En la frontera de las dos Coreas truenan los altavoces de la discordia

  • En un mundo moderno en que los medios de comunicación son cada vez más sofisticados, dar mensajes por altavoz puede parecer un método de propaganda anticuado, pero es lo que ha sacado de quicio a Corea del Norte, que amenaza con una "guerra total" a su vecino del Sur.

Pyongyang lanzó esta amenaza si los surcoreanos no silencian sus megáfonos en la frontera entre las dos Coreas, una práctica que Seúl no había sido utilizada desde hace once años.

Esta forma de propaganda remonta a la guerra de Corea (1950-53), cuando las unidades móviles equipadas con altavoces se desplazaban a lo largo de la línea del frente.

Stanley Sandler, historiador del ejército de Estados Unidos, cuenta en un libro que los mensajes proferidos del lado norcoreano eran tan someros como los propios altavoces.

"Ya han utilizado todo el material militar que les quedaba de la Segunda Guerra Mundial. Les va a salir muy caro seguir", decía uno de los mensajes destinados a minar la moral de las tropas estadounidenses.

Tras el fin del conflicto, que selló la división de la península, el Norte y el Sur siguieron enfrentándose por megáfonos interpuestos, junto a otros medios de propaganda: emisiones de radio y lanzamiento aéreo de octavillas.

Los temas tratados eran al principio relativamente similares: las desigualdades del sistema del enemigo (socialista o capitalista), la tendencia a la mentira del líder de enfrente o el mejor nivel de vida de este lado de la frontera.

En los años 1980-90, cuando la economía surcoreana empezó realmente a crecer, el tono de Seúl se hizo más triunfante, elogiando el éxito y la prosperidad imperantes en su territorio, mientras el Norte sufría miseria y hambre.

Con la elección de Kim Dae-Jung a la presidencia de Corea del Sur en 1998, el contenido de la propaganda se atenuó, en un contexto de política de acercamiento llamada "Sunshine policy" (política del rayo de sol), iniciada por este presidente.

Según el testimonio de un soldado surcoreano de la época, que hizo su servicio militar en una unidad de propaganda en la frontera, el programa, de unas 15 horas, incluía un poco de informaciones y éxitos de música pop.

Otro soldado recuerda con placer la difusión en la frontera de los comentarios en directo de los partidos del Mundial de fútbol de 2002, celebrados en Corea del Sur y Japón.

"Cuando se les preguntó por altavoz (a los norcoreanos) si les había gustado" este paréntesis deportivo "algunos respondieron positivamente haciendo grandes movimientos con los brazos", relata este exresponsable militar al sitio de informaciones Media Today.

"Los altavoces surcoreanos eran una de las escasas fuentes de información del mundo exterior", relata al diario Dong-A Ilbo Ju Seung-Young, un antiguo soldado norcoreano que desertó al Sur en 2002. "Al principio yo pensaba que sus mensajes eran solo mentiras. Pero al cabo de dos años de escucharlos, empecé a creer en ellos" explica.

Los altavoces, ubicados en hileras hasta un total de 70 a 80 unidades, pueden llegar a medir 10 metros de alto y difundir mensajes escuchados varios kilómetros a la redonda.

En el Norte, sin embargo, el material era de peor calidad y los cortes de electricidad frecuentes. Así, era imposible rivalizar con la potencia sonora del Sur.

Finalmente, Roh Moo-Hyun sucedió en la presidencia a Kim Dae-Jung, prosiguiendo su política. En 2004, hubo un acuerdo entre los dos países que redujo los altavoces al silencio.

Seúl amenazó con reiniciar la guerra de propaganda en 2010 cuando uno de sus barcos fue hundido, dejando 46 muertos, en un incidente en el que acusó al vecino del Norte.

Los altavoces fueron reinstalados, pero no volvieron a funcionar. El Sur se limitó a difundir emisiones de radio dirigidas al Norte. Pero ahora están de vuelta los megáfonos, con informaciones meteorológicas o mensajes sobre la democracia.

"Seúl considera que es un medio eficaz para minar la moral de las tropas norcoreanas", explicó a la AFP un responsable del ministerio de Relaciones Exteriores. Es difícil verificar esta alegación. En cambio, algo sí es cierto: ha desencadenado el furor de Corea del Norte.

ckp-lim/gh/anb/as/me/meb

Mostrar comentarios