El mercado laboral frena en seco a un mes de las elecciones y calienta la precampaña

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El mercado laboral ha frenado en seco y ha hecho saltar todas las alarmas a un mes de la repetición de las elecciones generales. A nadie se le escapa, ni al propio Gobierno en funciones, que el empleo empieza a dar señales preocupantes al compás de la desaceleración de la economía que ya reflejan la mayoría de los indicadores. Como tampoco se obvia que el paro sigue siendo la principal preocupación de los españoles, según el CIS. Un cóctel, en definitiva, que va a convertir el empleo en un tema clave en la carrera hacia el 10-N. De hecho, los partidos ya están armando sus estrategias en la precampaña electoral en torno a dos grandes ejes centrales –con permiso de Cataluña–: la economía y el empleo. 

Los datos de paro y afiliación de septiembre conocidos esta misma mañana han caído como un jarro de agua fría en el Ministerio de Trabajo. Desde allí, los secretarios de Estado del ramo, Yolanda Valdeolivas y Octavio Granado, han admitido el "evidente" enfriamiento del mercado laboral. Lo han hecho a pocas semanas de la cita con las urnas, conscientes de que en este tiempo todavía quedan dos fechas marcadas en rojo en el calendario laboral: el 24 de octubre, cuando el INE dará a conocer la Encuesta de Población Activa del tercer trimestre, y el 5 de noviembre, cuando se publicarán las cifras de paro y afiliación de este mes de octubre, por cierto, en plena campaña electoral. 

El discurso económico del Ejecutivo ha cambiado. La propia ministra Nadia Calviño dio la orden de rebajar el tono y no caer en triunfalismos. Lo hizo después de que su equipo se llegase a plantear una revisión al alza del PIB para este año. Pero tras el verano llegaron la rebaja de las estimaciones del INE y las previsiones menos halagüeñas del Banco de España. Ayer mismo la titular de Economía no descartaba un recorte en el cuadro macro que el Gobierno español tiene que enviar a Bruselas antes del próximo 15 de octubre. En los nuevos cálculos se integrarán, además de la revisión del PIB del INE, los últimos datos del mercado laboral.

El Gobierno en funciones, por tanto, no va a negar la desaceleración de cara a la campaña electoral. El mensaje va a ser claro: la economía se frena, es evidente, pero estamos a tiempo de remediarlo. Así, y como ya sucedió en las generales del 28-A, en el programa del PSOE el empleo va a tener un peso importante. Su plan es el ya conocido: liquidar los aspectos más lesivos de la reforma laboral del PP para, entre otras cosas, recuperar la ultraactividad de los convenios o la prevalencia del sectorial, y construir el Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI.

Para el Partido Popular la economía también va a ser un tema clave en campaña. Su mensaje se centrará en destacar la fortaleza de la economía nacional, sin caer en mensajes catastrofistas, y sobre todo en recordar, en base a las estadísticas históricas macroeconómicas, que fueron los 'populares' los que sacaron a España de la crisis, en parte gracias a la reforma laboral que diseñó la exministra Fátima Báñez. Esta misma mañana el líder Pablo Casado ya arremetía contra la gestión del Ejecutivo socialista a cuenta de la economía: "El tiempo nos da la razón, ni Sánchez niega el enfriamiento económico. Ahora España crea menos empleo (...) Es posible el cambio, el PP es la alternativa", decía en Twitter. 

Ciudadanos también va a 'apretar' a Sánchez por el lado del empleo. Recientemente Albert Rivera acusaba al presidente en funciones de "podemizar" la economía. Desde la formación naranja consideran que los datos de paro y afiliación son "la punta del iceberg de un panorama laboral con síntomas claros de recesión". En su programa del 28-A se presentaron en el ámbito laboral como "el partido de los autónomos y los emprendedores" y entre sus planes destaca eliminar los contratos temporales o establecer un complemento salarial garantizado. 

Por su parte, Pablo Iglesias ha reprochado a Pedro Sánchez que no derogara la reforma laboral del PP, como les prometió desde que llegó a La Moncloa para intentar –finalmente sin éxito– ganarse su apoyo. En su cuenta de Twitter ha asegurado que "después del 10N, hay que bajar la factura de la luz, bajar el precio del alquiler, proteger a los trabajadores en precario o asegurar las pensiones, revalorizándolas al IPC por ley".

Cuando falta poco más de un mes para las elecciones, la precampaña ya está en marcha. Con la escalada de la tensión en Cataluña como telón de fondo, los partidos se preparan para unas semanas decisivas. Medir los mensajes va a ser clave en un momento en el que la ciudadanía empieza a estar cansada de acudir a las urnas ante la incapacidad de los políticos para negociar, llegar a acuerdos y formar Gobierno. El último barómetro del CIS arrojaba un dato preocupante: la desafección por los políticos ha escalado hasta niveles récord. Por delante solo se sitúa el paro, el principal problema para el 60% de los españoles. Todo apunta a que la receta mágica para acabar con el desempleo centrará gran parte de la estrategia de los partidos para ganar votos de cara al 10-N.

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