrollo de cualquier país". Por ejemplo, "la España vacía no se puede desarrollar sin infraestructuras adecuadas".

Uno de los retos del nuevo Gobierno será, por tanto, garantizar el equilibrio entre el gasto social y unos niveles de inversión en obra pública saludables. Y no solo por el desarrollo de infraestructuras, sino también por el mantenimiento del empleo en sectores como la construcción, uno de los que más sufrió tras la última recesión. Todo ello, en un contexto de desaceleración económica e incertidumbre nacional e internacional en el que todos los organismos, incluido el propio Gobierno, han rebajado sus previsiones de crecimiento para España y han hecho resurgir a los fantasmas de la crisis. 

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