Escolano, un mirlo blanco conectado con el PP y ajeno a las batallas de ministros

  • Escolano, con buena sintonía en Europa, desembarca en Economía después de haber colaborado con Moncloa y Génova en el pasado.
Román Escolano, nuevo ministro de Economía.
Román Escolano, nuevo ministro de Economía.
EFE

Habemus ministro de Economía. El elegido es Román Escolano, un nombre que estaba en las quinielas y que ha mantenido en los últimos años una relación fluida con el PP. En el Gobierno aseguran que es "un hombre de Aznar", pero no porque forme parte de la Fundación FAES, sino porque estuvo en el sanedrín económico del Gobierno durante el aznarismo, junto a Rodrigo Rato, Luis de Guindos o Cristóbal Montoro, entre otros. Fuentes del Gobierno explican que Rajoy ha querido repescarle del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para traérselo a Madrid por dos aspectos, especialmente: era uno de los economistas más cercano al partido y tienen una buena entrada en Europa.

El presidente del Gobierno necesita un ministro de Economía que sepa moverse por Europa. Luis de Guindos lo hacía a la perfección y las relaciones de Escolano, sobre todo después de pasar por la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), no se quedan atrás. En Moncloa valoran esa agenda de contactos en un ministerio que necesita moverse en Bruselas, Frankfurt (sede del BCE) y Eurogrupo. Rajoy ha perdido a Moragas a su lado, un diplomático con un gran recorrido en la UE, pero suma ahora a Escolano, cuyo perfil en el ámbito económico es similar.

Tampoco ha pasado desapercibido en el Gobierno la citada buena relación de Román Escolano con el PP, incluso después del aznarismo. "Es uno de nuestros economistas más conocidos", indican, destacando que ha sido otro aspecto que el presidente ha valorado para incorporarle al consejo de ministros. Sus informes, sobre todo durante la etapa en la que trabajó en el BBVA y en la que ha colaborado con FAES de manera externa, han sido leídos y valorados en Génova durante los últimos años. 

Escolano es, además, un independiente ajeno totalmente a las guerras internas que mantienen a día de hoy en el consejo de ministros los partidarios de Soraya Sáenz de Santamaría y los más cercanos a María Dolores de Cospedal. "No entrará en peleas", dicen en Moncloa sobre la posición de equidistancia y profesionalidad que esperan que mantenga Escolano. De hecho, se destaca de él que sea un "tecnócrata", es decir, una persona alejada de batallas partidistas y sin teóricos amigos íntimos en ningún ministerio.

Rajoy supera así la etapa Guindos, un ministro que quería marcharse de la política desde hace tiempo y que no ha salido precisamente con buen pie del Ministerio de Economía. Los principales bancos españoles estaban deseando también que se fuera de España ("mejor que se marche al BCE") y en el gabinete de Rajoy no tenía ningún amigo. Se le fue Soria y se quedó apartado. Con Escolano estas rencillas quedan también superadas, así como los roces que Guindos tenía con Montoro y que era otra guerra soterrada en el seno del consejo de ministros.

En el Gobierno también descartan que Escolano vaya a posicionarse de alguna manera en la sucesión de Rajoy o presuma de los éxitos colectivos como algo personal. Guindos sí lo hizo en su libro, sacando pecho en primera persona del milagro económico de España y, además, realizando en esa misma obra un " agradecimiento especial" a su amigo Soria cuando había tenido que dimitir por su implicación en los 'Papeles de Panamá'.

Uno de los principales retos que tiene Escolano en su nueva etapa de ministro de Economía es la reforma de los supervisores que Guindos dejó sin cerrar. El compromiso del PP con Ciudadanos contempla en su punto 13 desarticular el modelo de “superregulador” que se creó la pasada legislatura y escindir la actual Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) en dos organismos independientes, uno para temas de competencia y otra para regulación sectorial y de los mercados. También se prevé que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) absorba al supervisor de los auditores, y la dirección general de Seguros y Fondos de Pensiones segregue la función regulatoria -quedaría dentro de Economía- de la supervisora, que se derivaría a una agencia de nueva creación. 

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