España es la única gran economía europea que da miedo a sus propios empresarios.

  • Alemanes, franceses, italianos y británicos se muestran optimistas con la evolución de su economía, según las cifras de la Comisión Europea. Sólo los españoles temen que las cosas vayan a peor. La evolución del PIB y el paro parece darles la razón.
R.U.

Si Alemania es la locomotora europea, España es el último vagón de este tren; o el menos del AVE que deberían ser las principales potencias del Viejo Continente. Nuestra economía es la única de las cinco grandes -Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España- a la que suspenden sus propios empresarios y, además, la que va a cosechar peores cifras de PIB y paro.

Según el indicador de sentimiento económico que, mensualmente, elabora la Comisión Europea, los empresarios españoles son los únicos que desconfían de la marcha de su país. "España, donde el nivel de sentimiento económico es uno de los más bajos de la zona euro, registró una bajada de 1,2 puntos", señala el informe.

Todo lo contrario de Alemania, donde la confianza se ha recuperado en 4 puntos; Francia, con una subida de 2,6 puntos; Italia (1,7 puntos) y Reino Unido (1,4 puntos). Estos datos confirman las dos velocidades con que se está saliendo de la crisis económica en Europa: la rápida, capitaneada por el gigante germano, y la lenta, con España entre ellos.

Además, los datos parecen dar la razón al pesimismo. Por una parte, la evolución de la economía en los próximos meses van a ser negativa, lo que llevará a cerrar el año con una caída del PIB que oscilará entre el 0,3% que pronostica el Gobierno, y el 0,6% proyectado por otros organismos, como BBVA.

Los brotes verdes que ha querido ver el Ejecutivo en los últimos datos sobre la evolución del desempleo apenas son un espejismo, ya que a partir de octubre se prevé un fuerte aumento de desempleo que podría llevar a cerrar 2010 con una tasa de paro superior al 21%, frente al 20%.

No obstante, los principales motivos que esgrime el informe de la Unión Europea para explicar la desconfianza de los empresarios españoles son la caída del comercio al por menor, los servicios y la industria.

En cambio, se detecta una mejora de la confianza respecto al sector constructor, uno de los más golpeados por la crisis económica. Éste recibió ayer un pequeño balón del oxígeno por parte del presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, quien ha decidido levantar la mano en el tijeretazo dado a las infraestructuras y ha prometido anunciar un nuevo plan dentro de dos semanas, donde se verá que obras inicialmente aplazadas sí van a llevarse a cabo.

Sin embargo, el nuevo cambio de criterio del Ejecutivo -hace apenas dos semanas que presentó su último recorte en obra pública- ha sido seriamente castigado por los inversores y ha disparado el diferencial del bono español con el alemán, perdiendo así todo el terreno ganado con los test de estrés de la banca.

Parece que al mercado, como a los empresarios, les genera desconfianza los cambios de criterio y la falta de consistencia de la economía nacional.

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