Campaña de Navidad nefasta

Las empresas concentran el ajuste en la recta final del año con 203.962 despidos

El registro de la Seguridad Social refleja que en la última quincena se produjeron el 57% de todas las bajas de 2020. El Gobierno prepara ya la reforma del sistema de contratos para atajar la excesiva temporalidad.

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Las empresas concentran el ajuste en la recta final del año con 203.962 despidos
Europa Press

La delicada situación económica que atraviesa el tejido empresarial tras la irrupción de la pandemia de la Covid-19 se tradujo a finales de 2020 en intensos ajustes de plantilla. Solo en la última quincena del año, marcada por una campaña de Navidad nefasta, condicionada por las restricciones sanitarias, las compañías dieron de baja en la Seguridad Social a 203.962 trabajadores. Una oleada de despidos que se enmarca en un contexto de elevada incertidumbre respecto a lo que pueda deparar este 2021. En ambientes patronales se respira una especial preocupación por una campaña de vacunación más lenta de lo anunciado por el Gobierno, que podría retrasar la recuperación más allá del tercer trimestre. Y mientras tanto, los empresarios continúan adecuando el tamaño de sus plantillas al agotamiento de la facturación para cuadrar, a martillazos, sus presupuestos del ejercicio.

El departamento que dirige José Luis Escrivá ofrece los datos de altas y bajas diarias a la Seguridad Social, lo que permite observar, más allá del nivel de afiliación medio mensual, el impacto de las decisiones empresariales de ajuste de personal prácticamente en tiempo real, ya que el mercado laboral español se caracteriza por la entrada y salida diaria de decenas de miles de trabajadores, en especial en las épocas de creación y destrucción de empleo más estacional. Pues bien, entre el 17 y el 30 de diciembre, último día laborable del año a efectos estadísticos, el sistema registró 203.962 bajas de cotizantes. Esta cifra supone, en proporción, nada menos que el 57% de todo el empleo destruido en el conjunto de 2020, uno de los peores años para el mercado de trabajo, en el que se perdieron en total 360.105 empleos.

De este modo, la Seguridad Social pasó de contar con 19.108.814 afiliados el 17 de diciembre a contabilizar 18.904.852 a día 30 del mismo mes. En la media mensual, el dato que destaca el Ministerio a la hora de ofrecer su balance, los cotizantes suben a 19.048.433 a cierre de año tras registrar un incremento respecto a noviembre de 26.432 ocupados. Ese aumento, no obstante, se queda muy por debajo de lo pronosticado por el propio Escrivá, precisamente porque el ministro publicó en su cuenta de Twitter el dato de mediados de mes, cuando la afiliación acumulada alcanzaba los 77.663, y fue a partir de la segunda quincena cuando se produjo la destrucción masiva de empleo con esos más de 200.000 despidos, tirando a la baja de la media.

El aluvión de bajas coincide con un momento especialmente complicado para el tejido productivo, muy dañado por la pandemia, en el que a pesar de mantener todavía a más de 755.000 trabajadores hibernados en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), las empresas están recurriendo también a las bajas definitivas como mecanismo de ajuste. Hay que insistir, no obstante, en que estos vaivenes de altas y bajas en la Seguridad Social encajan en una anomalía del mercado de trabajo español que se produce porque habitualmente los empresarios aprovechan las épocas de picos de actividad estacionales para firmar contratos temporales que son extinguidos a las pocas semanas, incluso a los días, con una gran facilidad.

Las reformas que vienen

Se trata de una práctica -que en no pocas ocasiones llega al extremo de dar de baja un contrato un viernes para volver a darlo de alta el lunes y evitar así pagar las cotizaciones sociales durante el fin de semana- a la que el Gobierno está dispuesto a poner coto. El propio ministro Escrivá anunciaba la reforma -que pudo adelantar La Información- a mediados de diciembre. Lo que el Ejecutivo, en una iniciativa capitaneada por Inclusión y apoyada por el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz, está estudiando es la imposición de una tasa, a modo de penalización, para las empresas que cometan estos abusos. El ministro calificaba esta práctica como "intolerable", tras admitir  que el sistema actual, que permite dar de alta y de baja contratos de manera ágil, está posibilitando estos usos "no aceptables".

La reforma se negociará, como manda la seña de identidad de este Gobierno, en el marco del diálogo social. Así lo anunciaba este martes el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, durante la rueda de prensa para la presentación de los datos del paro y afiliación de cierre de año: en el calendario del Ministerio, adelantaba, aparecen "elementos urgentes" como la reforma de determinadas reglas jurídicas del mercado trabajo que se centran en la negociación colectiva, pero "a renglón seguido, este año habrá que afrontar uno de los principales inconvenientes del mercado laboral, que es su exposición a la precariedad y a la temporalidad". Pérez Rey apostaba por avanzar hacia un "nuevo modelo de contratación" para acabar con la "gran lacra" que supone que nueve de cada diez contratos firmados en España sean de carácter temporal (uno de cada cuatro, según la EPA).

Calendario incierto

El calendario esbozado por el secretario de Estado sugiere que el Gobierno abordará primero con la patronal y los sindicatos, tan pronto como este viernes, las condiciones de una nueva prórroga de los ERTE que ya se da por descontada. Después se reanudará la mesa que negocia la regulación de los repartidores de plataformas digitales, los conocidos como riders, y solo cuando ese asunto quede zanjado se abrirán las conversaciones para derogar algunos aspectos de la reforma laboral del PP, incluida la estructura de la negociación colectiva y el sistema de contratación. Está por ver en qué momento del año se retoma la negociación sobre la revalorización del salario mínimo (SMI), que no fructificó a finales de 2020 tanto por el rechazo de la CEOE como por las diferencias internas en el Ejecutivo.

Cualquier intención, de todos modos, podría saltar por los aires. Tanto Pérez Rey como su homólogo de Seguridad Social, Israel Arroyo, asumían este martes en rueda de prensa que el año 2021 está cargado de incertidumbre. Preguntado acerca de la evolución del mercado laboral en los próximos meses, el secretario de Estado de Empleo llamaba a ser "precavidos" y "cautos" ante la incógnita de la variable sanitaria, si bien aseguraba que se vislumbra ya un "final previsible" de la pandemia gracias al inicio de la campaña de vacunación. Arroyo, por su parte, coincidía en señalar un horizonte de finalización de la crisis "más o menos próximo" y pedía no caer en el pesimismo dando por perdida la Semana Santa. Desde la patronal, sin embargo, ponen en cuarentena este optimismo y aplazan la recuperación de la actividad a niveles "normales" como pronto, al otoño.

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