Vuelve el lema de Rato: los empresarios lanzan el plan de 'campeones nacionales'

  • El presidente del Instituto de la Empresa Familiar rescata la idea de propiciar 'gigantes' españoles como estrategia para ganar competitividad
Campeones nacionales
Campeones nacionales

Crear 'campeones nacionales', grandes empresas de raíz española con tamaño y recursos suficientes para competir con garantías en el mercado exterior y, sobre todo, para resistir los embates de los gigantes foráneos y preservar la españolidad de los sectores estratégicos del país, como el suministro eléctrico o las telecomunicaciones. Durante cerca de dos décadas (entre los 80 y lo 90), esta estrategia - importada de Francia - constituyó una de las principales obsesiones de los gestores del área económica del Gobierno, aterrados ante la perspectiva de que la entrada en la Unión Europea y la apertura de fronteras excitaran el apetito del capital europeo por nuestras 'joyas de la corona'.

En esta etapa se datan el nacimiento del Grupo Endesa, tras la absorción de otras cinco pequeñas compañías eléctricas controladas por el Estado; el nacimiento de Iberdrola, tras la fusión de Hidroeléctrica Española e Iberduero; la integración de Catalana de Gas y Gas Madrid que dio origen a Gas Natural; la privatización de Telefónica; o el proceso de concentración y posterior privatización de la banca pública a través de la marca Argentaria que en 1999 se integró con el antiguo Banco Bilbao-Vizcaya creando otro gigante financiero: el BBVA

El compromiso gubernamental con esta línea de actuación estaba tan asumido que en el año 2000 los presidentes de Endesa (Rodolfo Martín Villa, ex ministro de UCD y personalidad relevante en el nuevo Partido Popular) e Iberdrola (Íñigo de Oriol) no apreciaron obstáculo alguno para acordar una nueva fusión y configurar el gigante español definitivo del sector eléctrico, una compañía capaz de tratar de tú a tú al gigante francés Suez, permanentemente al acecho de los movimientos en el mercado eléctrico español.

La operación marcó un punto de inflexión y supuso el simbólico entierro de la política de los 'campeones nacionales'. Alcanzado el objetivo de cumplir con Maastricht y blindados los sectores estratégicos de eventuales invasiones extranjeras con la controvertida 'acción de oro' (posteriormente fulminada por Bruselas), el entonces vicepresidente económico Rodrigo Rato optó por preservar las condiciones de competencia del mercado eléctrico - la fusión de Endesa e Iberdrola habría puesto en sus manos el 80% del mercado - sobre la constitución de un auténtico gigante europeo del sector y puso todos los impedimentos posibles a la fusión.

Endesa acabaría despiezada y en manos de la italiana Enel tras un rocambolesco viaje en el que el Gobierno del PP prefirió un comprador extranjero a una toma de control de la eléctrica por parte de Gas Natural y la política de 'campeones nacionales' derrocada por la de 'los cuatro fantásticos': no menos de cuatro grandes operadores por sector.

Los 'campeones nacionales' y la necesidad de una política 'de empresa'

La aceleración del proceso de integración europea y la imparable globalización económica enterraron el relato de los 'campeones nacionales', abominado además por las principales instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional o la Comisión Europea. Sin embargo, esta semana el recién elegido presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), el club de empresarios más influyente del país, Francisco Riberas, ha recuperado el discurso de los 'campeones nacionales' al subrayar la importancia esencial para la competitividad del país de "tener un grupo de empresas con sede en España y con el tamaño suficiente para ser líderes globales".

Los objetivos, lógicamente, han cambiado. Ahora no se trata de blindarse ante la amenaza exterior sino de propiciar una 'fuerza de choque' capaz de competir con garantías en los mercados internacionales y que, en palabras de Riberas, "permita aprovechar el efecto tractor que estas empresas ejercen para el resto del tejido productivo doméstico". El nuevo presidente del IEF aclara que con eso de "efecto tractor" se refiere al canal de internacionalización que ofrece a sus proveedores y a las empresas de su sector, pero también al impacto positivo del conocido como 'efecto sede', el impacto inducido sobre la actividad económica de su entorno que  tiene el hecho de una multinacional tenga su sede en un determinado territorio.

Dentro del espectro empresarial no todos comparten esa inclinación por favorecer los 'campeones nacionales'. Fuentes empresariales cuestionan este modelo en un contexto de integración europea. "No sé si es muy compatible lo de volcarse en las empresas españolas en un marco europeo. O nos creemos lo de Europa o no nos lo creemos. Ya tenemos que empezar a pensar de otra forma".

El nuevo presidente del IEF sí ve grandes ventajas a impulsar las empresas de bandera. "Hemos cuidado muy poco el 'efecto sede' y el hecho de tener aquí multinacionales españolas líderes en sus sectores y con un modelo de internacionalización propio, muy al contrario de lo que han hecho otros países". Apenas acumula un par de intervenciones públicas desde su designación como presidente de la Empresa Familiar, pero Riberas ya ha dejado bien sentadas al menos dos cosas. La primera, que la internacionalización es el camino más directo hacia el crecimiento y la competitividad. La segunda, que 'la empresa' como concepto general debe ser una cuestión de Estado y debe contar con un planteamiento estratégico claro dentro de la política gubernamental.

También se ha encargado de dejar clara otra cosa. Tener un plan para las empresas españolas no significa tener que adoptar medidas constantemente para 'obligar' a las empresas a internacionalizarse o a invertir en I+D. "Creo más en los gobiernos que eliminan trabas que en los que intervienen poniendo en marcha políticas activas para una cosa u otra", recalca. En su opinión, lo que deben hacer los gobiernos es crear las condiciones para que la actividad empresarial fluya y, en la medida de lo posible, no deteriorar de forma gratuita la reputación de las empresas, como por ejemplo diciendo que pagan pocos impuestos...

A ello contribuiría  tener empresas de más tamaño y ahí Riberas reconoce que el Gobierno sí tiene un papel que jugar, principalmente suprimiendo las disposiciones e incentivos que inhiben el crecimiento empresarial, pero también en la dimensión reputacional. "Hay que tratar de acabar con eso de que las empresas pequeñas, las 'start ups' son una especie de héroes sociales y cuando ganan tamaño se transforman en demonios. Eso no tiene ningún sentido".

El Instituto de la Empresa Familiar ya está trabajando en el asunto y después de su informe de recomendaciones para impulsar la Formación Profesional Dual en España como cauce más adecuado para mejorar la formación del capital humano, ya está trabajando en el resto de líneas identificadas como prioritarias para impulsar la competitividad de la empresa familiar: la reforma de la Administración, la reforma fiscal, la reforma del marco laboral, la simplificación y racionalización del ámbito regulatorio y el acceso a la financiación. Mucho trabajo por delante.

Sin novedades en el frente de los 'gigantes españoles'

Al contrario de lo que ha sucedido en las grandes economías, la nómina de las grandes multinacionales españolas apenas ha experimentado variación alguna en los últimos 10-15 años. Los 'gigantes' construidos en la etapa de los 'campeones nacionales' continúan constituyendo el mascarón de proa de la empresa española junto a las grandes constructoras, que también copan a través de ACS el ránking sectorial global (ver gráfico) a la espera del despliegue de los gigantes chinos en los principales mercados del mundo.

El asunto es que las irrupciones más reseñables en esta lista, Inditex y Mercadona, han surgido más por generación espontánea que por un contexto regulatorio especialmente propicio para su crecimiento. Inditex sí ha alcanzado la condición de líder global.

Mostrar comentarios