Encarcelamiento de líderes hizo crecer pandillas en Honduras (informe)

  • Las maras y pandillas crecieron en Honduras luego de que empezaron a ser encarcelados sus líderes en 2002, convirtiéndose en "el desafío más grande del país en materia de seguridad", aseguran expertos en un estudio divulgado este martes.

El "encarcelamiento masivo ha contribuido de muchas formas al desarrollo y crecimiento de las maras y pandillas" porque la prisión les sirvió como "centro de operaciones seguro", anotó el estudio Maras y Pandillas en Honduras, elaborado por la organización Insight Crime y la no gubernamental Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ).

El estudio, elaborado con base en entrevistas a autoridades del país, explica que, al caer en las prisiones, los líderes "empezaron a buscar más fondos para poder costear los juicios legales" y cubrir sus gastos en las cárceles, pasando "de una extorsión ocasional a una más sistemática contra los dueños de los pequeños negocios y el transporte público".

Estimó que solo por extorsiones al transporte público las dos principales pandillas (Mara Salvatrucha y Barrio 18) reciben 2,5 millones de dólares al año.

Añadió que también el encarcelamiento los ha obligado a cambiar su "modus operandi" y a abandonar algunas prácticas como el uso de tatuajes que los identifica como miembros de esas organizaciones.

Citando a la Agencia Estadounidense de Cooperación Internacional (USAID), el estudio afirma que ambas agrupaciones tendrían hasta 36.000 miembros, aunque el estatal Programa Nacional de Prevención, Rehabilitación y Reinserción Social les reconoce una membresía de 4.728.

Un total de 447 miembros de las dos organizaciones están presos, indicó el estudio citando como fuente al Programa de Prevención.

De acuerdo con el estudio, la Pandilla 18 opera en 150 barrios de la capital y en 18 de San Pedro Sula, la segunda ciudad del país, ubicada al norte, mientras que la MS-13 está en 70 barrios de la capital y en 58 de San Pedro Sula.

El estudio advirtió que "las maras y pandillas de Honduras, alguna vez insignificantes y poco profesionales, han evolucionado a lo que podría considerarse el desafío más grande en materia de seguridad que está enfrentando el país".

Subrayó que "aunque resulta imposible determinar con precisión cuánta violencia proviene de las pandillas, queda claro que mucho del auge de los homicidios" está vinculado al accionar de esas dos agrupaciones.

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