Pesimismo respecto a 2022

La élite empresarial se cansa de parches y avisa: "Nos jugamos la recuperación"

Afean los titubeos del Gobierno con la reforma laboral, el decreto energético o la ley de vivienda y advierten que éstos no son inocuos y afectarán negativamene al comportamiento de los agentes económicos.

Una de las mesas de debate del XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar
Una de las mesas de debate del XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar
IEF

Muchos empresarios aún no han digerido el episodio del pasado fin de semana. El mensaje desafiante lanzado el sábado por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en el marco del Congreso de CCOO asegurando que derogará la reforma laboral "a pesar de todas las resistencias, que son muchas", apenas 24 horas después de acusar a la ministra de Asuntos Económicos de injerencias en la negociación de la reforma laboral, ha venido a agitar el espíritu del mundo empresarial. No entienden la obstinación por convertir en un conflicto un asunto que supuestamente se ha pactado con Bruselas y advierten de que todo este ruido no sale gratis sino que genera desconfianza a los inversores y a los propios empresarios a la hora de contratar.

Alguno de los asistentes al XXIV Congreso Nacional de la Empresa Familiar sugiere que solo desde esa perspectiva de la confianza se explica que con la economía camino de crecer por encima del 5% en 2021 y con perspectivas similares o incluso mejores para 2022, apenas una tercera parte del medio millar de empresarios reunidos en Pamplona haya manifestado abiertamente su expectativa de incrementar plantilla el año que viene. "No parece que el Gobierno haya entendido que si tú le dices a un empresario que contratar va a ser más complicado y que además cuando tenga que ajustar su plantilla o no va a poder o le va a costar más caro, el empresario igual se lo piensa dos veces a la hora de contratar personal", explica un veterano empresario del sector turístico.

El presidente del Instituto de la Empresa Familiar, el empresario catalán Marc Puig, presidente y CEO de la célebre marca de cosméticos y perfumería, dejó muy clara la preocupación empresarial por el asunto en su discurso inaugural. "Vamos a esforzarnos en seguir creando empleos de calidad y pedimos que nos permitan hacerlo, que no nos pongan condiciones peores que las de nuestros países vecinos con los que competimos". Después, los socios del lobby que reúne a las empresas que explican el 60% del PIB privado y el 70% del empleo del país dejaron claro que en estas condiciones no esperan más que una recuperación tenue con escasa creación de empleo.

Los empresarios reconocen su desconfianza en el gobierno de la política económica por parte del Gabinete Sánchez. Algunos critican el decreto energético, que Teresa Ribera se apresta ahora a suavizar apenas un mes después de su promulgación; otros el anteproyecto de Ley de Vivienda, que observan como un inhibidor de la inversión privada; a las empresas industriales más innovadoras les preocupa el impacto sobre su factura fiscal del tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades; y tanto las empresas de transporte como las que dependen del transporte por carretera están a vueltas con el cánon por uso anunciado por el Gobierno para financiar la conservación de la red de carreteras. Desconfían porque en algunos casos no saben si son 'globos-sonda' o proyectos tangibles que el Gobierno pretende aplicar y en otros casos porque los ven como 'parches' que no resuelven los problemas de fondo y que por el camino generan distorsiones en el funcionamiento normal de las empresas.

"Se legisla con prisas, sin consultar a los sectores afectados y sin conocer las consecuencias que las medidas pueden traer a las empresas y, claro, luego hay problemas", asegura el responsable de una importante empresa comercializadora de energía eléctrica, que ejemplifica esta forma de legislar en la marcha atrás de la vicepresidenta Ribera con los contratos a plazo (conocidos como PPAs en la jerga del sector) entre los grandes operadores y la gran industria, que se quedarán fuera del 'hachazo' a las eléctricas después de la reunión que mantuvo la vicepresidenta con el sector.

"Nos estamos jugando la recuperación y esta forma de actuar del Gobierno no ayuda", subraya un empresario catalán del sector industrial. Frente al optimismo que se vende desde el Gobierno respecto al crecimiento del próximo año, el influyente tejido de la empresa familiar alberga unas expectativas cautas sobre el comportamiento de la economía y admite un temor creciente por los efectos a medio y largo que puede tener la inflación y los problemas de suministro en determinados sectores industriales.

"El Gobierno se está comportando, y los Presupuestos son un ejemplo, como si la crisis ya estuviera superada, pero lo que vemos sobre el terreno es muy diferente. Lo que vemos es que las materias primas que necesitamos para producir se han encarecido en algunos casos hasta dos y tres veces sobre su precio de hace unos meses, que hay plantas industriales que se están planteando si les resulta rentable producir con estos precios de la energía y que hay proveedores que nos están anticipando que hay materiales que o cambia mucho la cosa o no estarán disponibles el año próximo. Donde el Gobierno ve una recuperación fuerte, muchos de nosotros vemos que se está formando una 'tormenta perfecta'", avisa otro empresarios consultado.

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