La incertidumbre política no ha impedido a España mejorar cuatro puestos en el ránking mundial de facilidades para hacer negocio que elabora anualmente el Banco Mundial. Nuestro país se sitúa ya en el puesto vigésimo octavo, muy por detrás de Nueva Zelanda, Singapur y Dinamarca, los países que encabezan el listado y que repiten en las tres primeras posiciones.
El informe Doing Business del Banco Mundial, que examina las facilidades para hacer negocios en 190 economías de todo el mundo y que en su edición de 2018 cumple 15 años, estudia un total de diez parámetros, incluyendo desde los trámites para abrir una empresa o el cumplimiento de los contratos, hasta la protección de los inversores. A través de estos puntos delimita cuál es el país con mayor facilidad para desarrollar la actividad empresarial.
En el último año, España adelanta a Portugal (29) y Francia (31), tras mejorar en la aplicación de contratos (puesto 26), proteger los intereses de inversores minoritarios (24), en lo relativo a pago de impuestos (34) y a la obtención de electricidad (42). Además, nuestro país mantiene el primer puesto mundial en comercio transfronterizo, honor que comparte con países como Austria, Bélgica, Francia o Dinamarca.
Por el contrario, durante el último año España ha empeorado en aspectos como la apertura de un negocio (86) y retrocede diez puestos en el ámbito de los permisos de construcción (123). Desciende además tres posiciones en registro de propiedades (53) y seis en el apartado relacionado con la obtención de crédito (68). También baja un puesto en la resolución de insolvencias (19).
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