La jubilación más allá de los 65 años no es infalible... la clave es la productividad

Manifestación de pensionistas frente al Congreso
Manifestación de pensionistas frente al Congreso
Ricardo Rubio - Europa Press

Afrontar el reto demográfico y garantizar las pensiones a medio y largo plazo, con una pirámide invertida, la generación del 'baby boom' a punto de jubilarse y nuevas prestaciones un 45% mayores que los nuevos sueldos, será un asunto clave en la legislatura que debería arrancar en breve. En la mesa está la posibilidad de aumentar ingresos a través de nuevos impuestos o incrementado las cotizaciones sociales y reducir el gasto, fundamentalmente, incrementando la edad jubilación: más años de trabajo, más años de cotización.

La propuesta para reducir gastos alargando la vida laboral parece infalible y es una de las vías en la que ya se está trabajando. Desde el pasado 1 de enero, la edad legal para retirarse se ha elevado a los 65 años y 8 meses y se seguirá aumentando de forma progresiva hasta llegar a los 67, en el caso de no haber cotizado a la Seguridad Social 38 años y seis meses. Las cuotassociales que abona un trabajador durante 37años solo permiten afrontar 16 años de la prestación, pero los nuevos pensionistas la cobrarán durante 21,1 años y en esta coyuntura cada año extra que se prolongue la vida laboral será un salvavidas para el sistema.

Sin embargo, resulta más complicado calibrar el efecto que tendrá en el mercado laboral que trabajadores cada vez mayores sigan en su puesto con las mismas funciones y el impacto en la productividad global que lo hagan cientos de miles. Un reciente estudio de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), alertaba que España se ha alejado de Europa en el nivel de productividad del trabajo, que actualmente se sitúa un 18,7% por debajo de la zona euro, una diferencia que duplica la que existía en 1995. La consecuencia inmediata es que la renta per cápita de España sólo se ha recortado en 2,7 puntos la brecha que le separa de la zona euro, situándose aún un 19,2% por debajo de los países de la moneda única.

La productividad lleva encadenando cuatro trimestres negativos, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y acumula la mayor caída desde hace 20 años, debido a que buena parte de la actividad está supeditada a sectores poco productivos como la construcción y el empleo público y a la incorporación al mercado laboral de desempleados de larga duración y con poca formación. Mientras, las retribuciones de los trabajadores siguen creciendo -debido al alza del Salario Mínimo Interprofesional y las presiones sindicales- a un ritmo del 2,1% en el primer trimestre, hasta 2.550 euros mensuales, según el Índice del Coste Laboral que elabora el INE. Este aumento de los salarios es el mayor de los últimos cinco años.

La alerta del Banco de España

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, alertaba recientemente de la nueva deriva de la economía debido al envejecimiento y aseguraba que es previsible tiendan a reducir el crecimiento de la productividad. Lo hacia en la Asamblea Anual del Instituto de la Empresa Familiar e insistía que para anticiparse debían adoptarse medidas en diferentes ámbitos, desde incentivar la participación de los trabajadores de más edad, potenciar la inmigración vinculada al mercado laboral y fomentar la natalidad. En este contexto, señalaba, serán claves las políticas educativas y de capacitación profesional resultan cruciales.

También en su último informe anual dejaba claro el contexto que se afronta. "Existe evidencia de que en países avanzados, en las décadas recientes, el envejecimiento de la población ha estado asociado a una reducción del crecimiento potencial por menor tasa de empleo y por caída de la productividad". Mientras, un reciente análisis de la aseguradora Mapfre dejaba patente el efecto negativo del envejecimiento poblacional en diferentes ámbitos, incluido el laboral. Incidía en la necesidad de  impulsar políticas activas de renovación de habilidades, lo que evitaría en parte una reducción de la productividad marginal del trabajo y un crecimiento de los salarios reales "desacompasado" con las cualificaciones de los trabajadores.

Por su parte, Johannes Koettl, economista principal del Banco Mundial y que trabaja en temas relacionados con el envejecimiento de las sociedades, destaca que las habilidades, y por lo tanto la productividad, no están necesariamente disminuyendo con la edad, sino que están cambiando. "De hecho, muchas habilidades mejoran con la edad, principalmente aquellas relacionadas con la comprensión y expresión oral y escrita, y habilidades suaves como la estabilidad emocional, la conciencia y la amabilidad. No es sorprendente que haya algunas ocupaciones que utilizan estas habilidades más intensamente que otras y en las que las personas mayores podrían tener mejores resultados que las personas más jóvenes, incluidos los representantes de ventas, los gerentes de recursos humanos o los editores", destacaba.

En la misma línea, Ivailo Izvorski, también economista del Banco Mundial, abría el debate de la productividad de los mayores. Por una parte, destacaba un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) que estimaba que un aumento en la proporción de trabajadores mayores en un 1% provoca una reducción de la productividad anual en un 0,2-0,6% en Europa y los EEUU. Al tiempo, señalaba diversos estudios empíricos de equipos de trabajadores más jóvenes y mayores que demuestran que la productividad no tiene por qué disminuir con la edad. "Los equipos de jóvenes cometen menos errores que los equipos de personas mayores -en la producción automotriz-, pero cuando el equipo anterior comete un error, tarda más en solucionarlo que el segundo. Los jóvenes corren más rápido, pero los mayores -gracias a su experiencia- conocen los atajos", aseguraba.

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