La crisis se cierne sobre la hostelería 

Covid, inflación... España ya no es un país de bares y cierran siete cada día

Durante la última década han echado la persiana casi 25.000 establecimientos, principalmente en pequeños pueblos y en los barrios en la periferia de las grandes ciudades, según Hostelería de España. 

Bar cerrado en Hortaleza, Madrid
Bar cerrado en Hortaleza, Madrid
Iñaki Etxarri

España es un país de bares. O al menos lo era. Según el anuario de la patronal de hostelería, Hostelería de España, el país ha perdido 24.470 bares en la última década. Una media de casi 7 bares al día. Solo en 2021 desaparecieron más de 7.000 bares en España. En 2022 había 175.029 bares cuando en 2012 eran casi 200.000. Sin embargo, los que se mantienen son los restaurantes, que suman 80.365, una cifra parecida a la de 2019, antes de la pandemia y un 10% más que hace una década. Pero el bar de toda la vida va desapareciendo poco a poco de nuestras calles y la sangría se hace más evidente en los barrios de las ciudades y en los pueblos de la España rural.

“Un pueblo sin bar es un pueblo fantasma. Se muere”, dicen en Sardonedo, en el páramo de León. Una pedanía de apenas 150 habitantes que en septiembre se quedó sin bar. “Era el lugar de reunión. El lugar a donde íbamos los jubilados a echar la partida por las tardes, a donde acudían a tomar el aperitivo los sábados y los domingos los visitantes del fin de semana...” Pero en septiembre, cuando a quien lo regentaba le cumplió el contrato de alquiler del Bar Las Escuelas, y cuando se acabó el verano -la época de mayor ‘negocio’- el bar echó el cierre. Y así sigue meses después. “La poca vida que tenía el pueblo se acabó”, dice un vecino. “Un bar de pueblo es la mejor medicina contra la soledad”, dice otro. “Sin bar está siendo un invierno más triste en Sardonedo”, sentencia.

Pero el cierre de pequeños bares, que se ha acelerado con la pandemia, no es solo un ‘mal’ de los pequeños pueblos. En las ciudades, en sus barrios periféricos, alejados en centro, también se extiende el ‘mal’. En el distrito de Hortaleza, en Madrid, a veinte minutos en coche de la Puerta del Sol, hace meses que el bar Acebedo está cerrado a cal y canto y con el cartel de se vende entre el cristal y la persiana. Donde antes se servían cañas, cafés y desayunaban, por ejemplo, muchos trabajadores del barrio, ahora solo hay silencio y oscuridad.

Poco más allá, también en el barrio de Hortaleza, el bar Nueva York era el punto de encuentro de los ‘futboleros’ de la zona. Decorado con bufandas de equipos de toda España, Europa y Sudamérica, el Nueva York era el bar del barrio por excelencia. Los cafés y las porras por la mañana, las cañas y sus aperitivos de alitas o tortilla al mediodía, el fútbol en la televisión a todas horas...

Pero llegó la pandemia y lo cambió todo. A Emilio, que lo regentaba desde hacía años, ya no le daba de sí el negocio. Solicitó al ayuntamiento una licencia de terraza como salvación para el bar, pero la oposición vecinal y la negativa del consistorio para instalar “media docena de mesas” en la plaza junto al establecimiento hicieron desistir a Emilio, que cerró el bar y se fue rumbo a Rumanía, su país natal, a emprender nuevos caminos. Sin el Nueva York esta zona del barrio de Hortaleza se quedaba sin bar... “Y casi sin vida”, relata Pedro, que era un habitual del local.

El Presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, explicaba esta semana al presentar los datos del anuario de la hostelería 2022 que los datos del cierre de bares se deben a la transformación del sector y que, en cualquier caso, hay más superficie de hostelería que hace una década porque "los que abren son más amplios y más polivalentes".

Este informe anual muestra que los negocios hosteleros facturaron en la media de 2021 un 30% más que en 2020, aunque comparando con los datos prepandemia suponen un descenso por encima del 33%. En concreto, la producción del sector fue de 87.816 millones de euros, con una aportación al PIB en términos de VAB del 4,4%.

Respecto a las cifras de empleo, se alcanzaron 30.000 trabajadores más que el año anterior, llegando a un total de 1,4 millones. La recuperación se vio reflejada principalmente en la salida de situación de ERTE de muchos de ellos, que al final de 2021 eran 37.000, frente a los 343.000 trabajadores que había en el comienzo del año. No obstante, el empleo todavía suponía en la media del año, 250.000 trabajadores menos que en 2019.

Cifras y cifras, que quizás oculten la realidad que dice que el bar de pueblo echa el cierre en España. Como sucede, por ejemplo, en Castell de Cabres, el municipio más pequeño de Castellón, con 22 habitantes censados, pero una población real de 10 personas durante el año y entre semana. Allí, el dueño del único bar se jubila y el bar-restaurante la Espiga echa el cierre tras 33 años de vida, abrió en 1989, y deja “huérfanos” a sus pocos habitantes. “Sin el bar ya nada será lo mismo”, asegura con tristeza un vecino.

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